Posiblemente el BMW i8 ha sido uno de los coches que más ganas tenía de probar en 2014 y por suerte pude calmar esas ganas meses atrás en Milán, dejándome desde entonces con una coyuntura interna que aún no he conseguido resolver, ¿Porsche 911 o BMW i8? Posiblemente terminaría resuelta dejándome de coches modernos y restaurando un 964 y una BMW R65, todos en paz, pero ahí esta el germen del i8, ahí esta un deportivo híbrido consiguiendo hacer que dude de todo un mito, de uno de esos coches con los que soñaba de pequeño, de adolescente y aún a día de hoy.
¿Será capaz el BMW i8 de conquistar a toda una generación de adolescentes como en su día lo hicieron los Porsche 959, los Countach y Diablo, los F40… con nosotros? Yo creo que sí.
- – Su aspecto
- – Configuración mecánica y dualidad prestaciones/confort
Puntos negativos
- – Tendremos que decidirnos entre el i8 o un Carrera… y el 911 es mucho 911
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Tengo grabada a fuego en la memoria una imagen del BMW i8. Llegaba tras unos cuantos primeros kilómetros, 100 quizá, no lo recuerdo, a una bodega milanesa donde el grupo de periodistas que acudimos a su presentación íbamos a comer. Ahí estaba el i8 con las dos puertas levantadas tras bajarnos mi compañero y yo, con la dirección girada, como esperando, con natural y pleno conocimiento de causa, a ser fotografiado. Algo que hice, dejándome con una fotografía que suelo usar habitualmente cuando toca hablar de cualquier tema relacionado con el i8, aunque la fotografía tampoco sea ningún prodigio. Ahí, el BMW i8, un coche híbrido, me demostraba que había conseguido remover algo por dentro, que un coche con una motorización así también podía ser pasional, también podía llegar a conquistar a toda una generación de niños ávidos de un deportivo con el que soñar.
Pero no, esta reflexión no trata sobre ese flechazo. Hace unos días me encontraba con un comentario de un chico de unos 12 o 13 años en el tablón de Facebook. Un comentario que decía algo así como “algún día será mío” bajo una imagen de un BMW i8. Seguramente esa misma frase la soltamos unos cuantos de los que por aquí andamos años atrás al cruzarnos por la calle con un Ferrari 360, al leer en alguna revista sobre el lanzamiento de un espectacular Jaguar XJ o cuando nos regalaron aquella maqueta del Lotus Esprit.
El BMW i8 es ya el deportivo de una generación. La generación que conoció a un Ferrari, un McLaren y un Porsche luchando por el Olimpo de los superdeportivos. Bien se ha ganado un hueco junto a estos en los sueños de esta generación de niños y adolescentes por mucho que este a un mundo de distancia del LaFerrari, del P1 y del 918 Spyder.
362 caballos de tecnología híbrida, tracción total, la posibilidad de recorrer hasta 37 km sin gastar una gota de gasolina, de poder circular a 120 km/h en modo eléctrico, prácticamente la misma aceleración que un Ferrari F40, un buen tacto para su dirección, un chasis rígido y un bonito sonido (¿quién demonios se iba a imaginar que un motor de 3 cilindros iba a poder llegar a sonar así?) todo ello unido a un porte espectacular, esa mirada, esos aletines posteriores, esa futurista vista de perfil, esas puertas levantadas…
Sí, un Porsche 911 tiene una mejor dinámica, como también la tiene un Jaguar F-Type R, tampoco nos podemos olvidar de la nueva apuesta de mercedes, del nuevo Mercedes-AMG GT, pero el BMW i8 se ha ganado un puesto privilegiado en esta nueva ola de deportivos. Poco a poco nos toca despedirnos de los V12, de las mecánicas atmosféricas, incluso la mayoría va dejando por el camino los cambios manuales. Parecen malos tiempos para la lírica, pero aunque ya no tengamos auténticas bestias entre nosotros como el Countach, máquinas desbocadas, BMW ha conseguido hacer del i8 una máquina totalmente deseable, una máquina con la que soñar.
Un buen tacto de la dirección, un chasis rígido, un sonido que te hace pensar en que bajo el capó hay un V6… no, no está a la altura dinámicamente de un 911 ni de un F-Type, pero a cambio ofrece otros muchos argumentos. El BMW i8 tiene un precio de partida de 129.900 euros. No parece mucho si tenemos en cuenta la enorme carga de tecnología de su mecánica o su diseño. Para mí ya es el coche del año. “Mario Herraiz