El mundo de los Ferrari clásicos es un mundo en el que apenas quedan conductores. Es un mundo de brokers, agentes de inversión y chequeras con muchos ceros de respaldo. Ya no es un mundo de aceite, olor a gasolina y motores quemados. En 1957 Ferrari produjo varios espectaculares «Spider Scaglietti». No era el coche de un cliente, era un coche oficial de la Scuderia Ferrari, un 335S. Una preciosa máquina de competición que fue construida con el simple objetivo de ser el mejor y más rápido coche de carreras del momento.
Fue construido a principios de 1957, y como no podía ser de otra manera, carrozado por Scaglietti con varias láminas de aluminio, ajustadas a mano. Bajo su capó había lo mejor que Ferrari podía fabricar en 1957. Un «Tipo 140», un motor de doce cilindros en uve, de competición. Su cilindrada era de 3,8 litros, era capaz de girar a 8.000 rpm y estrenaba novedades como un doble árbol de levas. Con una potencia de unos 360 CV, toda su potencia pasaba al suelo mediante una caja de cambios manual de cuatro relaciones.
Como ocurre con los Ferrari de época, su palmarés en competición es el que determina parte de su valor actual. Además, debe estar bien documentado y mantenido. No hay problemas al respecto: el coche pertenece a la colección privada Pierre Bardinon. El mismo Enzo Ferrari, al ser preguntado por la falta de rigor documental y vehículos históricos en las instalaciones Maranello, solía decir «Bardinon ya lo ha hecho por mí». El coche se estrenó en competición en marzo de 1957, con y Peter Collins y Maurice Trintignant como pilotos.
Su primera incursión en las 12 Horas de Sebring no fue estelar, por lo que la Scuderia se inscribió en la Mille Miglia, donde su piloto Wolfgang von Trips terminó segundo con este Ferrari. Tras la carrera, el coche volvió a fábrica, donde se elevó la cilindrada del motor hasta los 4,1 litros. Su potencia ya se estimaba en unos 400 CV, con los que era capaz de alcanzar los 300 km/h. Recordemos que era un coche construido a mano, en una época en la que la electrónica era inexistente, al igual que los túneles de viento.
En las 24 Horas de Le Mans del mismo año, a pesar de retirarse en la quinta hora con problemas mecánicos, estableció el primer récord de vuelta a más de 200 km/h de velocidad media. Aunque no venció carreras en 1957, contribuyó con sus victorias al campeonato de constructores mundial. En 1958 venció en el GP de Cuba y fue pilotado por Sir Stirling Moss. Varias carreras a manos de varios clientes privados fueron el fin de su palmarés en competición, excelentemente documentado. Ha tenido el mismo dueño desde 1970.
Se espera que esta preciosa máquina alcance un valor en subasta de hasta 34 millones de dólares. El récord existente en subasta es de un 250 GTO, subastado hace un par de años por la friolera de 38 millones de dólares. Con todo, podría batir récords si la puja se enciende lo suficiente. Siguen siendo cantidades excesivas para los mortales comunes, lo que evidencia que el valor de estos clásicos sigue en alza, sin visos de detenerse. Este pedazo de historia de Ferrari se entrega completamente restaurado.
Fuente: Petrolicious
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