“Cien años fabricando los coches más bellos del planeta”. Este es uno de los lemas escogidos por Aston Martin para celebrar su centenario. Pero, lejos de lo que cualquiera pudiera esperar, no hablaremos de belleza sino de altísimas prestaciones, ingeniería, de hitos para la industria y los deportivos más espectaculares jamás creados. En Diariomotor Altas Prestaciones no queríamos olvidarnos de Aston Martin y su centenario y os aseguro que hablaremos largo y tendido de ellos de ahora en adelante.
¿Únicamente belleza? Aston Martin ha fabricado algunos de los deportivos más rápidos de todos los tiempos e incluso el superdeportivo con motor atmosférico más potente de la historia. ¿Nos acompañas?
Hablar de Aston Martin es hacerlo de elegancia, del confort de un gran turismo que te lleva con clase y a toda velocidad por la carretera. Pero todo nació cuando el bueno de Lionel Martin y su compañero Robert Bamford hacían la carrera de su vida en el ascenso de Aston Hill Climb con un deportivo especialmente preparado por ellos mismos. De aquel arranque a sus primeros éxitos en Le Mans y el inicio de la producción de los primeros modelos, atravesarían no pocas dificultades, incluso la Primera Gran Guerra. Dicen que lo que no te mata te hace más fuerte. A partir de ahí nada podría detener a esta gran marca y sus genes deportivos habrían quedado bien arraigados in saecula saeculorum.
El Aston Martin Atom de finales de los años 30 suponía un gran hito de la ingeniería. Antes de la Segunda Guerra Mundial ya habían diseñado un deportivo con un chasis tubular de sección cuadrada sobre el que se erguían suspensiones independientes y los paneles de aluminio de su carrocería de estilo Art déco. Por desgracia no llegó a producción y únicamente podrían anotarse el mérito de que fuera uno de los primeros prototipos funcionales de la historia. Por cierto, aún se conserva impecable y restaurado como en sus orígenes.
Dicen que Sir David Brown quedó tan maravillado con este prototipo que no vaciló ni un momento para firmar la adquisición del negocio de Aston Martin y más tarde Lagonda, convirtiéndose en mecenas y salvador de la empresa tras la Segunda Gran Guerra. Por cierto, ¿sabías que, antes de adquirir Aston Martin, David Brown era un próspero empresario y fabricante de tractores? ¿Te suena esta historia de algo?
Del Atom a los primeros Vantage
Hablando de David Brown y las siglas DB, te podrás imaginar porque hoy en día Aston Martin sigue preservando aquella tradición en las nomenclaturas. Su primer Aston sería el DB1 y a partir de ahí nacerían todos los DB clásicos que conocemos, con el DB2 a la cabeza de todos ellos como el verdadero icono de la marca Aston Martin de postguerra.
Y como no nos hemos olvidado de las altas prestaciones, nos acordamos de que el Aston Martin DB2 fue el primero en recibir un toque de gran deportividad bajo el apelativo Vantage. Aquel primer Vantage potenciado era tan potente para la época y su compresión tan alta, que en las islas británicas no pudieron comercializarlo por las restricciones de la austeridad y la gasolina de 72 octanos que se impusieron en tiempos de guerra.
Con el DBR1 triunfando en media Europa, desde Nürburg hasta La Sarthe, Aston Martin alcanzaba la madurez y la repercusión internacional que merecía con el Aston Martin DB4. Y como no quedaron suficientemente satisfechos lo aligeraron con el GT, después Tadek Marek (el veterano de guerra polaco que desarrolló su motor de seis cilindros) trabajó para potenciar este deportivo con el Vantage. Y, para rizar el rizo, en un puñado de coches hicieron ambas cosas para ser conocidos hoy en día como Vantage GT. Por si no fuera poco, Zagato también quiso unirse a esta fiesta ofreciendo una nueva cara para el deportivo que marcó una época.
