Mazda se adentra en el segmento de los SUV del segmento B con especial gracia, con una más que interesante apuesta, un Mazda CX-3 que lleva el nuevo lenguaje de diseño de la marca, esta nueva etapa que están viviendo lo de Hiroshima, a un nueva dimensión. Nace dispuesto a verse las caras con el Nissan Juke, con el Renault Captur, con el Peugeot 2008 y en definitiva con toda esa enorme ola de pequeños crossovers que ya se han olvidado por completo del campo y se han propuesto conquistar la ciudad. Ahora es el momento de ponernos tras el volante de este nuevo Mazda CX-3 y conocer como se desenvuelve dinámicamente o si su interior estará a la altura de esa atractiva planta.
Culminando una nueva línea de productos:
Buenos tiempos corren en una Mazda en la que en un corto periodo de tiempo ha visto como ha evolucionado su gama hacia un nuevo lenguaje de diseño, nuevas tecnologías y motorizaciones. De los Mazda3 y Mazda6 a un nuevo Mazda2 del que bebe bastante este Mazda CX-3 o un nuevo Mazda MX-5, todos ellos amparados bajo el paraguas del lenguaje de diseño KODO y la tecnología Skyactiv.
Esta nueva gama de productos ya se están haciendo notar realmente bien en las cifras de ventas de la marca que atendiendo de manera particular al caso que nos ocupa hoy, ciñéndonos al Mazda CX-3, nos dejan con una previsiones de ventas a 12 meses de unas 4.000 unidades de las cuales un 90% serán de tracción delantera, un 80% con cambio manual y un 70% con motorización diésel.
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Conociendo al Mazda CX-3, sus cifras:
Este Mazda CX-3 deriva de la plataforma del Mazda2 al tiempo que se asemeja estéticamente mucho a este, así como en la concepción de su interior. Conservando su batalla, de 2.570 mm, es más grande que el utilitario, 215 mm más para ser más exactos.
En cifras nos ofrece una longitud de 4.275 mm, una anchura de 1.765 mm (2.049 mm de espejo a espejo) y 1.535 mm de alto. Su peso, en orden de marcha y sin conductor, va desde los 1.230 kg a los 1.370 kg.
¿Cómo queda conformada la gama del Mazda CX-3?
La gama del Mazda CX-3 se distribuye en dos motorizaciones gasolina, de 120 y 150 caballos y en una alternativa diésel de 105 caballos, contando con la posibilidad de recurrir a la tracción total y disponiendo de dos acabados principales, el Style y el Luxury.
Puedes conocer en detalles la gama, los precios y el equipamiento detallado de todas las opciones en el artículo “Mazda CX-3 2015: gama y precios para España”.
En el caso de nuestra unidad hablamos de una alternativa con el motor gasolina de 120 caballos, atmosférico, de 4 cilindros y de 2 litros de cubicaje, toda una rareza en este mundo de motores sobrealimentados y de pequeño cubicaje en el que actualmente estamos inmersos. Esta unidad se encuentra asociada además al acabado Luxury y a una transmisión manual, siendo su tracción 4X2.
Su precio de partida por tanto, teniendo en cuenta las condiciones mencionadas y sin sumar extras adicionales ni restar descuentos es de 22.980 euros, un importe considerable sí para un coche que aunque bien equipado y bien dotado mecánicamente entra, por precio, en el terreno de muchos SUV del segmento C como el Nissan Qashqai o el KIA Sportage.
¿Qué nos encontramos en su exterior en un primer vistazo?
Me gusta y mucho el actual lenguaje de diseño de la marca. Me gustan sus rasgos, esa unión de ópticas y parrilla, como discurre el capó desde el pilar A, la curva lateral de sus ventanillas y esas pequeñas ópticas traseras que aderezan una zaga en la que también debemos destacar la doble salida de escape.
Esos pasos de rueda, esa talonera y claro, la altura sobrelevada se encarga de marcar las distancias evidentes con el Mazda2 y de realzar su imagen de crossover, si bien si situamos el coche ante cualquier berlina, compacto o utilitario caeremos en la cuenta de que no, el Mazda CX-3 no es demasiado alto, perfecto para ofrecernos esa sensación visual de coche alto, ese porte más “duro” sin repercutir negativamente en su dinámica, como más adelante veremos.
Hablar de la estética siempre tiene cierto matiz subjetivo, aunque hay bellezas (y fealdades) objetivas, pero este Mazda CX-3 me parece, frente a Juke, 2008, Captur, Tivoli y demás alternativas del segmento B-SUV, la opción más atractiva.
Adentrándonos en su habitáculo:
Entrar en el interior del Mazda CX-3 te resultará enormemente familiar si has entrado recientemente en el de un Mazda2. A primer golpe de vista nos encontramos con un buen diseño, una bonita instrumentación presidida por su cuentarrevoluciones, la pantalla de su sistema multimedia coronando el salpicadero, un buen aspecto para su volante, esos aireadores redondeados…
Me gusta el interior del Mazda CX-3, me gustan sus mandos circulares, lo “limpio” que queda su salpciadero o ese mando para el sistema multimedia que irremediablemente, salvando las distancias, nos recuerda a los empleados en BMW o Audi.
