Hace apenas unos días, Daimler anunciaba los resultados del mejor año de su historia a nivel económico. Dieter Zesche – CEO de Daimler – anunciaba entonces el renovado compromiso del grupo con el diésel: 2.600 millones de euros se invertirán en los próximos años en el desarrollo de motores diésel eficientes. Tras el Dieselgate de Volkswagen, la industria automovilística está bajo escrutinio y es ahora Mercedes la que está siendo investigada por el Departamento de Justicia de EE.UU. ¿Qué ha ocurrido? ¿Debemos preocuparnos?
Todo comenzó con unos Volkswagen con motor 2.0 TDI que emitían más NOx de lo debido en circulación, mientras variaban su combustión en los bancos de pruebas para no fallar las pruebas de homologación de emisiones. Un fraude en toda regla, cuyas repercusiones aún no se han sentido al completo en la industria. El escándalo conocido ya como «Dieselgate» traerá cola, os lo aseguro. Y la peor consecuencia no son las pérdidas puntuales de un grupo automovilístico o un nivel excesivo de emisiones, que será solucionado.
La peor consecuencia es que la industria del automóvil ha perdido una buena parte de su credibilidad. Y la mejor consecuencia es que se está arrojando luz sobre un problema del que ya habíamos advertido hace años: los procedimientos de homologación de emisiones y consumos no son realistas. Son un examen al que los fabricantes acuden sabiendo las respuestas, y en ocasiones pueden hacer trampas. Trampas ilegales como el software del Grupo Volkswagen, o trampas legales, como las que afectan a Daimler y Opel entre otras marcas.
En este caso, el funcionamiento de los sistemas anticontaminación es más eficiente en laboratorio, y más laxo en circulación – ya en caliente – alegando la protección de la mecánica para variar su funcionamiento. Es completamente legal y cumple en laboratorio. Que sea lógico o proteja adecuadamente al medio ambiente parecen ser consideraciones secundarias. Tras llegar a un acuerdo con el Grupo volkswagen, el Departamento de Justicia ha puesto ahora su mira en Daimler, y en sus procedimientos de homologación.
Daimler vende algunos vehículos con motor diésel en Estados Unidos. Los motores Bluetec de seis cilindros fueron prácticamente desarrollados con EE.UU. en mente y se venden desde hace años en grandes berlinas y SUV. Recientemente, Daimler ha comenzado a comercializar motores diésel de cuatro cilindros en EE.UU., llegando incluso a promocionarlos subiendo un C 220 d a Pikes Peak. Estados Unidos no acusa a Daimler de falsear emisiones, pero quieren «ampliar información» acerca de sus procesos de certificación.
Hace unos meses, Daimler recibió una demanda colectiva en EE.UU., que les acusaba de falsear las emisiones de NOx de sus motores diésel. El grupo alemán negó toda implicación al respecto, defendiendo su buen hacer. Pero al parecer, los demandantes no han abandonado su empeño, y esta investigación del Departamento de Justicia quiere arrojar luz definitiva al asunto. Lo que parece claro, es que en todas las cazuelas cuecen habas, y el hecho de que la industria automovilística está bajo estricto examen en estos momentos.
Fuente: Standard
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