Corría el año 1987, y mientras en occidente los peinados tipo mullet y el rock de pelo en pecho triunfaban, la URSS seguía siendo un país aislado en su régimen comunista. La progresiva apertura de la URSS al mundo durante los años 80 permitió un cierto influjo de cultura occidental, quizá más permeable en repúblicas soviéticas cercanas a Europa. Lo cierto es que la URSS tenía mucha población con formación técnica y bastante tiempo libre. Y ya sabemos bien que la pasión por el automóvil no entiende de fronteras o política.
Muchos soviéticos eran torneros, fresadores, chapistas, ingenieros o mecánicos. Aunque sus recursos eran muy limitados y sus coches en el mejor de los casos eran vetustos Lada o Volga, muchos se apañaban para darles un toque personal. No había talleres de tuning, y la competición estaba mal vista por ser considerada un vicio capitalista. Por tanto, estaban solos: todas las preparaciones eran caseras. Y algunas de ellas son el vivo ejemplo de un dicho recurrente, «la necesidad agudiza el ingenio».
Muchos coches eran completamente irreconocibles. Aunque su base fuera un simple Lada 2104, parecían deportivos de origen europeo, cuya inspiración posiblemente fuera algún recorte, alguna revista perdida. Otros eran auténticos inventos, por ejemplo un coche anfibio o una especie de autocaravana primitiva. Todas las imágenes corresponden al encuentro anual de coches tuning de Bryansk, una ciudad situada a 380 km al suroeste de Moscú. Han sido publicadas por el blogger Andrey Chudakov, y la web English Russia se hizo eco de las mismas.
Apenas unos pocos «chiflados» preparaban sus coches de forma tan extrema – muy poca gente tenía coche – y quizá son los mismos que ahora ocupan cargos de responsabilidad en la industria automovilística de Rusia. A tenor de las obras de aquél entonces, imaginación no les faltaba. Una serie de imágenes dignas de admiración.
Fuente: English Russia
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