La bomba del día, al respecto del escándalo de los diésel de Volkswagen, llegaba este miércoles de la mano de un comunicado de la marca que reconoce que Martin Winterkorn, CEO de Volkswagen AG por aquel entonces, fue avisado de la situación en mayo de 2014, un año antes de que el escándalo fuera reconocido, y se diera a conocer a la opinión pública. Este comunicado (ver en el portal de prensa de Volkswagen) habría sido publicado al hilo de las informaciones de Bild am Sonntag y The New York Times que ya apuntaban en esta dirección. Un comunicado que reconoce el desconocimiento de si Winterkorn leyó el informe que se le facilitó advirtiéndole del problema o no.
Según Volkswagen, en las investigaciones internas que están llevando a cabo para desentrañar cómo, y gracias a quién, se produjo este este escándalo, se habría encontrado un mensaje interno, con fecha del 23 de mayo de 2014, en el que Winterkorn recibía el estudio que había destapado en Estados Unidos las irregularidades de los diésel. El 14 de noviembre de 2014 se habría enviado un nuevo mensaje interno a Winterkorn informándole de este y otros problemas referentes a defectos de fabricación.
Hablamos de una aguja en un pajar, pero de una información sumamente relevante para la investigación, si no fuera porque Volkswagen asegura no saber si Martin Winterkorn leyó esos mensajes internos, de entre todos los mensajes que se encontraban en su bandeja por aquellos días. Volkswagen asegura que la investigación está trabajando con 102 terabytes de datos, el equivalente a aproximadamente 50 millones de libros.
A pesar de las informaciones surgidas hoy, Volkswagen sigue defendiendo la teoría de un grupo aislado de ingenieros.
El problema habría surgido en el momento en que Volkswagen tomó la decisión estratégica de lanzar una ofensiva diésel en Estados Unidos. La marca alemana se encontró con un escollo tan importante como el de que las emisiones máximas de NOx homologadas admitidas en Estados Unidos fuera de 31 mg/km, seis veces menos de los límites en Europa con la normativa Euro V.
Todo apunta a que en el desarrollo de los motores diésel, de la familia EA 189, los ingenieros se encontraron con un gran problema, el presupuesto de que disponían no permitía cumplir los objetivos que se habían propuesto, de manera que alguien decidió introducir un código capaz de maquillar las emisiones sobre el banco de rodillos, para que estas fueran muy inferiores a las obtenidas en condiciones reales.
Volkswagen asegura que aún no han identificado a los responsables del fraude.
También sabemos que, el 27 de julio de 2015, Martin Winterkorn estuvo presente en una reunión con otros miembros de Volkswagen en la que se habló del problema de las emisiones de los TDI, pero no han trascendido las conclusiones a las que se llegaron en ella, ni la información que por aquel entonces tenía la cúpula de Volkswagen de lo sucedido.
A finales de agosto de 2015 los técnicos de Volkswagen ya conocían las causas del fraude de los diésel en Estados Unidos, y estaban analizando su solución, y las repercusiones que podría tener para la marca, con un equipo de asesoramiento legal. Unos días más tarde, ya en septiembre, Volkswagen comunicaría lo sucedido a los organismos estadounidenses (CARB y EPA), e informaría a Martin Winterkorn de lo sucedido.
Winterkorn dimitiría tras destaparse el escándalo, el 23 de septiembre de 2015. Y según fuimos conociendo las soluciones planteadas para eliminar el dispositivo que «trucaba» las emisiones, nos percatamos de que este problema que afectó en menor medida a los motores homologados en Europa, había estado localizado todo el tiempo en la ofensiva diésel que planteó Volkswagen en Estados Unidos.
Fuente: Volkswagen
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