Las llantas de aleación hoy en día siguen siendo un buen reclamo para comprar un coche, incluso a sabiendas de que son un componente muy extendido, salvo en las gama más bajas de ciertos productos económicos. Quizás muy pronto debamos olvidarnos de ese reclamo, y empecemos a escuchar a los fabricantes hablar de llantas de plástico. Aunque pensándolo bien, es muy probable que se inventen un reclamo mejor, más comercial. El plástico lo asociamos a productos de baja calidad, e incluso a envases desechables, y objetos de usar y tirar. ¿Pero sabías que muy pronto podríamos acostumbrarnos a ver coches con llantas de plástico? ¿Podías imaginarte que eso sería una gran idea?
Los fabricantes siguen dando pasos hacia el aligeramiento de sus coches. En la punta de la lanza, y como no podía ser menos, están los deportivos, y los coches de lujo. BMW se sacaba de la manga hace poco unas llantas de fibra de carbono para su BMW M4 GTS. Hemos de reconocer que la fibra de carbono, a diferencia del plástico, tiene mejor fama. Tal vez porque nos recuerde a industrias punteras, como la aeronáutica, la Fórmula 1, o simplemente porque su aspecto nos resulta bonito.
En cualquier caso, ya hay fabricantes que están trabajando con llantas en materiales plásticos que podrían ser igualmente ligeros (ahorrarían 3 kilogramos por llanta, con respecto a una llanta de aleación) y gozar de otras ventajas añadidas con respecto a la fibra de carbono.
La solución no es nueva, de hecho Citroën ya apostó por una tecnología similar en el SM en los años setenta. BASF lleva años trabajando en un material plástico, un polímero que han denominado Ultramid, formado por finas fibras de vidrio que conseguirían que la resistencia a la fractura y el estrés de estas llantas fuera equiparable, o incluso mejor, que el ofrecido por una llanta de aleación. Ese sería uno de los grandes retos para lanzar esta tecnología, junto con el de convencer a un fabricante para apostar por ello. Según BASF, los procesos industriales que se requieren para producirlo harían que además fueran económicas.
Pero la importancia de una llanta más ligera no está solo en los 12 kilogramos que podría ahorrar un vehículo gracias a ellas, que ayudaría a objetivos como la reducción de emisiones, o el aumento de la autonomía de los eléctricos. Aún más importante que el cómputo global de la masa de un coche para su eficiencia, están conceptos como el momento de inercia. Una rueda más ligera (sobre todo si es más ligera en los puntos más alejados de su eje central) requerirá una energía significativamente menor para girar, y para iniciar el giro.
Esta tecnología, que se presentó hace años en el prototipo smart forvision, muy probablemente la veremos pronto en turismos de producción. En los últimos años, fabricantes como Audi también han dejado entrever la posibilidad de que sus productos acaben introduciendo esta tecnología, que quizás sea especialmente interesante para la llegada de nuevos coches eléctricos.
Fuente: BASF
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