Ya no se hacen coches como los de antes… ¿por suerte? Tenemos que agradecer a la técnica moderna los enormes avances en resistencia de motores, potencia y equipos de frenado, especialmente al acometer puertos de montaña o grandes pendientes. Para muchos petrolheads, son el territorio de juego favorito, para muchos otros conductores, un trámite necesario. ¿Sabes conducir adecuadamente en puertos y pendientes superiores al 15%? Con estos consejos, tu coche sufrirá menos y tu circulación será más segura para ti y tus acompañantes.
1) No dejes que el motor se ahogue
Al subir pendientes importantes, exigimos al motor mucha más potencia que circulando en llano. Si bien podemos llanear de forma tranquila a 1.750 rpm, en una pendiente del 13% no podemos llevar el motor a un régimen bajo. De hecho, estaremos perjudicando a nuestra mecánica si pisamos a fondo en un régimen bajo. El motor se tiene que esforzar al máximo y notarás que se ahoga – vibrando, haciendo un ruido excesivo – si no lo llevas a un régimen adecuado. No te asustes por llevar tu diésel por encima de las 2.500 rpm.
O si tienes un gasolina, por encima de las 3.000 o 3.500 rpm. El motor está generando más potencia y un buen par máximo, y lo sentirás más desahogado. Tendrás potencia suficiente para realizar adelantamientos con presteza, y tu motor no sufrirá. Mientras esté a temperatura de servicio, no será en absoluto perjudicial para sus componentes internos. Y si eres un quemadillo, sabrás lo que se disfruta de una conducción deportiva en un puerto de montaña, con la nota del escape rebotando y haciendo ecos en las paredes de ese desfiladero.
2) Usa el freno motor
Antaño, descender un puerto de montaña era una dura prueba para cualquier coche. Si el puerto tenía pendientes muy pronunciadas e íbamos cargados, teníamos que aprovechar el freno motor al máximo para que nuestros frenos no se sobrecalentasen. Los camioneros lo saben bien, y conocen la situación de todas las rampas de emergencia, diseñadas para parar a un vehículo que ha perdido sus frenos. Por fortuna, los coches modernos tienen equipos de frenado mucho más potentes, y sobre todo, con mucha más resistencia al fading.
Esto no quiere decir que tengamos que abandonar la técnica del freno motor. Consiste simplemente en dejar una marcha engranada, y que la propia retención del motor impida que «nos lancemos» en cuestas abajo de buena inclinación. Además de evitar que nuestra velocidad se dispare, libera carga de los frenos de servicio – los frenos convencionales, para entendernos – reduciendo el desgaste de discos y pastillas. Y eso se traduce en un ahorro de dinero y desgaste mecánico. Son todo ventajas.
Como antes hemos indicado, no te asustes de un régimen alto con el motor reteniendo el coche. Si tu coche es automático – y su caja de cambios dispone de dicha función – puedes seleccionar la posición 2 o 3 para que el motor no pase de dicha marca. Si tiene posibilidad de cambiar de marchas manualmente, haz uso de ella.
3) Consulta la predicción del tiempo y sé cauto
La montaña puede ser muy traicionera. Debes tener en cuenta que a mayor altitud, menor temperatura, y en la cima de un puerto de apenas 1.500 metros de altura puede haber 10 o 15 grados menos que en el valle. En verano no es preocupante, pero en épocas más cercanas al invierno puede haber riesgo de lluvias, nieve o niebla. Fenómenos de climatología adversa que limitan la visibilidad y el agarre del coche, haciendo necesario que extrememos la precaución al volante. Es sentido común, pero conviene recordarlo.
Por eso te aconsejamos que si vas a transitar por zonas de gran altitud o zonas montañosas, consultes el tiempo antes de acometer el viaje. Si tu idea es una conducción más ágil, recuerda que a menor temperatura, menor agarre. Si se pone a llover o comienza a nevar, recuerda que la distancia de frenado se multiplica: respeta la distancia de seguridad y no seas brusco con el volante ni los frenos. Si hay niebla, te sugerimos leer el especial sobre cómo conducir con niebla que hemos publicado hace un tiempo.
