Nos encanta el BMW i8. Nos gustaría más si destacase más su faceta deportiva, que su visión de gran turismo. Pero entonces es muy probable que no se llamase i8, sino M-algo. El BMW i8 es el mayor escaparate tecnológico de BMW, un coupé de 2+2 plazas con una suerte de mecánica híbrida basada en la combinación de un tricilíndrico y un motor eléctrico, para entregar 362 CV de potencia. Sin ninguna pretensión de serlo, el BMW i8 es también un deportivo con halo de supercar. Por su diseño futurista, por su estética liberada de las ataduras que, por su arquitectura, limitan las posibilidades de cualquier otro BMW. Por sus puertas de tijera, que convierten la operación de entrar y salir del coche en un acontecimiento para todos aquellos que pasean a tu alrededor. ¿Y por qué no un BMW i8 descapotable? Mira con atención a lo que acaba de presentarnos BMW, el i Vision Future Interaction, y comienza a soñar con él.
El BMW i Vision Future Interaction – de momento – no es un BMW i8 descapotable. Ni siquiera es descapotable. Y ni siquiera lo importante es el envase, sino el contenido. BMW ha recurrido a una carrocería de tipo Spyder, sin techo, ni capota, ni nada que se le parezca. ¡Y sin puertas! Una extravagancia más que nos recuerda que no estamos ante el esperado BMW i8 Spyder, sino ante un prototipo creado para mostrarnos las últimas tecnologías de la marca, y las evoluciones de la conectividad, y las interfaces de usuario, que no solo veremos en el i8 pronto, sino también en el resto de la gama BMW.
La carrocería sin techo y sin puertas era únicamente una excusa para hablarnos de esas tecnologías.
El BMW i Vision Future Interaction es, según sus creadores, una evolución del BMW i8 Concept Spyder presentado en 2012. En el que el protagonismo ya no se lo lleva su diseño, ni su mecánica, sino soluciones que hoy en día están en boca de todos, como la conducción autónoma y el coche conectado. BMW habría diseñado un vehículo que, dentro de su diseño espectacular, aboga por el minimalismo en su diseño interior, y en sus interfaces de usuario, siguiendo el paradigma del coche autónomo y conectado del futuro.
Baste un vistazo a esta imagen de su habitáculo para comprobar cómo han desaparecido prácticamente todos los controles y botones, y cómo el salpicadero lo han conquistado una enorme pantalla de 21″, un cuadro de instrumentos también basado en una pantalla, e incluso un parabrisas que, gracias a la información proyectada sobre él, informará al conductor de datos relevantes acerca de la conducción sin que este desvíe la mirada de la carretera.
BMW recurre a la realidad aumentada para ofrecer al conductor información relevante, e intuitiva, como la ruta para seguir las indicaciones del navegador, proyectada sobre la carretera.
BMW también recurrirá al coche conectado para proporcionar información avanzada a sus conductores. Si uno de sus coches se cruza con una incidencia en carretera, como unos desprendimientos de rocas, enviará un aviso a la nube. Si nos acercamos a un tramo en el que se ha producido una incidencia, como esos desprendimientos, la nube avisará a nuestro coche del riesgo, y de su localización, para evitar un accidente.
Si el conductor recurre a la opción de dejar que el coche conduzca por él, a la opción de conducción autónoma de este prototipo, podrá aprovechar su pantalla de 21″ para navegar en internet, leer emails, o ver una película.
Sinceramente, es una lástima que el BMW i8 – de momento – no reciba una carrocería descapotable. Un acontecimiento que, tarde o temprano, sabemos llegará. Acerca de las tecnologías de este prototipo, y la filosofía que seguirán los próximos lanzamientos de BMW, os seguiremos hablando largo y tendido. Porque ya os adelantamos que este año BMW en el CES 2016 tiene mucha tela que cortar.
Fuente: BMW
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