Sucedió estos días. La Audiencia Provincial de Málaga confirmó la condena para un motorista que había tenido la brillante idea, o eso debió pensar él, de trucar la matrícula de su motocicleta con cinta adhesiva negra. ¿Quién no ha intentado alguna vez transformar un cero en las notas del colegio en un ocho, o un diez? Engañar a un padre es difícil, pero aún más hacerlo con los agentes de policía. Las consecuencias de lo primero son como mucho una regañina, pero trucar la matrícula de tu coche es un delito, que incluso puede llevarte a prisión. Y estos no tardaron en percatarse a su paso de que la matrícula tenía un trozo de cinta negra colocado estratégicamente para transformar letras, e imaginamos que librarse de multas por radares fijos y móviles.
El condenado había intentado hacer que la letra C de la matrícula de su motocicleta se viera como una G. Pero entonces, un buen 15 de noviembre de 2015, una patrulla le daría el alto cuando conducía por la N-340, en el término municipal de Torremolinos, al percatarse de que algo olía mal en esa matrícula. En ese momento, el acusado hizo lo que según los agentes interpretaron como «gestos extraños» para retirar el trozo de cinta adherido a la matrícula.
La sanción siguió adelante, y el acusado se excusó asegurando que ese trozo de cinta era obra de un «graciosillo» que manipuló las matrículas de los vehículos que estaban aparcados junto a su trabajo. No sé vosotros, pero jamás he visto a un graciosillo manipulando matrículas en mi barrio.
El gran problema está en que una actitud que a priori puede parecer inocente, como sinónimo de ilusa, o incluso infantil, puede conllevar sanciones realmente duras.
La Audiencia Provincial de Málaga ha condenado a este motorista por un delito de falsedad documental. De manera que la sanción impuesta es muy superior a la que hubiera recibido si, por ejemplo, no hubiera manipulado la matrícula y hubiera sido cazado por un radar. Hablamos de 2.100€ de multa y una pena de nueve meses de cárcel.
En definitiva, y si estabas pensando en manipular tu matrícula para esquivar a los radares, parece que el remedio es mucho peor que la enfermedad…
Fuente: Diario Sur
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