EE.UU. es un mercado complejo, un mercado que poco o nada tiene que ver con Europa o Japón, y en donde las pick-up son las reinas absolutas, tanto a nivel de ventas como popularidad. Ser un fabricante extranjero y pretender competir contra las pick-up nacionales no es fácil, pero corría el año 1974 cuando Mazda se aventuró en un proyecto único – casi imposible – en el que convenció a muchos americanos para hacerse con su peculiar pick-up bautizada como Mazda REPU en honor al uso de un motor rotativo.
Tu primera pregunta será el porqué de semejante nombre, y la respuesta no es otra que la de que Mazda bautizó a su pick-up como Mazda Rotary Engine Pick-Up. Para qué andarse con nombres mitológicos o metáforas si su principal característica constructiva servía como mejor resumen. La idea de Mazda era y sigue siendo una locura, pero no por ello se negaron a intentarlo. En plena ebullición de las pick-up compactas, modelos que buscaban ofrecer menores consumos y menores precios que las Ford F-150 y similares, Mazda apostó por un concepto revolucionario donde una pick-up con motor rotativo buscaría competir contra los sedientos V6 y V8 gracias a un peso mínimo.
Mazda, al igual que Datsun, Isuzu o Toyota por aquellos entonces, dominaban a principios de los años ’70 un nicho de mercado de gran potencial: las pick-up compactas. Ni a Ford ni a General Motors se les había ocurrido escalar el modelo de pick-up, un error del que se dieron cuenta a finales de los ’60 cuando se percataron de que Datsun y Toyota ya eran dueñas de un mercado creado de la nada por Datsun en 1959. Todas estas pick-up era sorprendentemente similares entre elllas: motores de cuatro cilindros, gran capacidad de carga, potencias moderadas y mínima complejidad técnica. Dicen los entendidos de por aquellos años que sólo el modelo Datsun consiguió mejores ventas gracias a contar con un diseño más agraciado.
Pero Mazda quiso dar un paso al frente y distinguirse de sus coetáneas apostando por su peculiar motor rotativo. La idea de Mazda era ofrecer un mejor rendimiento, menor complejidad y una capacidad de carga líder. La Mazda REPU instaló un motor rotativo con 1,3 litros de cilindrada, 2 rotores y aspiración atmosférica capaz de rendir 110 CV a 6.000 rpm. Gracias al uso de un motor rotativo, la pick-up de Mazda decía ofrecer unas cifras de potencia y consumo muy similares a las de las pick-up convencionales, consiguiendo además una capacidad de carga muy buena con 635 kilogramos. Sobre el papel todo parecían ventajas.
¿Pero qué fallo en la Mazda REPU? El experimento de Mazda estuvo a la venta de 1974 a 1977, un corto periodo de tiempo donde Mazda consiguió incluso buenas cifras de venta, pero del mismo modo se descubrió que el motor rotativo consumía incluso más combustible que sus rivales V6 y V8. El motor rotativo ofrecía unas prestaciones de primer orden – el 0-96 Km/h llegó a medirse en 8,9s según Road&Track -, pero su consumo era excesivo (rozaba los 24 l/100 Km por los 18-20 l/100 de sus rivales) y su peculiar funcionamiento no terminaba de casar con las exigencias de par motor que demanda el transporte pesado. Mazda introdujo un grupo muy corto, de ahí su magnífica aceleración, pero aún así los grandes motores americanos e incluso los 4L conseguían mejores resultados.
Pese al breve periodo que estuvo a la venta, a día de hoy la Mazda Rotary Pick-Up es un modelo bastante cotizado, sobre todo a nivel de preparación para competiciones de aceleración. Sus buena cifras de rendimiento y su bajo peso siguen haciendo de ella una candidata perfecta para ridiculizar incluso a más de un Muscle-Car.
Fuente e imágenes: Mazdarepu | TruckTrend | Bringtrailer | Road&Track
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