El segmento A no es el más grande en nuestro mercado, pero también se merece nuestra atención. Normalmente, la alternativa más barata para acceder a un coche es un vehículo urbano del segmento A – con permiso del Dacia Sandero. Uno de los últimos en llegar ha sido el Opel Karl. Un coche que ha recibido poca publicidad, pero que recoge el testigo que dejó tras de sí el difunto Chevrolet Spark. Construido en Corea del Sur, y vendido bajo una marca alemana, realizamos una prueba a fondo del Opel Karl. ¿Nos convence el low-cost de Opel?
Tras la retirada de Chevrolet de Europa, el hueco del Spark ha sido reemplazado por el Opel Karl. ¿Por qué se llama Karl? No es por Karl Marx: su nombre es un homenaje al hijo mayor de Adam Opel, el fundador de la marca allá por el lejano 1863. El coche ha reemplazado al Opel Agila de origen Suzuki como urbano de acceso a la gama Opel. Con un tamaño exterior de sólo 3,67 metros, es un claro rival para competidores como el Kia Picanto, el Fiat Panda o el SEAT Mii. Únicamente se ofrece con una carrocería de cinco puertas.
La unidad que hemos probado pertenece al acabado Selective, única versión disponible en nuestro país. Igualmente, sólo está disponible con un motor 1.0 ECOTEC de gasolina con 75 CV. Tenía unos 12.000 km en el odómetro a la hora de comenzar nuestra prueba a fondo, en la que hemos recorrido unos 1.300 km a su volante. Un urbano debe compensar sus prestaciones escasas y su carácter puramente práctico con un aspecto simpático. El Opel Karl es quizá una de las alternativas más sobrias en su segmento, por difícil que parezca creerlo.
Su frontal hereda trazos de sus hermanos mayores, como sus ópticas o sus antinieblas frontales. Aunque posee luces diurnas, son unos simples halógenos al borde de los faros. Nuestra unidad venía equipada con unos embellecedores de plástico para las llantas de acero – sí, los tapacubos. Los urbanos tratan de maximizar el espacio a bordo, por lo que no sorprende lo abultado de su perfil lateral. En la parte trasera, han optado por unos pilotos similares a los del Opel Corsa, sin tecnología LED en este caso.
Análisis del interior del Opel Karl
Donde un urbano debe destacar en el espacio a bordo. Es la principal virtud del Opel Karl, que además juega con un as en la manga: al contrario que los Volkswagen up! y otros urbanos, sí está homologado para cinco plazas. En las plazas delanteras el espacio es muy correcto, y gracias a la regulación en altura para el asiento del conductor, incluso los más altos encontrarán su postura de conducción adecuada. No obstante, el volante carece de regulación en profundidad, forzando a estirar brazos, o encoger piernas.
Personalmente, me ha obligado a estirar un poco más de lo debido mis brazos, pero no ha llegado a ser molesto. Sí podría serlo para conductores más altos (mido 1,83 metros). He de alabar el mullido de los asientos y su correcta longitud de banqueta, tras un vuelo intercontinental y 500 kilómetros sobre ellos, mi espalda apenas se ha resentido. Ergonómicamente no hay queja en el manejo de los mandos del Opel Karl, alabando personalmente lo cómodo que es el pomo de la palanca de cambios y su cercanía al volante.
Las calidades del Opel Karl son simplemente correctas. Tiene buenos ajustes, pero algunos detalles se sienten más baratos de lo debido: por ejemplo, los paneles de las puertas o la tapa de la guantera – no está iluminada ni refrigerada. Me gusta el volante y su tacto, a pesar de no estar forrado su aro de cuero. La instrumentación tiene fácil lectura y el ordenador de a bordo, además de ser de serie, incluso dice la presión de cada neumático. Bajo un sol fuerte, el salpicadero y la puerta a veces impiden ver correctamente los relojes.
El acceso a sus plazas traseras es muy correcto, ya que la puerta aprovecha al máximo la forma de la carrocería. Estas plazas tienen destacan por un buen espacio para la cabeza, que permite acomodar a pasajeros altos. Incluso el espacio para las piernas es superior a otros rivales del segmento. Sí, tres adultos viajarán agobiados, pero no tanto como crees. Esta fila dispone de dos anclajes ISOFIX para sillitas infantiles. Ahora bien, toca tirar de manivela para abrir las ventanillas traseras. Está de moda lo «vintage», ¿no?
El maletero del Opel Karl cubica 206 litros. No es el más grande del segmento, pero tampoco el más pequeño. Cabe bien una maleta grande o un carricoche infantil, pero muy poco más. Hay un escalón importante entre la boca de carga y el piso de carga. La boca de carga podría ser más amplia, ya que la carga de bultos grandes resulta problemática. El maletero no está iluminado, y la moqueta que cubre el kit antipinchazos es de mala calidad – la rueda de repuesto es un extra e 60 euros. Se mueve en exceso y se dobla al meter y sacar bártulos. Es un detalle mejorable.
