¿Qué es el Sueño Americano? Vivir en un hogar unifamiliar, en un barrio residencial en el que ningún edificio supera las dos plantas, con jardín, barbacoa, dos o más hijos y una bella esposa (o un apuesto marido, lectoras), algún amante (a veces), un garaje con la pared repleta de herramientas, un coche dentro y otro fuera, como formando parte del ornamento de esta idílica escena. Y si preguntásemos a la mayoría qué coche completaría esta escena, aparcado a la entrada, estoy convencido de que muchos no lo dudarían. Ese coche sería un Ford Mustang.
He de reconoceros que nunca me he creído la idea del Sueño Americano. Mis gustos automovilísticos jamás fueron los del otro lado del Atlántico. Nunca me gustaron las americanadas, en las pelis de Hollywood siempre esperaba que ganasen los malos y cada vez que veo Rocky IV espero con expectación a que Iván Drago tumbe a Stallone. La pregunta ahora es la siguiente, ¿ha llegado este Mustang para tumbar a los europeos?
Incluso en Europa, donde el Ford Mustang es un recién llegado, un modelo con cincuenta años de historia que hasta hace poco debíamos adquirir recurriendo a importadores, cuando el equipo de Ford habla del Mustang no puede evitar esbozar una sonrisa de orgullo. El orgullo de un producto que ya forma parte de la cultura pop, de la iconografía de Hollywood y del imaginario general.
Según Ford, el Mustang presume de haber interpretado más de 9.000 papeles en canciones, videojuegos, series de televisión y películas. Papeles que en ocasiones fueron más allá de un mero cameo. Pocos coches pueden presumir de haber robado protagonismo a una estrella del cine, que con su imagen llenaba la pantalla, como Steve McQueen. ¿Quién no soñó con un Mustang al ver la persecución más famosa del cine, la persecución de Bullit?
Y os traemos buenas nuevas. El Sueño Americano ha llegado a Europa. El Ford Mustang ha aterrizado en el Viejo Continente. ¿Conseguirá este yankee que nos olvidemos del coupé europeo?
Quizás te estés preguntando qué significa que el Ford Mustang haya llegado a Europa. Para empezar, significa que adquirir un Mustang es más sencillo que nunca, basta con dirigirte a tu concesionario Ford más cercano y hacer tu reserva. Ford reconoce que el Mustang inicialmente solo va a comercializarse en sus nuevas Ford Store, algo así como un concesionario premium en el que existirá un espacio reservado para la nueva gama Vignale y algún Mustang en exposición. En España habrá 35 Ford Store de 180 concesionarios totales. En cualquier caso, podrás reservar un Mustang en cualquier concesionario. Que el Mustang llegue a Europa sobre todo significa algo más, que por primera vez estaremos ante un producto con una concepción global y un desarrollo, si no completamente europeo, sí prestando especial atención a la filosofía que desde hace décadas se ha impuesto en nuestro continente.
¿Eso significa que el Ford Mustang ha perdido su esencia? Nada más lejos de la realidad. Eso significa que estamos ante uno de los productos más trabajados de Ford en mucho tiempo. Significa que el óvalo azul ha asumido el reto de modernizar la imagen de su producto más emblemático, preservar las claves que lo hacen tan especial y, para regocijo nuestro, que a nivel dinámico y en su tacto de conducción, como mínimo logre convencernos.
Dicho lo cual, estamos ante un gran acontecimiento. El Ford Mustang, un emblema que cumple 51 primaveras, ha superado uno de los hitos más importantes de su historia. El Ford Mustang sigue siendo el coupé del Sueño Americano, pero ha dejado de ser patrimonio único y exclusivo de Norteamérica.
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Cuando me dirigía hasta Munich, la ciudad escogida por Ford para presentarnos a este nuevo Mustang en Europa y permitirnos disfrutar conduciéndolo en esta primera toma de contacto, no podía evitar dibujar en mi cabeza lo que podía esperar de este nuevo modelo. El Mustang es un coche completamente nuevo, no solo por el hecho de haber sido diseñado y desarrollado desde cero, sino también porque somos conscientes de que bajo el capó, y en su chasis, hay novedades realmente importantes, con suficiente entidad para que su filosofía se haya transformado por completo. Y eso nos gusta. Porque significa que, salvo sorpresa, este Mustang estará más cerca en cuanto a rendimiento y agilidad de los estándares que exigimos a cualquier coupé europeo. De lo cual puedo dar fe tras haberlo probado.
En su desarrollo, Ford se encontró con una difícil disyuntiva. ¿Cómo preservar el espíritu de un coupé como el Mustang y a la vez cumplir con los requisitos de eficiencia y contención que demanda Europa? La solución fue relativamente sencilla. El Ford Mustang también se comercializa con un motor V6 en Estados Unidos. Mientras tanto, en Europa se mantiene un V8, el más fiel al espíritu original, y se incorpora un motor de cuatro cilindros y turbo. Una herejía, tal vez. Pero creedme que la idea tiene todo el sentido del mundo.
