Corea del Norte es una pequeña gran nación, que bajo el sabio liderazgo del Gran Líder resiste los envites del enemigo imperialista. Algo similar dirán cuando anuncien la muerte de la escasa industria automovilística norcoreana, compuesta exclusivamente por el pequeño fabricante Pyeonghwa Motors. Y la razón de esta muerte no es otra que una nueva ronda de sanciones para Corea del Norte, impuestas por Estados Unidos tras los tests nucleares del pasado mes de enero por parte del régimen de Kim Jong-Un.
Estos tests pusieron al mundo al tanto de las capacidades nucleares de Corea del Norte y una reciente puesta en órbita de un satélite ha sido vista como una prueba velada de un misil balístico. Las sanciones económicas aislan aún más a un país ya muy pobre, con racionamientos de comida y necesidades claras de productos básicos. Se cree que la mayor parte del poco combustible que importa el país va destinado a las fuerzas armadas y a pruebas militares. En las calles del país, apenas circulan un millón de coches, según Business Insider.
Y la cifra me parece realmente alta: estamos cansados de ver vídeos de las calles desiertas de Corea del Norte. Las sanciones impuestas por EE.UU. atacan contra las líneas de suministro de Corea del Norte, especialmente sus partners chinos. Muchas empresas chinas poseen negocios en joint-venture con empresas norcoreanas, y son las que suministrarían hasta el 90% de los componentes empleados por Pyeonghwa Motors. No es ningún secreto: la empresa ensambla kits CKD de origen chino con mínima manufactura local.
Estados Unidos corta esos lazos mediante la amenaza: si estas empresas chinas tienen lazos económicos con EE.UU., operan con bancos americanos o pretenden vender sus productos en EE.UU. y se descubre su relación con Corea del Norte, su «sueño americano» podría desaparecer. Incluso podrían llegar al embargo de sus cuentas en EE.UU. o su stock. Es decir, disuaden a cualquier empresa que quiera hacer comercio internacional con Corea del Norte. Una sentencia de muerte para su escasa industria automovilística, que no tenía malas proyecciones.
Según ANE, la demanda de vehículos industriales habría aumentado en 10.000 unidades anuales y estaban llegando a Corea del Norte vehículos interesantes, como una versión china de las Volkswagen Crafter o FIAT Dobló.
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