A finales de los 50 el DB4 se convertía en el coche más rápido sobre la faz de la Tierra alcanzando 227 km/h. Poco después el DB4 GT le arrebataba el título alcanzando los 247 km/h. ¿Quién dijo que los Aston Martin no eran rápidos?
El “Bugatti Veyron” nonato de Aston Martin
Aunque me juré a mi mismo no mencionarlo jamás en este artículo, ¿cómo podría presentar al Aston Martin DB5 sin mencionar a James Bond y el bueno de Sean Connery? En la ficción era inalcanzable y eyectaba por los aires a su acompañante, pero en la realidad no lograría mayor record que el de convertirse en uno de los deportivos más conocidos de todos los tiempos. Aquí se afianzaba la imagen del Aston Martin lujoso, elegante y deportivo – pero no espectacularmente rápido – que conservamos hasta ahora.
Más tarde llegarían el DB6, la berlina Lagonda, el giro dramático en la estética del DBS y el primer V8 Vantage, con rasgos inéditos y más propios de un muscle car que de todo un Aston. Pero entre tanto, de la mano del creador del Lagonda, nacía uno de los Aston Martin más espectaculares jamás construidos, el Bulldog. Un superdeportivo que de no haberse quedado en prototipo – aunque se proyectó fabricar 25 solo se construyó una unidad – hubiera puesto en ridículo a la mayoría de máquinas de finales de los años 70.
Imagina que paseas por la calle y te encuentras un superdeportivo muy ancho y con forma de cuña, cuyo techo te llega a la altura de la cintura. Lo tenía todo para ser el deportivo definitivo, alas de gaviota, la última tecnología con instrumentación digital y visión trasera mediante una videocámara y una pantalla en la consola central. Con un motor de ocho cilindros en uve doblemente sobrealimentado, hay quien dice que superaba con creces los 600 CV de potencia.
El Bulldog llegó a superar los 300 km/h, pero con su potencia y su aerodinámica hubiera podido acercarse a 380 km/h. En tal caso, de haberse producido en una tirada limitada, hubiera sido el coche más rápido sobre la faz de la Tierra hasta la llegada del Bugatti Veyron en 2005. Sencillamente espectacular.
Aston Martin V8 Vantage Le Mans: músculo y potencia sin parangón
Con el ecologismo en boga, conducir un superdeportivo se ha convertido en poco menos que un acto de terrorismo. La situación actual viene de lejos, ya en los años 90 las normativas europeas empezaron a poner cerco a las emisiones de los automóviles. Precisamente esa fue la razón que precipitaría el deceso del antiguo Aston Martin V8 Vantage de la época. Pero ni cortos ni perezosos, en Aston Martin decidieron prepararse un merecido homenaje y una oda a la desproporción y a las prestaciones más descomunales.
El canto del cisne del Vantage se llamó Le Mans, celebrando el 40 aniversario de la victoria del 59. Tomando prestado el motor V8 de 5.3 litros del modelo en que se basaba, se sobrealimentó hasta alcanzar los 612 CV de potencia y un par máximo de 820 Nm. El Aston Martin V8 Vantage Le Mans se había convertido en el modelo más potente que jamás hubieran fabricado los de Gaydon.
Con 320 km/h de velocidad máxima y un 0 a 100 km/h en 3,9 segundos, podía mirar por el retrovisor a prácticamente cualquier superdeportivo de la época, ya fuera Ferrari ya fuera Lamborghini. Su pose más agresiva con parrilla carenada, aberturas en el capó, llantas de magnesio y suspensiones reforzadas por Koni, contrastaba con la elegancia, el lujo y el confort de su habitáculo. Revestimientos de madera, cámara de aparcamiento, sistema de navegación y teléfono manos libres. A veces pienso que lo de Aston Martin con el craftmanship es una verdadera obsesión…
Aston Martin sí sabe hacer superdeportivos
El Aston Martin Vanquish y más tarde el DBS, llevaban la deportividad de sus grandes turismos a un nuevo nivel, sin suponer ningún hito comparable a los modelos que se llevan el protagonismo de este artículo. Pero en 2009, en un nuevo giro dramático a la historia, Aston Martin presentaba el One-77, el deportivo más bestia jamás producido por los de Gaydon. Un nuevo grito desesperado de los británicos para demostrar que saben hacer algo más que grandes turismos, el deportivo más potente jamás construido sin recurrir a un motor sobrealimentado.
