Me encanta el refranero español. Cada situación de la vida tiene su refrán correspondiente, e incluso los movimientos de la industria automovilística tienen cabida. ¿A cuento de qué viene el refrán del título? A que Nissan ha adquirido recientemente el 34% de las acciones de Mitsubishi, convirtiéndose en el principal accionista mayoritario de la empresa japonesa. Dicen las malas lenguas que el reciente fraude de consumos homologados de Mitsubishi en Japón habría tenido algo que ver en esta maniobra financiera. Hay mucho que leer entre líneas acerca de esta maniobra maestra de control empresarial.
Una maniobra financiera que parece sacada de una clase maestra de Gordon Gecko, protagonista del thriller financiero «Wall Street» (1987). Pero vayamos a los hechos antes. Nissan y Carlos Ghosn han anunciado que invertirán 237.000 millones de yenes en Mitsubishi Motors Corporation. Unos 2.000 millones de euros, con los que controlará de forma efectiva el 34% de las acciones de la empresa. Nissan nombrará a cuatro directivos en su Consejo de Administración y habrá una mayor cantidad de sinergias productivas.
Nissan podrá utilizar las capacidades productivas de Mitsubishi – y viceversa – y ambas empresas compartirán plataformas y costes de desarrollo. Sobre el papel, todo es muy bonito. Se suma una marca más a la gigantesca red de colaboraciones y alianzas estratégicas que es Renault-Nissan, que también tiene lazos con Daimler y AutoVAZ, por nombrar dos ejemplos. Es necesario volver al escándalo de Mitsubishi para entender la maniobra de compra de Nissan. Falsearon los consumos homologados de kei cars durante años y años.
Aumentando las presiones de sus neumáticos, lograban inflar los números hasta en un 10%. Estos kei cars se fabricaban en colaboración con Nissan, y precisamente fue Nissan la que advirtió a las autoridades de que había algo sospechoso en los consumos de esos pequeños coches. La acusación de Nissan terminó por destapar el fraude, que desplomó la cotización en bolsa de las acciones de Mitsubishi. Poco después, Nissan adquiere el 34% de Mitsubishi a precio de derribo, soluciona sus problemas y se beneficia de sus desarrollos.
Es una maniobra perfecta. Aunque las ventas de Mitsubishi no impresionen en Europa o Norteamérica, sí son muy importantes en los mercados asiáticos, especialmente del sudeste. Es en dichos mercados donde Nissan no ha conseguido el éxito deseado, y poder usar la enorme red de distribución de Mitsubishi en la zona podría darle la vuelta a la tortilla. Además, el escándalo de los consumos homologados se circunscribe únicamente a Japón, limitando su exposición global a efectos legales y financieros.
Lo dicho, una maniobra maestra.
Fuente: Nissan
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