Estos días me encontré con una situación realmente curiosa, la de conducir un roadster y contemplar la reacción de conocidos (y desconocidos), amigos y familiares al verlo. En una gasolinera me hacen la pregunta que más veces he escuchado probando coches, ¿cuánto corre? Otro amigo me pregunta, ¿y qué potencia tiene este deportivo? A lo cual respondo, menos que tu SUV. Mi madre, como de costumbre, me dice: «hijo, no corras, que ese coche tiene que ser muy rápido». Lo curioso es que ese roadster, que a todos les parecía tan potente, rápido, y llamativo, tiene un motor más pequeño que la mayoría de los coches que vemos por la calle, y una potencia modesta, similar a la de cualquier compacto generalista. Somos conscientes de que no es necesario un derroche de potencia para divertirnos, ni para cubrir nuestras expectativas, pero también de que en el mercado existen auténticos corderos con piel de lobo, como estos 4 premium que parecen deportivos, ¿pero realmente lo son?
1. BMW Z4 sDrive 18i (156 CV).
El BMW Z4 es el heredero de una ilustre saga de deportivos que se remonta varias décadas atrás. Llamadme fundamentalista, pero en mi cabeza un Zeta de BMW siempre ha de gozar de un motor de seis cilindros. Lo importante es que, por cuestiones comerciales, y por la lógica actual del mercado, un modelo como el BMW Z4 exige articular una gama en torno a motores de cuatro cilindros y turbo. Y esa es la razón por la cual la mayoría de los motores disponibles en el último Z4, y también los más demandados por sus clientes, y recomendables para la mayoría, son los de cuatro cilindros, disponibles en 156 CV, 184 CV y 245 CV. La única posibilidad de adquirir un BMW Z4 con un seis en línea es elegir un BMW Z4 sDrive 35i o sDrive 35is.
Hace un par de años pudimos probar el BMW Z4 sDrive 18i, y si bien nos pareció suficiente para pasar un buen rato, y adecuado para el que busque un bonito roadster sin más pretensiones, si no un seis cilindros, sí que recomendaríamos un motor más «cañero», como los sDrive 20i y sDrive 28i de 184 y 245 CV. El BMW Z4 sDrive 18i sigue siendo un cordero con piel de lobo.
El precio de un Z4 sDrive 18i arranca en 39.950€ (ver prueba del BMW Z4 sDrive 18i).
2. Audi TT Coupé 2.0 TDI ultra (184 CV).
¿Puede ser un diésel deportivo? Buena pregunta. Si hay una marca, y un modelo, que ha generado más debate al respecto ese es sin duda el Audi TT. Hace 8 años en Audi se propusieron una aventura cuanto menos peculiar, y a la postre acertada en términos comerciales, la de lanzar el primer deportivo diésel. Y así las cosas, el Audi TT se ganó un motor turbodiésel de cuatro cilindros que probablemente haya contribuido a convertir al TT en uno de los deportivos más populares en Europa.
El nuevo Audi TT no solo goza de un motor 2.0 TDI con 184 CV de potencia, sino también de la coletilla ultra, que para Audi significa haber trabajado específicamente ese modelo para lograr un ahorro en los consumos considerable. Sin ir más lejos, el TT 2.0 TDI homologa 4,3 litros/100 kilómetros.
El gran problema no es otro que su precio. Pagar 43.480€ por un Audi TT diésel cuando tienes por 37.020€ un 1.8 TFSI de 180 CV, o incluso un 1.8 TFSI S tronic por 39.660€, debe ser motivo más que suficiente para replantearte si de verdad vas a hacer suficientes kilómetros como para necesitar un coupé deportivo diésel.
3. Mercedes SLC (204 CV).
Pero Audi no viaja sola en la senda de los deportivos diésel. Sin ir más lejos ahí tenemos a un Mercedes SLC, de sus compatriotas de Mercedes-Benz, que se comercializa con un motor diésel de 204 CV de potencia. Si un coupé deportivo con un motor diésel nos parece cuestionable, un roadster diésel es poco menos que una herejía. Y una vez más los resultados comerciales hacían que nos equivocásemos. El diésel también tenía sentido en el Mercedes SLK, que acogió el gasóleo en 2011, como lo sigue teniendo en el Mercedes SLC, su sucesor.
El Mercedes SLC 250d arranca en 49.250€, mientras que el Mercedes SLC 200 de 184 CV está disponible desde 45.250€.
4. Lexus RC 300h (223 CV).
Es el último que hemos probado. El Lexus RC atrae miradas allá donde va, especialmente si lo conduces con una carrocería naranja tan llamativa como la que vestía el Lexus RC 300h que catamos hace unas semanas en Mallorca. Lo curioso de este coche es que es híbrido, goza del mismo motor que el Lexus IS 300h. Eso significa tener un motor excelente para gozar de unos consumos muy bajos en ciudad, suave y confortable, pero también tener menos potencia y empuje del que desearíamos, y lamentarnos de que su transmisión variable continua no nos enganche.
Cuanto menos interesante, no tanto por sus prestaciones, sino sobre todo por su diseño. Nos gusta que este RC 300h no sea tan diferente de la verdadera bestia de la gama RC, el RC F V8 de 477 CV. En cualquier caso estamos ante un auténtico cordero con piel de lobo (ver prueba del Lexus RC 300h y prueba del Lexus RC F).
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