Hoy en día no nos sorprende, ni mucho menos, hablar de verdaderos deportivos con biscione. El Alfa 4C es uno de los productos más deseados de Alfa Romeo y aún no nos hemos olvidado del Alfa 8C Competizione, uno de los deportivos más elegantes que Italia ha dado al mundo en la última década. Pero esas ideas, y el concepto de deportivo ligero, elegante, y picante, que tanto nos fascinó del Alfa 4C, ya se habían plasmado hace veinte años. El Alfa Romeo Nuvola era un prototipo, sin visos de llegar a los concesionarios. Así lo mostró Alfa Romeo en un Salón de París de 1996. Y así lo recordaremos siempre. Pero no está de más recordar que la idea que proponía aquel deportivo era, como mínimo, fascinante para los amantes de la velocidad.
El Alfa Romeo Nuvola nacería de la plumilla de las jóvenes promesas del diseño del Centro Stile Alfa Romeo, por aquel entonces dirigido por Walter de Silva. Se trataba de un coupé muy atrevido, con un frontal enorme, y un poco más largo que el Alfa 4C moderno, con dos plazas, línea redondeada, y voladizos muy marcados. Alfa Romeo también recordó algunas de las claves estéticas más tradicionales que recuperaron en este prototipo, de las viejas glorias de la marca, de los Alfa 8C 2900, 6C 2500, Giulietta Sprint Speciale y 1900 Sprint.
En aquel prototipo, por ejemplo, Alfa Romeo ya jugó con las formas caprichosas que podían obtenerse, en faros, y pilotos traseros, recurriendo a la iluminación LED. Otra de las claves estéticas que años más tarde encontraríamos en el Alfa 4C. Pero eso no era lo más importante.
Quizás la clave del Alfa Romeo Nuvola fuera la idea que perseguía, la de explorar el regreso de una estirpe de deportivos que, como antaño, recurrieran a un chasis independiente, y versátil, sobre el que se pudiera asentar el trabajo de un buen carrocero.
Esa era la idea del Alfa Romeo Nuvola, que gozaba de un chasis en el que podría haberse instalado un cuerpo de biplaza, de coupé de 2+2 plazas, de shooting brake, o un descapotable en cualquiera de sus variantes. Alfa Romeo ansiaba, y mucho, poder homologar un chasis y ofrecérselo a diferentes carroceros que lo transformasen en su deportivo de ensueño. Tras ese escenario, casi utópico, Alfa Romeo aseguraba que un buen deportivo construido sobre esta base siempre podría acabar luciendo un biscione, y comercializándose como producto oficial Alfa Romeo.
Dicho lo cual, Alfa Romeo veía al Nuvola como algo más que un ejercicio de diseño, como muchos otros prototipos. Alfa Romeo concibió al Nuvola como un verdadero ejercicio de ingeniería, que soñaba con una nueva generación de deportivos de nicho, exclusivos, exóticos y limitados, pero también seguros, y relativamente económicos, gracias al uso de un chasis común y versátil.
Un ejercicio de ingeniería que, de alguna forma, ya inspiraría a ingenieros y diseñadores de Alfa Romeo para dos productos que no llegarían hasta la siguiente década, el Alfa 8C Competizione y el Alfa 4C. Y un prototipo que aún se conserva en Italia, en el museo de Alfa Romeo en Arese.
Fuente: Alfa Romeo