La calidad a la vista es buena, topándonos al tacto con buenos ajustes y zonas que si bien no emplean plásticos blandos no transmiten para nada una mala sensación.
Quedo muy conforme con el interior del Mazda CX-3 en lo que a materiales, diseño y ajustes se refiere. Sobre todo en lo relativo a su diseño, pero ¿dónde se esconden las principales pegas de este habitáculo?¿es que acaso no las tiene?
La principal pega del interior de este Mazda CX-3 llega al abordar su habitabilidad, al tratar el espacio disponible. Las plazas delanteras se saldan con una correcta disposición, pero las traseras resultan algo estrechas y sobre todo con un espacio longitudinal algo limitado, aunque claro, debemos tener presente que estamos ante un coche del segmento B y que su uso principal va a ser urbano con ciertos trayectos interurbanos. Las formas dadas a la caída de su techo, a esas ventanillas posteriores, acrecientan además la sensación de falta de espacio.
En lo relativo a su maletero nos encontramos en cambio con una buena capacidad de carga, ofreciéndonos 350 litros con un espacio de rectas formas y con una boca de fácil acceso. Por contextualizar su tamaño cabe recordar que un SEAT León ofrece una capacidad cercana con 380 litros. Si plegamos la fila posterior de asientos nos topamos entonces con una capacidad de 1.260 litros.
Bien por tanto por diseño, bien resuelto en ajustes y acabados y el fallo de unas plazas traseras no demasiado virtuosas. Ahora toca comprobar que tal se desenvuelve dinámicamente.
Sobre su dinámica
Ponemos en marcha su mecánica. Su instrumentación cobra vida y el habitáculo queda comandado por una grata suavidad y silencio. No hay vibraciones, el motor palpita pausadamente y el habitáculo nos demuestra un agradable aislamiento. Meses atrás cuando me puse por primera vez detrás de su volante y probé la alternativa diésel me encontré con una sensación similar pero no tan acusada.
Los primeros metros se perciben con una firme suspensión y una dirección con un buen tarado, buen peso y precisión que se saldan minutos después con una primera sucesión de curvas en las que el CX-3 saca a relucir otro de sus grandes pilares, una dinámica realmente buena de imperceptible balanceo e incluso ligero deleite, algo a destacar si tenemos en cuenta que ante nosotros tenemos un coche del segmento B y con carrocería SUV.
En ciudad sus cotas le dan una buena agilidad, en curvas, sus suspensiones, su dirección e inercias cumplen con una más que favorable experiencia y en autopista el buen aislamiento y el buen rodar de su propulsor gasolina.
A propósito de este, el bloque atmosférico de dos litros de cubicaje y cuatro cilindros, que recordemos desarrolla una potencia de 120 caballos, nos deja con una animada entrega líneal que mueve con sobrada soltura el conjunto del CX-3 participando activamente en esa buena dinámica en la que la rigidez de su estructura, sus suspensiones y su dirección tienen tanto que decir.
Su condición de atmosférico no se traduce en ningún momento en algún tipo de carencia en bajas vueltas, ni mucho menos. A un régimen “normal”, a 2.000 vueltas, nos topamos ya con una grata respuesta.
Mención destacada para su caja de cambios. Rápida, con un tacto realmente bueno, de recorridos bien guiados y en buena posición invita a ser utilizada en una conducción animada al tiempo que se muestra dócil en el día a día, algo aplicable a esa mencionada parte ciclo. Eficaz en el paso por curva y eficaz en el belicoso tránsito urbano entre baches, adoquines, resaltos varios…
Por tanto nos encontramos con un excelente resultado en el que nos topamos por un lado con una buena puesta a punto, muy capaz en el paso por curva, un alto confort de rodadura y una mecánica atmosférica que mueve con grata soltura a este CX-3 al tiempo que colma su buen aislamiento a golpe de nulas vibraciones y escasa ruido mecánico. Su consumo mixto durante esta prueba se saldó habitualmente con consumos que rondaban los 6.5 l/100 km, superando con holgura los 8 l/100 km en vías urbanas y saldándose con cerca de 6 l/100 km en trayectos interurbanos.
De por que considero que es la referencia en el segmento:
Hora de la despedida. Hora de poner fin a este encuentro con el nuevo SUV de Mazda, con el anti-Juke de Hiroshima, con esa genial reinterpretación del lenguaje KODO, de la tecnología Skyactiv, bajo el prisma de los B-SUV. La jungla de la ciudad tiene nuevos actores con este segmento, el Juke goza de una prolífica representación en nuestras calles, no paran de sumarse alternativas y este CX-3 nos presenta una fresca oportunidad de contar con un coche de tamaño comedido, buena dinámica, buen diseño y un interior que sin gozar de un exuberante espacio nos ofrece un porte maduro, bien resuelto.
De considerar un coche en este segmento sería mi candidato aunque por supuesto no podemos perder de vista las cuestiones monetarias y donde este se alza con un precio de partida de 20.345 euros, a los que debemos restarle de entrada 1.800 euros de campaña promocional, otros, como el Juke o el Captur, lo hacen desde cerca de los 13.000 euros, ofreciéndonos otras mecánicas y equipamiento claro, pero poniendo sobre la mesa un tentador precio.