Hoy por hoy, una buena parte de los impuestos para mantenimiento de infraestructuras se obtiene de los combustibles. En España, en torno a 50 céntimos de euro por litro son carga impositiva, siendo el resto cobertura de costes y un margen para la petrolera/distribuidora. Lo que un senador de Illinois ha propuesto es gravar a los automovilistas en función de sus kilómetros recorridos. ¿Tiene sentido un combustible más barato y un impuesto aparte directamente ligado al uso de la infraestructura viaria?
Paga por kilómetro recorrido, no por litro gastado de combustible
El senador del estado de Michigan, John Cullerton, ha propuesto eliminar los impuestos a los combustibles, y reemplazarlos por un impuesto variable en función de nuestro uso de las carreteras. Este uso sería registrado por un dispositivo GPS instalado en cada coche, cuyo kilometraje podría ser transmitido de forma telemática a las autoridades estatales, o comprobado en las revisiones anuales, por ejemplo. En España hay aseguradoras con proyectos piloto similares: pagas más o menos prima en función del uso del coche.
Imaginad por un momento que el precio del combustible recibiese un descuento de 50 céntimos. Pero un conductor que recorriese unos 15.000 km anuales, tendría que pagar pongamos 500 euros de impuestos a fin de año. Sería una medida que beneficiaría enormemente a los que apenas utilizasen su coche, que verían su coste anual reducido de forma sustancial. También podría fomentar un uso más racional del coche, ¿acaso no nos lo pensaríamos dos veces antes de coger el coche para multitud de desplazamientos que podríamos hacer en transporte público?
Una medida injusta para algunos colectivos
¿Haces menos de 5.000 km al año? Enhorabuena, ahorrarás aún más dinero. Sin embargo, una medida como esta perjudicaría fuertemente a otro sector de la población. Todos los conductores que hagan muchos kilómetros al año verían aumentados sus gastos de forma notable. Sería especialmente grave en el caso de los que viven de la carretera: transportistas y profesionales – en España muchos de ellos autónomos – cuyos gastos anuales se dispararían. Súmalo al nuevo etiquetado energético para vehículos, y tenemos una receta desastrosa.
O más bien injusta. Habrá colectivos que queden desprotegidos, a pesar del fondo pretendido de justicia de la medida. ¿En que redundará esto? En un aumento de los costes asociados al transporte por carretera. También penaliza en mayor medida a los propietarios de vehículos eficientes, motivo por el que el senador de Michigan la ha propuesto: los ingresos de los impuestos al combustible se han reducido, ya que el público ha optado por vehículos más eficientes. ¿Acaso no es ese el resultado deseado de los impuestos?
Sí, pero «la banca siempre gana», y si se reduce la recaudación por un lado, tendrá que subir por otro. La medida no entraría en efecto antes de 2025, si es aprobada finalmente. El impuesto propuesto es de 0,015 dólares por milla recorrida: por 20.000 millas al año, el conductor tendría que pagar 300 dólares.
Fuente: Autoblog
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