Haruhiko Tanahashi tuvo un sueño. El sueño de fabricar el deportivo más impresionante jamás construido por Lexus y el Grupo Toyota en toda su extensión. Aunque el proyecto original recibió luz verde en el año 2000, muy pocos creyeron que la descabellada idea de desarrollar el deportivo del estado del arte de la tecnología llegaría a buen puerto.
Los retrasos inquietaban a los fanáticos de la marca, pero también a los creadores de este exótico deportivo. Cualquiera diría que Lexus estaba trabajando en un templo sagrado, una catedral. El desarrollo tardó en concluirse prácticamente una década y durante todo ese tiempo no solo asistíamos a una revolución tecnológica en la categoría de los superdeportivos. La industria, en toda su extensión, se había decantado entre los que apostaban por la potencia desmedida y prestaciones de récord, y los que se rendían ante las exigencias medioambientales.
En Lexus, lejos de rendirse, siguieron adelante en su cometido. El Lexus LFA llegaría con un precio prohibitivo, inaccesible para la mayoría de los mortales, pero la garantía de ser uno de los deportivos más espectaculares jamás construidos. Solo 500 afortunados podrían disfrutar de esta pieza de circuito y museo.
Tanahashi se refiere a su criatura como una máquina que interactúa y genera emociones dispares en su piloto en una mútua conversación. Aunque no lo creas en este caso no se refiere al delicioso sonido del Lexus LFA, sino a la simbiosis que se crea entre el piloto y el coche.
Tanahashi, el hombre que susurraba a los deportivos
Estamos ante una precisa máquina de carreras, construida en un ligero y esbelto cuerpo de fibra de carbono soldado a los elementos metálicos del chasis mediante un sistema de sellado inédito hasta la fecha. Para preservar su aerodinámica no solo se esculpió una carrocería con un cuidadoso trabajo y estudio para cortar el viento con mayor efectividad. Los bajos se carenaron por completo para aumentar el efecto suelo, se diseñó un alerón retráctil que asciende a partir de los 80 km/h para empujar con mayor fuerza a este deportivo contra el asfalto, además se diseñó un sistema de conductos desde el frontal hasta la zaga para refrigerar el motor, los frenos cerámicos y la transmisión.
Pero pese a todo no se ha escatimado en todos aquellos elementos que, fuera del circuito, nos hacen la vida más fácil. Un Lexus LFA dispone de equipo de navegación con pantalla de 7”, asientos de piel con ajustes eléctricos en múltiples vías, automatismos en faros y limpiaparabrisas e incluso un equipo de sonido envolvente Mark Levinson.
El día en que me enteré que me tendría que poner al volante del Lexus LFA reconozco que me costó conciliar el sueño. En cierta medida en Diariomotor también tenemos cierto cariño por el Lexus LFA, aunque de un modo muy diferente al profesado por Tanahashi. Desde el nacimiento de esta web, como medio del motor en internet, lo vimos crecer. Los primeros prototipos fueron avanzando y cada dato que llegaba a nuestros oídos era más impresionante que el anterior. Hasta que definitivamente se presentó el modelo definitivo y por fin pudimos poner nuestras manos en él.
Si el abandono de la Fórmula 1 fue, posiblemente, un error por parte de Toyota, el mejor acierto para enmendarlo sería que su deportivo más espectacular adoptase un motor con ciertas similitudes al empleado por la escudería de Fórmula 1 en sus inicios. Un bloque de diez cilindros en uve y 4,8 litros de desplazamiento con un sonido espectacular, digno de un monoplaza y de los deportivos con un rugido más evocador que hayamos escuchado nunca. Por mi mente pasa el Porsche Carrera GT. Como si de un instrumento de luthier se tratase, Lexus recurrió a Yamaha para afinar el sonido de su coche y diseñar estructuras bajo el capó que garantizasen la mejor experiencia sonora posible en su conductor.
Tan espectacular como su rugido es la rapidez con que la aguja del cuentarrevoluciones alcanza la zona roja en las 9.000 vueltas. Probablemente sea un mito, pero hay quien dice que Lexus diseñó un cuadro de mandos completamente digital por la imposibilidad de garantizar que la aguja del cuentarrevoluciones fuera capaz de recorrer la esfera tan rápido sin sufrir retardos ni averías.
De origen, el Lexus LFA incorpora neumáticos Bridgestone Potenza S001 con medidas 265/35 ZR20 (95Y) delante y 305/30 ZR20 (99Y) detrás. El modelo que nosotros tuvimos ocasión de probar iba ataviado con unos Michelin Pilot Super Sport.
Lexus solo necesitó dos años para agotar toda la producción
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Desde el lanzamiento de Diariomotor Altas Prestaciones creímos conveniente que sería necesario hacer un hueco para el Lexus LFA en nuestra sección. El momento es oportuno y apropiado, esta misma semana se entregaba el último Lexus LFA a un orgulloso cliente suizo que se dedica, entre otros negocios, a la hostelería y a la exportación de vinos en Asia. En resumen, el les vende sus vinos y a cambio compra sus flamantes deportivos ¿Justo intercambio?
Para haberte conseguido un Lexus LFA deberías haber pagado más de 400.000 euros. Eso fue lo que hizo el único propietario de un Lexus LFA español, afincado en las Islas Canarias. De los 500 Lexus LFA fabricados solo cuarenta llegaron a Europa, cuatro de ellos con paquete Nürburgring, y la mayoría se quedaron en Alemania. Lexus asegura que un cliente les encargó no uno, ni dos, ¡sino tres coches a la vez! También que algún cliente tras recibir el primero decidió comprar otro más.
El color más popular para el Lexus LFA en Europa, es el blanco. El mismo color que luce la unidad número 15# que pudo probar un servidor. Una muestra más de su fiabilidad japonesa. Este coche marcaba en el odómetro 30.000 kilómetros de intensas rondas de pruebas de periodistas de la prensa europea y aún no había requerido ninguna reparación mayor en su mecánica.
La producción se mantuvo durante dos años a un ritmo constante de 20 unidades de Lexus LFA cada mes.
Sé que me subiré a coches que harán más rápido el 0 a 100 km/h o que alcanzarán una velocidad punta mayor, Lexus no oculta que su objetivo no fue batir ningún récord, tampoco entrar en absurdas guerras de velocidad. No obstante el Lexus LFA Nürburgring Edition marcó registros espectaculares (7 minutos y 14 segundos) en el que para muchos es el escenario de la prueba de fuego más importante para cualquier deportivo, El Infierno Verde de Nürburgring.
Pero si algo tengo seguro es que nunca me olvidaré del nerviosismo con que aumentaban las revoluciones del motor ni del poco tiempo que teníamos para respirar entre que se engranaba una marcha y el motor pedía paso a la siguiente. Tampoco de aquel rugido agudo de diez cilindros a máximo rendimiento acercándose vertiginosamente a los 300 km/h, levantando una estela de agua a su alrededor y piedrecillas que arrancadas del asfalto de una pista de aterrizaje rebotaban en los bajos y en el guardabarros.
Haruhiko Tanahashi cumplió su sueño, y nosotros hicimos lo propio con el nuestro. Imaginamos que nos volveremos a encontrar con un Lexus tan deportivo como este, aunque para entonces la filosofía – probablemente – será muy diferente. Tan solo le pedimos a Tanahashi y su equipo que la espera no se retrase una década más.