El Volkswagen Passat es la berlina de Volkswagen, con mayúsculas. Lanzada en 1973, va por su octava generación, y se ha convertido por méritos propios en una de las claras referencias del segmento D. Un segmento que hoy por hoy sufre el acoso incesante de los crossover, que cada vez se llevan más ventas. El Volkswagen Passat ha tenido que reinventarse, con mucha tecnología y versiones que rayan lo premium, con el objetivo de mantenerse a flote en este río revuelto. Vamos a probarlo a fondo, equipado con un motor 2.0 TDI… ¡de 240 CV!
Conociendo a Volkswagen Passat de última generación
Exteriormente, parece un coche mucho más grande de lo que realmente es. Parece de hecho más grande que su predecesor, pero con un tamaño total de 4,76 metros, es de hecho 2 milímetros más corto. Puede que sean sus 8 centímetros extra de batalla los que le confieren un mayor tamaño aparente. Es un coche con presencia. En vivo impresiona especialmente su frontal completamente rediseñado, con una nueva calandra de gran anchura y barras cromadas, acompañada de unos interesantes faros trapezoidales con una clara firma LED.
Esta unidad en concreto es una versión Sport, y por ello monta unas enormes llantas multirradio de 19 pulgadas. Contribuyen a crear una imagen más deportiva para esta berlina, cuyo perfil lateral es sorprendentemente sobrio, de líneas muy rectas. Sólo una línea de expresión horizontal desemboca en unas ópticas LED de nuevo bastante convencionales, si bien elegantes. Esta versión Sport con motor 2.0 TDI de 240 CV remata la zaga con dos tubos de escape cromados… y completamente falsos – las salidas de escape están bajo el paragolpes.
Interior del Volkswagen Passat 2016
Donde el Volkswagen Passat verdaderamente destaca es en su interior. Es dentro cuando sí sentimos que estamos ante una gran evolución con respecto a su predecesor. Son las líneas horizontales las que priman en su salpicadero, que mimetiza las salidas de aireación con las molduras decorativas. Las calidades del habitáculo son las mejores que he visto en una berlina generalista, y rayan el nivel premium de coches como el Audi A4. Es uno de los grandes puntos fuertes de este Volkswagen, unas terminaciones sensacionales.
Los plásticos acolchados alcanzan allá a donde llega la vista, e incluso en lugares recónditos forrados en plásticos duros, es imposible encontrar rebarbas cortantes. La unidad probada fue matriculada hace ya más de un año y acumulaba más de 15.000 km en su odómetro cuando la recogí. Aunque parezca mentira, para un coche de prensa estamos hablando de una edad «avanzada». A pesar de ello, el Piano Black de la consola central no acusaba el desgaste, y el aluminio pulido de puertas y salpicadero brillaba como el primer día.
Me gusta el aspecto limpio del habitáculo. Sorprende que Volkswagen aún conserve un pequeño reloj analógico en la consola central, cuando ha sustituido la instrumentación por una pantalla TFT de 12,3 pulgadas. Es un extra en algunas versiones, aunque es de serie en el acabado Sport probado. Se llama Volkswagen Digital Cockpit y he caído rendido ante él por su atractivo tecnológico y excelente funcionalidad. Es más, para la mayor parte de operaciones, hace redundante a la pantalla de 8 pulgadas de la consola central.
En esta pantalla podemos ver en gran tamaño las instrucciones del navegador, información multimedia o datos sobre los asistentes de conducción. Las vistas disponibles se pueden configurar, y ofrecen datos interesantes a mi juicio, como es la temperatura del aceite o la altitud a la que circulamos. En la vista de navegación, el tamaño de los relojes disminuye para dar más visibilidad al mapa. Su control se lleva a cabo desde el volante, y resulta muy sencillo, incluso si no estamos acostumbrados a conducir vehículos del Grupo VAG.
Con todo, aún debemos usar la pantalla central para controlar algunas asistencias a la conducción, como las ayudas al aparcamiento, o seleccionar el modo de conducción deseado. La consola central es limpia, pero esconde varios compartimentos para dejar objetos: delante de la palanca de cambios, bajo el reposabrazos y un doble posavasos lateral. La guantera está refrigerada y ventilada. Lo más destacable de esta berlina es que todo está en lugares accesibles y lógicos, de ergonomía intachable. Es difícil hacerlo mejor.
Otro punto a destacar del Volkswagen Passat es el espacio. Especialmente en sus plazas traseras, en las que el espacio para las piernas sólo es superado por el Skoda Superb. Ni las personas más altas tendrán problemas. Tres personas también pueden viajar cómodas, gracias a un ancho considerable. El maletero del Volkswagen Passat – cuyo portón es eléctrico en esta versión – tiene 586 litros de capacidad, y bajo su piso hay una rueda de repuesto completa, así como espacio para más objetos. Es cavernoso como el de toda berlina tradicional.
Es accesible desde la plaza central trasera del coche. Como punto negro, no forma una superficie de carga plana al abatir los asientos traseros.
Al volante de un Volkswagen Passat TDI con dos turbos y 120 CV/litro
Una de las grandes novedades del Passat B8 ha sido el motor conocido como 2.0 TDI BiT o Biturbo. Realmente emplea un sistema twin-turbo, un turbo pequeño de baja inercia para ofrecer una respuesta instantánea a bajo régimen y una caracola de mayores dimensiones para ofrecer más potencia a un régimen más elevado. El resultado es que este 2.0 TDI desarrolla 240 CV de potencia y un enorme par motor de 500 Nm, constante entre las 1.750 rpm y las 2.500 rpm. Obligatoriamente se asocia a un sistema de tracción total 4Motion de tipo Haldex.
