No es normal, ni mucho menos, que hablemos de un producto de Volkswagen empleando términos como error, o fracaso. Pero definitivamente el Volkswagen Phaeton es cualquier cosa menos un producto convencional, el clásico best-seller en su categoría que Volkswagen suele crear. Sea como fuere, el Volkswagen Phaeton no cumplió con las expectativas que se habían puesto en un modelo que, por decirlo de alguna forma, permitía a Volkswagen sacar los pies del tiesto, abogar por un producto más centrado en la imagen, que en el volumen, pero a la vez arriesgar entrando en una categoría en la que la marca alemana teóricamente tenía experiencia. Del correcto análisis de esos errores dependerá el éxito de su sucesor, que ya está cocinándose en Wolfsburgo para llegar a los concesionarios en los próximos años.
1. Las cifras que no se cumplieron.
Volkswagen había previsto contar en su flamante factoría acristalada de Dresden con una capacidad de producción de 20.000 unidades cada año, con la posibilidad de elevar la producción hasta las 35.000 unidades, e incluso sobre las 50.000. En 15 años de producción tan solo se construyeron 84.253 unidades. A día de hoy, con el cese del Volkswagen Phaeton, la fábrica «transparente» de Volkswagen en Dresden ha cerrado sus líneas de montaje para reconvertirse en un centro en el que Volkswagen nos presentará su estrategia de electrificación digitalización para los próximos años.
2. Una mala interpretación del atractivo de un prototipo y su posible éxito comercial.
Todo comenzó en 1999, cuando Volkswagen presentó en el Salón de Frankfurt un prototipo, el Volkswagen Concept D, que anticipaba los rasgos de lo que sería un sedán de lujo. Aquel prototipo con motor V10 vería como una de sus características más notables, un diseño de zaga con portón trasero, se vería sustituido por un diseño de sedán de tres cuerpos, con voladizo y tapa del maletero convencional, siguiendo la tradición de las berlinas de lujo. Las reacciones favorables que llevaron a Ferdinand Piëch a dar luz verde al proyecto jamás se cumplirían a tenor de sus resultados comerciales.
3. Uno de los mayores fiascos de la historia, con pérdidas millonarias.
Se estima que Volkswagen habría invertido 2.000 millones de euros en el Volkswagen Phaeton, estimación que habría llevado a Automotive News hace dos años a suponer unas pérdidas estimadas en torno a 28.101 euros por cada Volkswagen Phaeton vendido. Eso es un inmenso fracaso para una marca como Volkswagen, que si de algo presume es precisamente de los cuantiosos márgenes de beneficio que dejan sus productos.
4. Ya no hay sitio para la megalomanía.
En cierta medida el Volkswagen Phaeton es un proyecto megalómano. Volkswagen podría haber utilizado la infraestructura del grupo para producir el Phaeton, pero en su lugar levantó la Gläserne Manufaktur, una fábrica enclavada en Dresden creada por y para la producción del Phaeton. Y aquella no era una fábrica cualquiera, sino un inmenso edificio acristalado que debía representar la transparencia de la marca para con sus clientes, aprovechando la metáfora de la ausencia de paredes opacas que permitían contemplar cómo se producía el Phaeton desde el exterior.
El Volkswagen Phaeton contaría incluso con motores que hoy en día sería difícil comprender en un sedán de la marca, motores como un W12 de 6.0 litros de gasolina y un diésel V10 de 5.0 litros.
No es de extrañar que para su sucesor en Volkswagen hayan pensado en una alternativa mucho más lógica en estos días que corren, la del motor eléctrico y baterías de gran capacidad, una estrategia para plantar cara al Tesla Model S.
5. Un despliegue de recursos sin precedentes.
Quizás el error estuvo precisamente en pensar que Volkswagen podía desarrollar y fabricar por sus propios medios un producto de gran lujo, sin delegar en marcas del grupo con más tradición en tal empresa, y con una imagen que podría justificar su precio, como Audi, o Bentley. Dicen las malas lenguas que Ferdinand Piëch entregó a los ingenieros una lista de requisitos de calidad extraordinarios, como el hecho de que el Phaeton debiera ser capaz de circular ininterrumpidamente a 300 km/h con una temperatura exterior de 50ºC manteniendo una temperatura interior de 22ºC, independientemente de que su velocidad máxima estuviera limitada electrónicamente a 250 km/h. El Volkswagen Phaeton acumuló más de 100 patentes nuevas de Volkswagen.
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