Quien nos iba a decir que una mañana de diciembre de 2014 nos íbamos a encontrar escondido en un box del circuito del Jarama con todo un Alfa Romeo 8C. Al otro lado de los boxes, en el pit lane, nos espera el Alfa Romeo 4C, el culpable de nuestra visita al trazado madrileño, pero… qué demonios, no todos los días se encuentra uno con un Alfa Romeo 8C.
Por desgracia no vamos a poder entrar a pista con el 8C, la luz del medio día y los boxes del Jarama tampoco nos van a poner fácil eso de dedicarle la sesión de fotos que se merece al 8C, pero aquí estamos, cámara al hombro dispuestos a enseñaros foto a foto como es el habitáculo de esta pieza de artesanía italiana.
¿Cómo y cuándo nació el Alfa Romeo 8C?
En el Salón de París de 2006 Alfa Romeo presentaba la versión de producción del Alfa Romeo 8C, un Alfa Romeo 8C que había nacido 3 años antes en el Salón de Frankfurt de 2003. El proyecto nacía como un ejercicio de cooperación dentro del propio Grupo Fiat en el que Alfa Romeo se encargaría del diseño y Maserati de la producción.
Inspirado en el glorioso pasado de Alfa Romeo, en los clásicos deportivos de la marca, el Alfa Romeo 8C Competizione nacía con una espectacular y clásica silueta que además gozaba de una cuidada aerodinámica, estando acompañado este diseño por una estructura de acero (con mucho aluminio en su parte ciclo, como en su suspensión, llantas y pinzas de freno) y una mecánica V8 a 90º de 4.7 litros con una potencia de 450 caballos entregados al tren trasero y un par de 470 Nm, llevando la transmisión robotizada de 6 velocidades hasta el eje posterior.
Su aceleración en el 0 a 100 km/h estaba próxima a los 4 segundos y su velocidad máxima coqueteaba con los 300 km/h. Con un peso de 1.585 kg gozaba de un reparto del 50/50, mientras que sus dimensiones son de 4.381 mm de largo, 1.894 mm de ancho y 1.341 mm de alto.
Un diseño clásico, atemporal…
Hechas las presentaciones es el momento de disfrutar en directo de la presencia del 8C Competizione, de esos detalles que recorren su carrocería como el trébol de 4 hojas de la aleta…
… o esa tímida rejilla lateral de corte clásico acompañada por un minúsculo intermitente…
… a sólo unos pocos centímetros de la firma del “Centro Stile” de Alfa Romeo.
Su cerradura no podía ser más simple. Da la sensación de que en la ferretería de la esquina van a tener un bombín exactamente igual. Los tiradores lucen el mismo diseño que los del Alfa Romeo 4C.
En su zaga unas bonitas ópticas redondeadas…
… un “Competizione” acuñado con la característica tipografía de la marca al emblema posterior…
…y una pareja de cuatro salidas de escape en una disposición 2+2, perfectamente integradas en un paragolpes acompañado por un difusor y un aplique en fibra de carbono.
Unos espectaculares backets nos recibe…
Tras tres o cuatro vueltas a su alrededor, es el momento de adentrarnos en un habitáculo que nos recibe a golpe de backet.
Se mire por donde se mire no podían tener mejor aspecto. Su diseño, el acabado de su tapicería…
En su lateral, en la parte superior, donde se ancla el pasador de cuero para el cinturón, el sello de Poltrona Frau, encargada de la tapicería.
A nuestro lado los guarnecidos de las puertas nos revelan un bonito entramado trenzado de cuero en la parte superior, acompañado por un brazo de aluminio de escultórica curvatura…
… y un tirador también acabado en aluminio de elegante y atractiva sencillez.
Al lado contrario, nos zambullimos en una consola central acabada en fibra de carbono brillante.
En ella se engarzan los botones de la transmisión, el botón de arrancado, el freno de mano eléctrico, el botón del modo “Sport”…
Más abajo, en mitad del puente central, una placa conmemorativa se encarga de recordarnos que el Alfa Romeo 8C Competizione fue una producción limitada a 500 unidades.
Me giro, miro detrás de los asientos y me encuentro con un gran espacio de carga, más que capaz de albergar dos bolsas de deporte.
Enmarcada por una nueva barra de aluminio ascendemos por la consola central para encontrar con una radio que ha vivido mejores tiempos. Los sistemas multimedia modernos de pantalla táctil se han encargado de hacernos olvidar como eran las antiguas radio-CD de los coches…
Más arriba, siguiendo con nuestro ascenso hacia la parte superior del salpicadero, nos encontramos con una serie de palancas con un acabado en aluminio y los mandos del climatizador, bizona.
El volante, de tres radios, luce un aspecto algo tosco. Tras el volante una pareja de levas de gran tamaño y una instrumentación sencilla.
De nuevo el aluminio esta presente, esta vez en los radios del volante, con un acabado cepillado y unos tornillos de allen que parecen dispuestos a recalcar el carácter artesanal del coche.
Una voz suena desde el box de al lado. nuestro escrutiño se detiene. Me están llamando. Es mi turno. Me tengo que poner ya tras el volante del Alfa Romeo 4C para escribiros la prueba que días atrás pudisteis leer, “Alfa Romeo 4C, una cita en el Jarama“. Lamento no poder arrancar su V8 e irme a pista con el… sin embargo la alternativa tampoco esta nada mal, su hermano pequeño nos ha demostrado ser un gran deportivo, de enorme alma.