Para soportar presiones de inyección de hasta 2.500 bares y una presión de soplado que llega a los 3,8 bares absolutos – una barbaridad en un motor diésel de producción – los componentes internos del motor han sido reforzados. La culata del motor es específica para esta versión, y tanto pistones como cigüeñal son nuevos. La potencia se transmite a las ruedas mediante una caja DSG de doble embrague y siete relaciones. Es una caja de origen Audi, bañada en aceite, similar a la usada en el Audi RS3 Sportback.
Sobre el papel, hace el 0 a 100 km/h en sólo 6,1 segundos, tiene una velocidad máxima de 240 km/h y homologa un consumo medio de 5,5 l/100 km. Enciendo el motor, y… suena como cualquier otro 2.0 TDI. En una conducción tranquila no se aprecian diferencias con un 2.0 TDI de 150 CV, es tranquilo y poco rumoroso. Todo cambia al hundir el pie derecho. Los dos turbos entran en funcionamiento y el carácter del coche se transforma. No esperaba un empuje digno de un V6 TDI, ni una entrega de potencia lineal hasta el corte de encendido.
Los adelantamientos en secundarias son coser y cantar, con el plus añadido de seguridad que ofrece la tracción total permanente 4Motion. Tuve oportunidad de probar su efectividad sobre nieve, y a pesar de montar neumáticos de verano, el sistema Haldex no permitió al coche hacer ni un solo feo. Si circulamos con el modo Sport activado, su suspensión adaptativa DCC se endurece, la respuesta de los controles es más instantánea y la dirección se vuelve más pesada. ¿Es posible divertirse en curvas con este Passat? Sí, y mucho.
La responsividad de la dirección es admirable para ser eléctrica y si bien echo de menos la agilidad en curva de un GTI – y ese carácter juguetón – nos premia con un aplomo envidiable y un comportamiento muy neutro. La suspensión adaptativa opcional también consigue juntar en un mismo coche varios estados de ánimo, varias personalidades. Este aplomo también se demuestra en vías rápidas y no varía a alta velocidad. Volkswagen ha hecho un gran trabajo en la puesta a punto de este Passat y la plataforma MQB, sin duda.
Si bien sus consumos son superiores a los de un Passat 1.6 TDI – o incluso 2.0 TDI de 150 CV – siguen siendo razonables. He registrado una media de 6,1 l/100 km en un trayecto Madrid-Asturias por autopista, respetando escrupulosamente los límites de velocidad. En ciudad es complicado bajar de los 10 l/100 km, por muy cuidadosos que seamos a sus mandos. Sólo el Volkswagen Passat con motor 2.0 TSI de 280 CV es más rápido que este súper diésel, a cambio de unos consumos reales que casi doblan al 2.0 TDI BiT de 240 CV.
Amplia dotación tecnológica
Hoy en día, la tecnología es imprescindible, y el Volkswagen Passat enarbola la bandera del progreso digital para adelantar a sus rivales. Además del Volkswagen Digital Cockpit y la suspensión adaptativa, esta unidad de pruebas disponía de un Head-Up Display, un control de crucero adaptativo y un sistema de aparcamiento pilotado con cámaras de visión perimetral. Pero sin duda, dos tecnologías son las que más me han impresionado. La primera se llama Lane Assist, y es más que un asistente de mantenimiento de carril.
Es prácticamente un modo de conducción semiautónomo. Si bien necesitamos tener las manos sobre el volante, guía al coche por el centro del carril, incluso siendo efectivo en curvas bastante cerradas. Me ha gustado su efectividad en combinación con el control de crucero adaptativo, si bien sentía que el coche trataba de arrebatarme el control en todo momento. Esta tecnología va de la mano del Emergency Assist. Imaginad por un momento que sufrís un desmayo al volante de vuestro Volkswagen Passat.
El coche detecta en primer lugar que no movemos el volante, y emite una señal acústica de aviso. Si seguimos sin reaccionar el coche toca los frenos para despertarnos, y si seguimos sin reaccionar llega a detenerse al completo con los warnings activados para evitar una salida de vía. Otra tecnología a tener en cuenta es el Traffic Jam Assist, que pilota el coche por nosotros en atascos, a velocidades de menos de 60 km/h. Toma el control de la dirección, acelera y frena por si mismo. El futuro ha llegado a la berlina generalista.
El Passat es un gran coche… y la grandeza se paga cara
He dicho berlina generalista por ser el segmento donde el Volkswagen Passat ha militado tradicionalmente. Pero lo cierto es que esta versión Biturbo, muchas de sus tecnologías y sus precios sugieren un posicionamiento al filo de lo premium. El coche que hemos probado tiene un precio que arranca en 46.440 euros. No puede optar al Plan PIVE por su precio, y aunque está muy equipado de serie, especificarlo al nivel de la unidad de pruebas nos lleva por encima de los 50.000 euros, y no precisamente por los pelos.
¿Es el Volkswagen Passat un gran coche? Por supuesto, pero la grandeza se paga cara. Es una versión interesante la que hemos probado, pero muchos clientes podrían decantarse por un 2.0 TDI Sport de 150 CV, igualmente capaz en la mayor parte de situaciones, sin el coste añadido de un motor puntero, la tracción integral y una caja DSG de última generación. Es la friolera de 11.000 euros más asequible con una caja de cambios manual. Con el completo acabado Advance, Volkswagen dispone de un Passat Advance 1.6 TDI 120 CV en oferta por 25.400 euros.
Sus principales rivales carecen de versiones de halo tan potentes y exclusivas, pero destacan por una relación calidad-precio difícil de superar en torno a los 25.000€-30.000€. Coches como el Opel Insignia, el Ford Mondeo o el Peugeot 508 son rivales más que dignos.
En Diariomotor: