ESPACIOS
Cerrar CERRAR
Entrada

6 MIN

Lotus Omega (1990): la superberlina de Opel que dejó al BMW M5 "con el culo al aire"

Durante años, el Opel Omega fue la berlina más exitosa de Opel. Este rival del Ford Scorpio disfrutó de una gran popularidad a finales de los años 80, y principios de los 90. Competía en el DTM y campeonatos de turismos, e incluso se atrevía a robar ventas a algunos BMW gracias a su configuración de propulsión y sus versiones deportivas. Pero sin duda alguna, la versión más especial – y quizá menos conocida – fue el Lotus Omega. Una rapidísima superberlina de 382 CV de potencia y ADN transcontinental. El Opel que cogió al BMW M5 E34 por sorpresa, arrebatándole el título de la berlina más rápida del momento.

Lobo con piel de lobo

El Opel Omega Lotus también fue vendido como Vauxhall Lotus Carlton en el Reino Unido, sin alusión alguna a Lotus.

La historia comenzó con la adquisición de Lotus por parte de General Motors en 1986. La pequeña empresa inglesa estaba en apuros económicos, y se ofreció al mejor postor a precio de saldo. Mike Kimberly – entonces director general de Lotus – ya tenía relación con General Motors, para los que habían hecho ocasionalmente algún trabajo de ingeniería. Propuso a las altas esferas en Detroit la producción de una superberlina. Un Opel con el comportamiento y prestaciones de un Lotus. A General Motors Europe le enamoró la idea.

El mundo vivía una época de bonanza a finales de los 80, los turbos estaban de moda, y GM Europe quería demostrar que podían hacer sombra al todopoderoso BMW M5. La especialidad de Lotus eran los motores, y para fabricar el Opel de producción más potente de la historia, echaron el resto. Tomaron como base el motor de seis cilindros en línea y 3,0 litros de cilindrada que conformaba el tope de gama de la familia Omega, el Omega 3000. Desarrollaba unos respetables 204 CV, cifra que se duplicaría tras la transformación de Lotus.

También sería conocido como Opel-Lotus Omega. Sólo 950 unidades fueron fabricadas entre 1990 y 1992. Son ejemplares de coleccionista hoy día.

El fabricante inglés elevó la cilindrada del robusto bloque hasta los 3,6 litros, e instaló un sistema de doble turboalimentación en serie, con turbinas Garrett de alta calidad. Un enorme intercooler, refuerzos en el bloque, pistones forjados Mahle… piezas de alto rendimiento que contribuyeron a una potencia final de 382 CV a 5.200 rpm, acompañados de un par máximo de 567 Nm a 3.800 rpm. El BMW M3 E34 de la época lograba una potencia máxima de 315 CV, a partir de un seis cilindros atmosférico. Le tenía mucho miedo al Lotus Omega.

Pasar toda la potencia al suelo requería de transformaciones de importancia en el tren de rodaje. Para empezar, usó la caja de cambios manual Tremec T-56 – de seis relaciones – del Chevrolet Corvette ZR-1, en el que Lotus contribuyó al diseño de la culata de 32 válvulas de su motor V8. Esta caja estaba conectada a un autoblocante trasero de origen Holden. El equipo de frenado estaba firmado por AP Racing, y en su eje delantero tenía discos ventilados de 330 mm, abrazados por pinzas de cuatro pistones. Recordad, era el año 1990.

El tren trasero heredó la suspensión autonivelante del Opel Senator. La caja de cambios manual era del Corvette ZR-1.

Su look era amenazador. Rejillas de aireación sobre el capó, un kit de ensanchado para la carrocería, llantas de 17 pulgadas con neumáticos de altas prestaciones y 225 mm de sección, un enorme spoiler sobre el portón del maletero, dos tubos de escape traseros. Vendido principalmente en color negro, el Lotus Omega era un lobo con piel de lobo: hacía el 0 a 100 km/h en sólo 4,9 segundos, y su velocidad punta era de 283 km/h. Oficialmente, ya que algunas unidades alcanzaron los 300 km/h en las primeras pruebas de prensa.

Con una puesta a punto de categoría – Lotus se encargó de la transformación de principio a fin – el Lotus Omega asombró a prensa y público cuando las primeras unidades fueron entregadas, en 1990. Especial alabanza recibió su suspensión, con un tren trasero autonivelante que el Omega heredó del Opel Senator, el buque insignia de Opel en la época. Su habitáculo también impresionaba: asientos deportivos Recaro forrados en cuero negro, un volante deportivo y un discreto velocímetro calibrado hasta los 300 km/h. Sutil, pero sin lugar a dudas.

Parte de la prensa llegó a pedir la prohibición del Lotus Omega, por ser demasiado rápido. El fabricante hizo oídos sordos.

Parte de la prensa británica se preguntó en su momento si la velocidad máxima del Lotus Omega no sería excesiva. Aunque el gran público e incluso la televisión pidieron a Vauxhall y Opel que autolimitasen su velocidad máxima, los fabricantes hicieron oídos sordos a la petición, para algarabía de la prensa especializada y los petrolhead. Se rumoreaba que la policía temía no poder dar caza a los malhechores que condujesen este superdeportivo de cuatro puertas, equipados con Opel Senator de 204 CV como coches de persecución.

Como si fuese una profecía, una banda robó un Vauxhall Lotus Carlton en 1994, y durante semanas evadió a la policía en una serie de robos a tiendas de ultramarinos, gracias a la tremenda velocidad de la berlina. La producción del Lotus Omega había terminado dos años antes, en 1992. Era un coche caro, con un precio de 48.000 libras, que equivaldría hoy en día a unos 125.000 euros. Opel y Vauxhall esperaban vender unas 1.100 unidades, pero terminaron vendiendo sólo 950 unidades, ya que los 90 comenzaron con una recesión económica.

Era un coche de potenciación sencilla. Algunas unidades desarrollaban más de 500 CV con modificaciones ligeras.

630 unidades serían fabricadas como Opel, con el volante a la izquierda. Las 320 unidades restantes fueron vendidas como Vauxhall Carlton. Hace años se podían adquirir por unos 15.000 euros, pero la especulación con coches clásicos de este calibre ha situado su precio a un nivel ya prohibitivo. Nos tendremos que contentar pues con un vídeo, en los que podréis apreciar el verdadero potencial de esta superberlina. Espero que este artículo os haya abierto los ojos, y entendáis por qué el BMW M5 le tenía tanto miedo.

En Diariomotor:

Dame tu opinión sobre este artículo

Ni fu, ni fa
Me ha gustado
¡Muy bueno!

Sergio Álvarez

Aunque es técnico en comercio internacional de formación, los coches han sido su pasión (incluso obsesión) desde que apenas levantaba un metro del suelo y sus padres le regalaron un Ferrari rojo a pedales. Su afición se ha profesionalizado en Diariomotor, donde está presente desde 2008. Seguir leyendo...

Firma de Sergio Álvarez
Cargando...