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Lamborghini Countach Walter Wolf Special (1978): el one-off que salvó a Lamborghini

Walter Wolf era un ingeniero canadiense. Durante los 70, se hizo millonario gracias a la producción y venta de equipamiento para perforación petrolífera. A finales de la década, canalizó sus sueños en un equipo de Fórmula 1, que construiría con el apoyo de un joven ingeniero llamado Frank Williams, cuyo nombre quizá os suene. Entonces uno de los hombres más exitosos de Canadá y un auténtico quemado de los coches, el señor Wolf encargó a Lamborghini la construcción de un one-off basado en el Countach. Sin querer, salvó a Lamborghini.

Walter Wolf tuvo un fantástico LM002, que consideraba insufrible en las carreteras canadienses a causa de sus neumáticos.

El equipo de Fórmula 1 de Walter Wolf – llamado Walter Wolf Racing, «sorprendentemente» – era un espectáculo del branding. Tenían su propio coche, su propia motocicleta e incluso su propio reloj. Contaban con estrellas de la talla de Jody Scheckter y en su primer año, se hicieron con tres Grandes Premios. Aunque la historia de Walter Wolf Racing no terminó bien, fue durante su corta aventura en la Fórmula 1 en la que Wolf se convirtió en un fanático de Lamborghini, encargando hasta tres Countach fabricados según sus especificaciones.

Todo comenzó con la compra de un Countach LP400 unos años antes. Wolf estaba contento con el coche, pero el mundo de la Fórmula 1 encendió la llama de la velocidad en Wolf, que comunicó a los ingenieros y directivos de Lamborghini su deseo de tener un Countach mejorado. En este momento, hemos de hacer un pequeño inciso y recordaros que el Lamborghini Countach fue lanzado en 1974, e inicialmente no tenía su gigantesco y alerón ni esos característicos pasos de rueda ensanchados. Su 4.0 V12 desarrollaba 375 CV.

El dinero no era un problema, y los valiosos conocimientos de ingeniería de Wolf, ayudaron a Lamborghini a mejorar los Countach exponencialmente.

Wolf demandó un Countach con un kit de carrocería ensanchado, neumáticos traseros especiales de 335 mm de sección, una dinámica enfocada a un mejor rendimiento en pista y una aerodinámica mucho más agresiva. De esta manera nació el Lamborghini Countach LP400S. Cuando los italianos lo presentaron en el Salón de Ginebra de 1978, asombraron al mundo con su agresividad estética y desafiante presencia. Lo que no sabían los asistentes al salón del automóvil era que la unidad en cuestión era el primer ejemplar encargado por Wolf.

El segundo coche encargado por Wolf tenía un V12 más potente, con una cilindrada que había aumentado hasta los 4,8 litros. Pero fue el tercer Countach de Wolf el más especial y radical del trío: su nuevo V12 tenía cinco litros de cubicaje, y era capaz de desarrollar la friolera de 500 CV. Todos pasaban al tren trasero a través de un nuevo de dos discos Borg & Beck – directamente derivado de la Fórmula 1, así como una suspensión delantera completamente artesanal. El tren trasero, suspensión y eje, también fue rediseñado.

Wolf se retiró de la Fórmula 1 en 1979, tras un año desastroso, vendiendo su equipo a Emerson Fittipaldi.

Curiosamente, todos los Countach (conocidos como Walter Wolf Specials) tenían en su carrocería banderas de Canadá: Wolf era austriaco pero hizo su fortuna en Canadá, que consideraba su verdadero hogar. Los inputs de Wolf ayudaron a Lamborghini a mejorar los Countach de forma exponencial. Fue el austriaco el que ordenó la instalación de las llantas Campagnolo Bravo, o el enorme spoiler, que se convertirían en señas de identidad del Countach. Años después, el motor de cinco litros también llegaría a los Countach de producción.

Los abundantes fondos del canadiense también mitigaron en parte los problemas económicos de Lamborghini. Pero la contribución más importante fue intangible. Fue la pasión, el gusto por la velocidad y lo extremo de aquél despierto ingeniero especializado en perforación petrolífera, los que inspiraron el Countach que dio fama mundial a Lamborghini. Un delicioso exceso «ochentero» que ayudó a crear la imagen radical y agresiva de la que la marca aún vive a día de hoy. Y todo gracias a tres coches. Gracias, Walter Wolf.

Fuente: R&T | Driving
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Sergio Álvarez

Aunque es técnico en comercio internacional de formación, los coches han sido su pasión (incluso obsesión) desde que apenas levantaba un metro del suelo y sus padres le regalaron un Ferrari rojo a pedales. Su afición se ha profesionalizado en Diariomotor, donde está presente desde 2008. Seguir leyendo...

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