¿Creías que el diésel estaba muerto? En un momento en que los diésel han sido puestos en tela de juicio, y con razón, Audi y BMW han decidido apostar con fuerza por él, y no solo por el concepto de diésel para el turismo de potencia baja y media, sino también para sus vehículos de altas prestaciones, como demuestran el Audi SQ7 TDI con su nuevo motor V8 TDI con dos turbos y compresor eléctrico, y el BMW Serie 7 con su nuevo motor de seis cilindros en línea y cuatro turbos. ¿Qué opción es la más interesante? Pasemos a comparar sus tecnologías y sus cifras.
El compresor eléctrico frente a los cuatro turbos
¿Por qué la máxima innovación de estos motores la encontramos en sus sistemas de sobrealimentación? Audi y BMW han afrontado el reto de crear un diésel de altos vuelos, y por lo tanto potente, pero sobre todo con cualidades deportivas. Con todo, y con eso, el mayor problema de un diésel sigue estando en no gozar de un margen de revoluciones adecuado para disfrutar cada marcha. El tema del sonido está superado, jamás será comparable al de un motor de gasolina V6 o V8, pero estos motores ofrecen un sonido que nada tiene que ver con el del diésel de cuatro cilindros al que estamos acostumbrados. Por lo tanto, las innovaciones de Audi y BMW se han centrado, sobre todo, en mejorar la respuesta y el desarrollo lineal de sus diésel más potentes.
Para conseguirlo, Audi ha recurrido a dos turbos, y un compresor eléctrico. La gran ventaja del compresor eléctrico está en que su capacidad para comprimir el aire de inmediato cubre el lag, el retardo del turbo, que siempre depende de la presión de los gases de escape. La solución de Audi, por otro lado, es la más compleja, puesto que requiere de una instalación eléctrica de 48 voltios, y una batería adicional, para trabajar.
BMW, por su parte, ha apostado por cuatro turbos, que siguen una estrategia secuencial de trabajo en baja y alta presión, para que los turbos de baja inercia se encarguen de ofrecer la respuesta inmediata que deseamos al pisar a fondo el acelerador, y los turbos capaces de comprimir mayor volumen de aire, con una presión de los gases de escape más alta, cubran el resto del régimen del cuentarrevoluciones.
Ocho cilindros en uve frente a seis cilindros en línea
Audi ha apostado por un motor de gran cilindrada, un V8 de 4.0 litros. Un motor grande, pero equilibrado. En cierta medida nos puede haber sorprendido que hayan optado por un motor de ocho cilindros. Sobre todo porque Audi ya ha estado trabajando en motores V6 con esta misma tecnología. Sin ir más lejos, en 2014 ya tuve ocasión de probar un prototipo, el Audi RS5 TDI Concept que contaba con un V6 de 3.0 litros y 385 CV de potencia, y que estaba dotado con un sistema de dos turbos secuenciales y un compresor eléctrico muy parecido al del Audi SQ7 TDI. La gran diferencia está en que aquel prototipo entregaba 385 CV de potencia, y en este Audi SQ7 se ha conseguido llegar a 435 CV de potencia.
El de BMW es también un motor equilibrado, aunque en este caso nos encontramos con seis cilindros en línea y 3.0 litros de desplazamiento. Con este motor, BMW ha llegado a los 400 CV de potencia, utilizando cuatro turbos. BMW ha apostado por los motores de seis cilindros en línea, y lo ha hecho sobre todo por una cuestión de modularidad. BMW ofrece motores de tres cilindros en línea, cuatro cilindros en línea y seis cilindros en línea, tanto en diésel como en gasolina, motores que en el fondo comparten muchas tecnologías. Incluso sus deportivos de referencia, como el BMW M4, emplean motores de seis cilindros en línea sobrealimentados.
Hablemos de potencia y de su par máximo
El Audi SQ7 TDI con su motor V8 de 4.0 litros gana la batalla de la potencia, entregando 435 CV entre 3.700 y 5.000 rpm. El de BMW, en cualquier caso, tampoco se queda atrás, entregando 400 CV a 4.400 rpm.
En cuanto a su par máximo, el de Audi de nuevo gana la batalla. Audi ha conseguido alcanzar 900 Nm y hacerlo a un régimen sorprendentemente bajo, entre 1.000 y 3.250 rpm, gracias a la respuesta inmediata del compresor eléctrico. El de BMW entrega 450 Nm a 1.000 rpm, que también es una cifra estupenda, y alcanza su máximo de 760 Nm entre 2.000 y 3.000 rpm.
En cuanto a consumos, la comparativa es harto complicada. Para empezar porque los vehículos que estrenarán estos motores son muy diferentes, tan diferentes como un inmenso SUV, el Audi SQ7 TDI, y un sedán de lujo y representación, el BMW Serie 7. La teoría nos invita a pensar que el motor de BMW ofrecerá unos consumos más bajos que los de su compatriota Audi. El BMW Serie 750d consumirá, en ciclo mixto homologado, entre 5,7 y 5,9 litros/100 kilómetros. Mientras que el Audi SQ7 TDI ya sube hasta 7,4 litros/100 kilómetros. En cualquier caso, y por nuestra experiencia, os diríamos que estas cifras en la realidad seguro que serán bien diferentes.
No sé vosotros, pero en Diariomotor ya estamos deseando catar estos dos nuevos motores para comprobar qué solución es la más adecuada para un coche de lujo que quiere presumir de diésel y de altas prestaciones.
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