Para que sobre la báscula apenas pesase 1.630 kilogramos se emplearon a fondo para diseñar un chasis monocasco de fibra de carbono, utilizada también en la mayoría de los revestimientos de la carrocería junto con algunos paneles de aluminio esculpidos a mano. Lo fácil hubiera sido utilizar el motor de doce cilindros de la casa, pero Aston Martin se propuso el reto de lograr las máximas prestaciones posibles con un cárter seco, se optimizó su fricción y se sobredimensionó para llegar a los 7.312 cm3. La similitud de este motor con el empleado en otros modelos, como el Aston Martin Vanquish, apenas se reduce al número de cilindros, la cadena de transmisión y… paramos de contar.
Sus cifras también son de infarto, 750 CV de potencia y 750 Nm de par máximo, 0 a 100 km/h en menos de 3,7 segundos y una velocidad punta de 354 km/h.
Con esta presentación seguro que te esperas un superdeportivo de circuito, radical, extremo e incómodo para cualquier otra cosa que no sea correr como alma que lleva el diablo. Pero, ¿recuerdas que la mayor virtud de Aston Martin está en el confort y el lujo de sus grandes turismos?
Pues bien, el Aston Martin One-77 cuenta con ajustes eléctricos del volante en altura y longitud. Y como una buena posición al volante es imprescindible tanto para viajar como para disfrutar en un circuito también dispone de unos elegantes y cómodos asientos de piel con ajustes eléctricos y memoria. Tampoco falta climatizador, cámaras de aparcamiento delantera y trasera, un equipo de entretenimiento y navegación escamoteable y todas las comodidades que te encontrarías en un Rapide.
El Aston Martin DBR1 del Siglo XXI
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Pero la cuadratura del círculo llegaba hace tan solo unas semanas, en el año del centenario de Aston Martin. Qué mejor forma de culminar cien años y rememorar la épica de Le Mans, los éxitos del Aston Martin DBR1 y su victoria en 1959 y el incombustible Sir Stirling Moss, que preparar un deportivo de estilo barqueta, sin techo ni parabrisas, pensado por y para los circuitos.
Sabíamos que Aston Martin tenía preparada una sorpresa para celebrar su aniversario por todo lo alto. Y aún así, una vez más, nos dejaron boquiabiertos. El equipo de ingenieros y diseñadores que lo desarrolló en Gaydon reconoce que en las semanas previas a su presentación en las 24 Horas de Nürburgring tan solo tenían bocetos e ideas. Fue entonces cuando comenzó una carrera a contrarreloj para diseñar y construir lo que estás viendo sobre estas líneas ahora mismo.
El Aston Martin CC100 Speedster Concept no deja de ser un prototipo y sus creadores no quieren que nos hagamos falsas ilusiones. No obstante estamos convencidos de que Aston Martin ha recibido varias llamadas para interesarse por esta pieza de museo y algún cheque en blanco para llevárselo a casa, incluso a sabiendas de que su homologación de calle será harto complicada. El Aston Martin DBR1 del siglo XXI recurre a la plataforma común de la casa, la última generación del motor de doce cilindros en uve y 6.0 litros y una transmisión secuencial de seis relaciones de competición.
Aston Martin nos ha vuelto a sorprender, a sobrecoger y seguro que seguirá haciéndolo por los siglos de los siglos. Amén.