El Ford Mustang no goza de motores ahorradores, sino de un motor que gasta mucho, el 2.3 Ecoboost; y un motor que gasta muchísimo, el 5.0 V8. Si eres un conductor preocupado por los consumos, este no es tu coche. Pero creedme que esos 5.5 litros/100 kilómetros que separan los 13.5 litros/100 kilómetros – según homologación – del V8 y los 8 litros/100 kilómetros homologados del cuatro cilindros, son un aliciente extraordinariamente bueno para convencerte de que un Mustang de ocho cilindros no es una mala idea.
¿Y qué tal encaja un motor de cuatro cilindros en un Ford Mustang? Mejor de lo que nos hubiéramos imaginado. Aunque podría haberse escogido el bloque de dos litros utilizado por Focus ST y Focus RS, entre otros, Ford ha estrenado un motor Ecoboost de 2.3 litros de 317 CV. Todo un honor reservado para un coupé deportivo como este Mustang. Piensa que se trata de un bloque de cuatro cilindros y 2.3 litros, que su potencia y su energía se basa sobre todo en la patada del turbo. Ante nosotros tenemos un motor que empuja con muchísima contundencia a bajo régimen, antes de llegar a las 2.000 rpm. Al hundir a fondo el pie en el acelerador es difícil no perder tracción, especialmente en las primeras marchas. Esa patada te acompaña hasta arriba, al menos hasta las 5.000 rpm, momento en el cual empieza a decaer.
Aunque gran parte de la culpa de sus prestaciones la tenga un turbo contundente, este motor no se ve penalizado por un lag excesivo, lag que suele hacer aparición en el momento en que más puede incomodarnos, recuperaciones, incorporaciones a autopistas, etcétera. No es el caso. Desde Ford nos advierten de que la razón por la cual ese lag irremediable no nos molesta, y la respuesta sea inmediata, la encontramos en un sistema turbo de entrada doble con sendos conductos de recirculación de gases, conectados a cilindros alternos. Esa solución conseguiría que ofrezca un tacto más propio – salvando las diferencias – de motores con dos turbos secuencial.
Otro detalle que nos sorprende de este motor lo encontramos en su sonoridad. Ya en el arranque, no puedo evitar una leve sensación de desconcierto al apreciar en el volante de este coupé el famoso caballo que hace las veces de emblema en el Mustang, y que al tocar el botón de arranque, no nos acompañe un rugido contundente. Según aceleramos, a régimen medio y sobre todo alto, este cuatro cilindros goza de un rugido y un gorgoteo que vagamente intenta a asemejarse al ofrecido de un motor de ocho cilindros. Y aunque el sonido no nos decepcione, no engaña, y peca en exceso de artificialidad.
El motor Ecoboost convence. No lo dudes. Dudo mucho que la mayoría de los clientes que se decanten por el nuevo Ford Mustang vayan a necesitar un motor más potente y enérgico. Y por si no fuera poco, es el más barato, estando disponible desde 37.000€ con carrocería Fastback y cambio manual. Pero si lo que de verdad quieres es un Ford Mustang de pura cepa, y no te preocupan demasiado los consumos, creedme que desde 44.000€ (por 7.000€ más), lo que necesitas es un motor V8. Una auténtica ganga. Piensa que por ese precio vas a poder acceder a un BMW 420i Coupé de 184 CV con algunos extras o un Audi A5 1.8 TFSI de 177 CV, también con algunos extras. La comparación con los coupés alemanes en este coche es realmente odiosa, pero inevitable.
Con este motor V8 el Ford Mustang ruge como una bestia, tal y como esperábamos. Abajo es tan perezoso como cualquier otro V8 atmosférico, pero a partir de las 3.000 rpm se desenvuelve a las mil maravillas. Más allá de su potencia, 421 CV, de la belleza de su sonido, el gorgoteo en bajas y el rugido en altas, lo más destacable de este motor lo encontramos en su progresividad y en lo gratificante que resulta disfrutar de cada marcha apurando por encima de las 7.000 rpm.
Otra sorpresa que nos encontramos en este coche es la presencia de un cambio manual con un tacto excelente, una palanca de recorridos cortos y un pedal de embrague con la dureza justa. El Ford Mustang también podrás llevártelo, con motor EcoBoost o GT V8, con un cambio automático de seis relaciones.
Por alucinante que te pueda resultar, el estreno de un eje trasero con suspensiones independientes es toda una revolución en el Ford Mustang. Hasta hace unos días el Mustang se basaba en la simplicidad del eje rígido. Un ejemplo más que nos demuestra que lo que de verdad importa, lo que de verdad ha importado siempre en este modelo, ha sido gozar de la imagen más agresiva posible y un motor grande y potente. Sin más.
Pero desde que Ford se propuso la conquista de Europa, si bien las prioridades siguen siendo las mismas, se hacían necesarios cambios lo suficientemente importantes como para que este nuevo Ford Mustang fuera más ágil y refinado que nunca. Lo cual, para seros sinceros, tampoco era tan difícil de conseguir. Hablando de teoría, Ford nos cuenta que ha optado por un tren trasero de tipo multibrazo con un tensor vertical, el denominado Integral Link que también está presente en otros modelos de la casa, como el Mondeo, y de la competencia, como el Tesla Model S o el Jaguar XE.
