Hoy en día ya no se habla demasiado acerca de las profecías de Nostradamus. Los Simpson, y las 27 temporadas y 594 episodios que se han emitido, y repetido hasta la extenuación durante las últimas dos décadas, han ido relegando a un papel secundario al famoso astrólogo francés, al favorito de «magufos» varios, cuando de lo que se trata es de encontrar profecías donde quizás lo único que haya sean casualidades. Pero estaréis conmigo en que España, y sus ciudades, cada vez se parecen un poquito más a Springfield. Para muestra un botón. Mientras nos lees, miles de neumáticos están ardiendo en Seseña, la ciudad tristemente conocida por haberse convertido en una oda a la burbuja inmobiliaria, y ahora, también, por un desastre que probablemente se podía haber evitado. ¿Dónde deberían acabar los neumáticos que ya no son útiles?
Un vertedero tiene diferentes riesgos, como los incendios, especialmente si se trata de un vertedero dedicado a un residuo tan inflamable como es un neumático. Aún se desconocen las causas del incendio, aunque diferentes fuentes apuntan ya a que este ha sido provocado. Mientras tanto, las autoridades han tenido que cerrar los colegios de la zona, y han recomendado evitar la exposición al humo en las viviendas colindantes, aunque por suerte no se esperan desalojos en las próximas horas.
La Dirección General de Tráfico, y el 112 de la Comunidad de Madrid, por su parte, aconsejan cerrar las ventanillas al circular por las autopistas cercanas, por la A-4 y la R-4. También aconsejan, con acierto, no frenar para contemplar el incendio, ni distraerse, porque lo que la DGT denomina como «efecto mirón» puede costar un accidente.
¿Qué debe hacerse con los neumáticos cuando ya no son útiles?
Es probable que alguna vez que hayas sustituido los neumáticos de tu coche te hayas encontrado con un cargo que tal vez no entiendas, algo así como «gestión NFU 1619/2005». Ese cargo no es otra cosa que el precio que hemos de pagar para costear la gestión medioambiental de un neumático. Es decir, cuando compras un neumático ya estás soportando una parte del coste que requerirá ese neumático, cuando ya no sea útil, para ser procesado y reciclado. La legislación del Real Decreto 1619/2005 impuso una serie de condiciones para asegurar una gestión medioambiental adecuada de estos residuos, que han de soportar los productores y, en última instancia, el cliente final.
Es decir. Los clientes cada vez que adquirimos un neumático estamos pagando para que ese neumático sea procesado adecuadamente, y no acabe abandonado en un vertedero ilegal, o en instalaciones que no ofrezcan las garantías pertinentes, con el riesgo que ello supone para el medioambiente. Riesgo que se hace aún más patente con lo sucedido en Seseña estos días.
España genera cientos de miles de toneladas de residuos, en forma de neumático en desuso, cada año. Razón por la cual los principales productores de neumáticos se unieron, en una entidad sin ánimo de lucro, para facilitar esa gestión de los residuos y cumplir con los preceptos legales. Así nació en 2005 SIGNUS, el Sistema Integrado de Gestión de Neumáticos Usados.
Cuando un neumático deja de ser útil, es necesario recogerlo y clasificarlo. Vamos a olvidar por un momento a los neumáticos con capacidad de recauchutado, utilizados en transporte pesado e ingeniería civil, neumáticos que cuentan con la capacidad de reconstruir un número determinado de veces su banda de rodadura para volver a ser útiles. Los talleres en los que adquirimos los neumáticos tienen la responsabilidad de recoger nuestros neumáticos gastados, y enviarlos a una compañía encargada de su recogida y clasificación.
Aunque un neumático nos parezca una amalgama de caucho sin valor, un neumático que ya no es útil en las ruedas de un coche, puede tener muchas utilidades. De ahí que el paso siguiente a su almacenamiento temporal en una campa, como la que tristemente está ardiendo en estos momentos en Seseña, sea la de su procesamiento en una planta de transformación.
En esa planta de transformación, los neumáticos se introducen en un inmenso molino que se encarga de triturar y cribar el neumático, separando el caucho del metal que da forma al neumático. En ese proceso, el neumático acaba convertido en un granulado de caucho con diferentes diámetros, que se corresponden con las necesidades del cliente que aprovechará el material en la siguiente etapa.
¿Y qué aplicaciones pueden encontrarse en un neumático reciclado?
Una de las aplicaciones más habituales pasa por su aplicación como combustible en industrias varias, generalmente cementeras y acerías, que aprovechan el grano de caucho del neumático por su alto poder calórico, su bajo contenido en humedad, y unos niveles de azufre bajos, aceptables para su combustión.
Pero eso no es todo. Los neumáticos también pueden aplicarse para otras funciones. Si has jugado en un campo de fútbol de cesped artificial, esos granos negros sobre los que se erige el falso cesped algún día fueron un neumático. Este material también se utiliza para la mezcla bituminosa con que se construyen carreteras, drenajes y rellenos de grandes obras de ingeniería civil, e incluso los suelos acolchados de los parques infantiles.
En definitiva, los neumáticos siguen siendo muy valiosos, incluso en el momento en que ya están demasiado gastados y hemos de acudir al taller a sustituirlos.