Me encanta ver anuncios de coche en televisión. Llamadlo deformación profesional, porque lo es, pero incluso en mis días de asueto, en los pocos ratos que veo algo en la televisión que no sea video on demand, disfruto viendo anuncios, y pensando en las razones que ha llevado a un fabricante a escoger ese vídeo, esa promoción, o ese espacio publicitario concreto. Y he de reconocer que uno de los que más me ha sorprendido en los últimos días ha sido el del Dacia Sandero, que se presenta, sin remilgos, ni complejos, con unas llantas de chapa de 15″. ¿Es cuestión de honestidad, cumplimiento de preceptos legales, o simplemente estrategia comercial para publicitar el Dacia Sandero?
Diría que la honestidad, y el cumplimiento de leyes en materia publicitaria, desaparece en el momento en que se permite que una letra pequeña te recuerde que las imágenes que aparecen en el anuncio no se corresponden, estrictamente, con el modelo que promociona la oferta. Aunque este no sea el caso, esa práctica es habitual en Dacia, y también en otros fabricantes. Es muy común que veamos anuncios de coches, anunciando a bombo y platillo un precio desde X euros mostrándonos una versión deportiva, o con un equipamiento tope de gama, que estará varios miles de euros por encima de ese precio promocional.
Dacia presenta inicialmente un Dacia Sandero vestido de Stepway, en localizaciones muy espectaculares, para recordarnos finalmente que un Dacia Sandero básico cuenta con llantas de chapa, sin más.
El anuncio que ves en este vídeo no es exactamente el que se está emitiendo estos días, puesto que se trata de una promoción anterior, de 2014. En cualquier caso, el anuncio es esencialmente el mismo. Un anuncio que culmina con un Dacia Sandero con un acabado muy básico (pero no el que más), y sus correspondientes llantas de chapa de 15″. Si en Dacia hubieran querido ser honestos, de verdad, aún nos habrían mostrado como es el Dacia Sandero más económico, que por 6.200€ es un Base 1.2 de 75 CV que, entre otras cosas, cuenta incluso con defensas de plástico negro, y no en el color de la carrocería, para lo cual ya deberíamos escoger un Ambiance (ver prueba del Dacia Sandero Stepway).
En el mundo del low cost y el marketing existe todo un abanico de estrategias que están llamadas a generar en el cliente una sensación muy concreta, la de haber adquirido un producto barato, y en el fondo haber realizado una compra inteligente. Estrategias que no pretenden redundar en una sensación de calidad, sino en una sensación de ahorro, y austeridad. Y esa es una buena razón para que Dacia nos muestre a un Sandero con un aspecto que no le favorece demasiado, la de saber que muchos clientes no se sienten frustrados porque su presupuesto no les permita comprar un producto más caro que un Dacia, por ejemplo un Renault, sino porque esos clientes prefieren optar por un Sandero básico porque este cubre con sus expectativas.
Si lo pensamos detenidamente seguro que recordaremos más anuncios de Dacia en los que el objetivo siempre ha sido recordar al cliente que con un precio más ajustado, al de prácticamente todos los modelos de su categoría, un Dacia puede cumplir con la misma funcionalidad que estos.
Uno de los mejores ejemplos lo podemos encontrar fuera de la industria del automóvil, en los verdaderos reyes del low-cost, en Ryanair. ¿De verdad pensáis que sus vuelos son más baratos por el hecho de recurrir a un diseño corporativo, y a una decoración en el interior de sus aviones, con tonos tan estridentes como el azul y el amarillo? ¿De verdad pensáis que haber mantenido una web corporativa tan anticuada, en términos de diseño, hasta hace poco contribuía a hacer que sus billetes fueran más asequibles?
Michael O’Leary y su gente sabían que muchos clientes se sienten orgullosos, y alardean de ello ante sus amigos, de haber volado miles de kilómetros a un precio ridículamente bajo. Probablemente esa haya sido la mayor publicidad que ha conseguido Ryanair en todos estos años, la de conocer la historia de aquel amigo, o aquel familiar, que voló a París y regresó por 15€, y que probablemente tuvo que pagar más dinero en los autobuses y trenes hasta el aeropuerto que en el propio vuelo. Una sensación que, sin duda, aún afianza más su imagen corporativa.
Fuente: Dacia
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