4) Respeta a los conductores más lentos… y a los más rápidos
Un consejo realmente aplicable a toda circulación por carretera secundaria revirada. Si ves que un conductor no conoce la carretera y circula de forma lenta, déjale espacio. No le presiones «pegándote a su culo», porque además de ser ilegal te lo llevarás por delante si frena repentinamente, y estarás causándole estrés. Adelántale cuando tengas oportunidad y sea seguro hacerlo. Si no conoces el puerto de montaña, tienes el derecho a circular más lento que los demás conductores y el deber de ser cívico.
Facilita los adelantamientos a los vehículos más rápidos, dáles el indicador para avisarles de que pueden adelantarte con seguridad y no impidas que te adelanten en las rectas si vas a ir lento en las curvas. Los demás te lo agradecerán y no tendrás que preocuparte de los coches que te preceden. En Diariomotor circulamos habitualmente por puertos de montaña en nuestras pruebas, y pocas cosas más peligrosas hay que un conductor agresivo y temeroso, un conductor que pone en peligro a los demás y a sí mismo.
5) Adelantamientos: sé cauto y conoce la carretera
Si circulas habitualmente por un puerto de montaña, procura memorizar las zonas en las que es posible adelantar con facilidad. Recuerda las curvas más complicadas, curvas ciegas o de doble radio en las que debes extremar la precaución. Este conocimiento de la carretera te ayudará a circular de forma más segura y más rápida, sin perder nunca el respeto a la carretera. Es especialmente importante no arriesgar en adelantamientos: los puertos suelen ser carreteras de un carril por sentido con poca visibilidad y poca escapatoria.
No adelantes si no estás seguro de que lograrás terminar el adelantamiento a tiempo. Conoce las reacciones de tu coche y sus prestaciones: es la única manera de calcular de forma precisa si puedes adelantar en ese hueco, o te tienes que esperar. Ten en cuenta que muchos camiones circulan en grupo, y puede haber otro tráiler delante del camión de naranjas al que quieres adelantar. Nunca, nunca te la juegues. No acortes curvas sin visibilidad, porque es el equivalente a jugar a la ruleta rusa con una máquina de tonelada y media.
6) Vigila la temperatura del agua y del aceite
Los puertos de montaña pueden poner la mecánica de tu coche a su límite, especialmente si practicamos una conducción deportiva. Pero también ocurrirá lo mismo si hace mucho calor o circulamos cargados. Aunque en coches modernos no suele ser un problema, es importante mantener un ojo en la aguja de la temperatura del agua. Si empieza a acercarse al rojo y no detiene su movimiento, posiblemente hay algún problema en el circuito de refrigeración. Si sobrecalientas el motor puedes desarrollar problemas de culata (además de quedarte tirado).
No todos los coches lo tienen, pero algunos vehículos cuentan con indicadores de la temperatura del aceite. Es conveniente vigilar que la temperatura del aceite no se dispare por encima de los 130 grados en una conducción deportiva. El aceite empezará a quemarse y degradarse, perdiendo propiedades lubricantes y generando residuos. Lo mismo puede ocurrir con una caja de cambios automática en este tipo de situaciones, y siempre en un uso exigente. Si la temperatura está subiendo, reduce el ritmo, y deja que el coche «respire».
7) Traza las curvas correctamente
Mira siempre hacia la salida de la curva para trazarla correctamente. Frena siempre antes de llegar a la curva, y no toques el freno en curvas cerradas – a no ser que sea estrictamente necesario. Es especialmente peligroso si tu velocidad es excesiva, porque puedes llegar a desestabilizar el coche. Llega a todas las curvas a una velocidad adecuada y usa el freno motor para que el coche no se lance. En curvas más abiertas puedes tocar el freno sin peligro: evitará que el coche se lance y tu velocidad se torne excesiva.