Pero como no quieres escuchar la teoría, sino la práctica, ¿es este Ford Mustang un buen coupé, un producto del gusto de nosotros los europeos?
Este Ford Mustang no es un devora curvas, pero sí lo suficientemente divertido como para dibujar una sonrisa en tu cara cada vez que abras gas y comiences a jugar con él. El nuevo Mustang cuenta con diferentes modos de conducción, incluido un modo Sport y un modo Track que no solo ajustan la entrega de potencia, sino también la permisividad del control de estabilidad. En modo Track podrás activar, desde el menú de la instrumentación, un control de salida lanzada, un Launch Control. También cuenta con diferentes modos para ajustar la dureza de la dirección, una dirección que aporta mucha confianza, que tiene el peso justo y que solo echarás en falta que sea un poco más precisa, porque quizás te exija practicar correcciones, cuando circules muy rápido.
No me digáis que las palancas de los selectores de modos y el botón que nos permite desactivar el control de tracción, no son una preciosidad.
Bien es cierto que el Ford Mustang se comporta bien. No es una tabla en curvas, y aún nos encontramos con un pequeño deje, con un ligero cabeceo, al abrir gas. Pero también he de deciros que ni este Ford Mustang es un vehículo torpe, y hasta difícil de gobernar, como sus predecesores (ver prueba del Ford Mustang en Miami), ni goza de la precisión y agilidad de cualquier coupé premium alemán. Si buscas un coupé muy rápido y preciso en curvas, el Mustang no será tu coche, pero recuerda que para acceder a esos coupés alemanes y en términos de potencia similares la factura se puede ver incrementada, ¡y de qué manera!
Con este presupuesto, tampoco pensábamos esperarnos un altísimo nivel de calidad. Si algo podemos destacar de su habitáculo es el diseño, el formato de salpicadero alto, y detalles que nos recuerdan que estamos conduciendo un icono, como la placa en la que reza «Mustang – Since 1964». Lo probamos con sus asientos tapizados de piel y ajustes eléctricos, (en paquete Premium), que son más que suficientes por comodidad y sujeción lateral. También con sus asientos Recaro, opcionales por 1.900€, que nos parecieron excelentes por sujeción lateral, preciosos a nivel estético, pero un tanto incómodos por el tamaño de sus «orejas» laterales. En cualquier caso, nos han parecido más holgados para ajustar nuestra espalda que los Recaro utilizados en otros Ford deportivos, como el Focus ST.
Nos encontramos con algún que otro detalle que desentona bastante, como algunos plásticos en las puertas o el utilizado en la puerta de la guantera. También nos encontramos con algún defecto que nos chocó, como la vibración excesiva del capó a velocidades muy altas. Una vibración que se nota a partir de los 160 km/h y que en torno a los 200 km/h asusta. Creedme. Los ingenieros de Ford nos reconocieron que el defecto lo tenían identificado en su capó de aluminio y que lo resolverían inmediatamente. Es cierto que lo normal no es circular a esas velocidades, salvo que tengas la oportunidad de conducirlo en tramos de Autobahn sin límite de velocidad, como fue nuestro caso, pero no por ello es menos importante resolver este problema.
En fin. El Sueño Americano ha llegado a Europa y eso, creedme, es una gran noticia.
Un detalle. Las ópticas traseras del Ford Mustang en tres dimensiones, cuentan con tres barras diagonales a cada lado. Las tres se iluminan con la luz de cruce – como indicadores de posición – y las dos centrales se iluminan al frenar.
También ha habido algunos cambios con respecto a la versión de Estados Unidos en los faros delanteros. Las tres barras, las branquias de tiburón que en el modelo norteamericano hacen las veces de iluminación diurna, reflejan la luz de los faros, pero solo cuando estos están encendidos.
El corazón de ocho cilindros de la bestia.
Para su presentación europea, Ford escogió la ciudad de Munich. Al salir del aeropuerto de Munich esto es lo primero con lo que nos encontramos, con toda la caballería en una plaza central rodeada por áreas comerciales, el hotel Hilton y un inmenso Audi Forum en el que la marca de Ingolstadt realiza habitualmente sus presentaciones. El Ford Mustang era el centro de atención de todos los viajeros.
Entre chaparrón y chaparrón, tuvimos ocasión de subirnos a un Ford Mustang Convertible y descapotar. El Convertible es una opción interesante, por un extra de 4.000€ con respecto al coupé. Pero estaréis conmigo en que la superioridad estilística del Fastback, por la belleza de su diseño y su línea, es indiscutible. Especialmente si te lo llevas con línea GT y en rojo Race Red o Amarillo Sport (este último supone un extra de 1.400€).
En los próximos días, en las próximas semanas, os seguiremos hablando de este nuevo Ford Mustang que os aseguramos dará mucho de qué hablar en los próximos años.