Al volante del Opel Karl 1.0 ECOTEC
Sólo hay una motorización disponible en el Opel Karl. Un motor 1.0 ECOTEC, un tricilíndrico de 999 cc de cilindrada y aspiración atmosférica, que desarrolla una potencia máxima de 75 CV. Es esencialmente el mismo motor 1.0 turbo de los Opel Astra y Opel Adam, pero sin la «caracola». Su par máximo es de 95 Nm a 4.500 rpm, y sus prestaciones son como cabe esperar, modestas: 0 a 100 km/h en 13,9 segundos y punta de 170 km/h. Sobre el papel, homologa un consumo medio de 4,5 l/100 km, careciendo de sistema Stop & Start.
Una vez arrancado, el motor es muy silencioso, y sólo a partir de unas 3.000 rpm su carácter tricilíndrico se percibe con claridad. Es suave en su entrega de potencia, pero responde sorprendentemente bien a bajo régimen. Al menos en un ámbito urbano, no es necesario apurar las marchas para obtener una aceleración correcta. El Opel Karl dispone de serie de un modo «City» para la dirección asistida, que la ablanda aún más. Las maniobras de aparcamiento se pueden hacer literalmente con un sólo dedo.
No lo veo de demasiado utilidad, ya que la dirección eléctrica ya está de por sí muy asistida, pero habrá clientes que lo valoren. El ámbito urbano es el preferido del Opel Karl, donde brilla por su buena visibilidad trasera, facilidad de callejear y consumos contenidos – unos siete litros a los 100 kilómetros. Un buen urbano debería ser capaz de afrontar retos extraurbanos con dignidad, y el Opel Karl cumple si lo sacamos de ciudad. Pero conviene puntualizar cómo cumple, así como sus consumos en carretera abierta.
Si bien mantiene correctamente un crucero de 120 km/h, en algunos repechos la velocidad bajará irremediablemente y nos veremos obligados a bajar a cuarta – a pesar de girar a 3.750 rpm a velocidades legales en autopista. Adelantar en secundarias exige una planificación cuidadosa, conocer la carretera y apurar una marcha corta hasta el corte de inyección. Sin turbo, todos los urbanos de potencia similar incurren en esta debilidad. Con todo, una ronda de circunvalación – incorporación incluida – es coser y cantar para el Opel Karl.
El comportamiento dinámico del Opel Karl está orientado al confort. El tarado de suspensión es mejor que el de otros rivales como el Kia Picanto, mucho más «rebotones». El tacto de la dirección asistida es muy poco informativo, pero me ha sorprendido para bien el agarre y el paso por curva del coche. Investigando, he dado con la prueba de Km77 de este mismo coche. Es ahí donde descubro que la medida de los neumáticos – 185/55 R15 – no está disponible en el mercado español. Sólo la tienen los vehículos de prensa de Opel.
De serie, monta neumáticos 165/65 R14, y opcionalmente está disponible con llantas de 16 pulgadas y neumáticos 195/45 R16. Un caso verdaderamente curioso este. Es de esperar un paso por curva más modesto en un Karl equipado con neumáticos de 165 mm de sección, así como unos consumos ligeramente más ajustados. El coche debería mantener buenas cualidades dinámicas, y aunque no se le debe exigir en demasía – su tren de frenado trasero está compuesto por tambores – un ESP muy prudente corta de raíz cualquier desmán.
Equipamiento y rivales del Opel Karl
Sólamente se encuentra a la venta con un acabado, llamado Selective. La opción con cambio automático tiene un sobreprecio de 590 euros sobre la versión manual. Su equipamiento de serie es muy abundante: incluye aire acondicionado, ordenador de a bordo, radio con MP3 y manos libres Bluetooth o control de velocidad de crucero. Si queremos las llantas grandes, asistente de cambio involuntario de carril y antinieblas con función de cornering, debemos pedir el paquete Selective Plus, cuyo coste es de unos razonables 450 euros.
Si lo que queremos es una conectividad más avanzada, por 490 euros, el paquete Techno incluye asistencia remota Opel OnStar, una zona WiFi 4G y el sistema de infotainment IntelliLink 4.0, compatible con Android Auto/Apple CarPlay y una pantalla táctil de 7 pulgadas. Su precio es de 9.110 euros, una vez contemplados los descuentos promocionales y el Plan PIVE. Es un buen precio habida cuenta de su equipamiento abundante ya en configuración de fábrica. Un Opel Karl «full-equip» se puede conseguir por menos de 10.000 euros.
Quizá uno de sus rivales más fuertes lo tiene en casa. El Opel Corsa está actualmente promocionado por 8.800 euros en su versión de tres puertas. Igual ocurre con otros rivales del segmento B, cuyas versiones de acceso tienen precios de derribo, aún a costa de tener equipamientos más parcos que el Karl. El Opel Karl es un buen urbano, a pesar de sus pequeños fallos de acabado. A tener en cuenta si se está en el mercado del segmento A, y no nos importa tener una imagen menos llamativa que otros rivales.
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