Litchfield es un pequeño preparador británico, que ha encontrado un negocio de oro en la modificación de los Nissan GT-R. Especializado en Godzilla y afincado en la campiña inglesa, su última obra se llama LM20. Conmemora el 20 aniversario de la creación de la empresa, que también mejora y ofrece servicios de mantenimiento a otros vehículos deportivos. Saben lo que hacen, y el Litchfield LM20 es el mejor ejemplo de su trabajo. Una preparación que puede parecer sutil, pero que llega mucho más allá que otros especialistas.
La preparación se basa en el Nissan GT-R 2017, que ya hemos podido probar en Diariomotor, atestiguando el enorme salto cualitativo del deportivo japonés. El incremento de potencia del Litchfield LM20 es moderado. Pasa de los 570 CV de serie a 675 CV, una potencia que el preparador cree está en el límite de la compatibilidad con el día a día. Este torrente de caballería se acompaña de un par máximo de 833 Nm a sólo 2.100 rpm, y un par de 813 Nm, constante entre las 2.500 rpm y las 5.100 rpm. ¿No te impresionan demasiado estas cifras?
¿Y si te digo que hace el 0 a 96 km/h en 2,5 segundos y el 0 a 160 km/h en 5,7 segundos? Su velocidad punta es de 325 km/h. Un preparador cualquiera modificaría la ECU del Nissan GT-R y se echaría a dormir, pero la lista de modificaciones que Litchfield ha practicado para ganar 105 CV de potencia es impresionante. Son 105 CV bien ganados, sin comprometer en absoluto la fiabilidad del motor, y con nada menos que tres años de garantía. Litchfield incluso regala tres años de mantenimiento con el Litchfield LM20.
El taller ha instalado en primer lugar un nuevo intercooler, una nueva bomba de combustible de alto flujo y unos inyectores con más caudal. Aunque los turbos IHI son los mismos que el GT-R monta de serie, ha reemplazado toda su fontanería, usando piezas forjadas en admisión y downpipes, así como manguitos de altísima calidad. Lo completa con un sistema de escape de 102 mm – desde los colectores hasta los silenciosos – y una ECU recalibrada, con hasta seis modos de funcionamiento totalmente personalizables.
El conductor puede desde el volante elegir incluso la potencia disponible, y ajustar la respuesta del motor al octanaje de la gasolina. Litchfield también ha instalado unos sistemas de control de tracción y ESP recalibrados para el incremento de potencia. Si hablamos de hardware, reemplaza la suspensión adaptativa de serie por una Bilstein Damptronic de control electrónico y puesta a punto propia. Los muelles y las barras estabilizadoras están firmadas por Eibach, y de nuevo, son específicas para el LM20.
El equipo de frenado ahora monta discos Alcon de 400 mm en el eje delantero, abrazados por pinzas de 6 pistones. En el eje trasero tiene 380 mm de diámetro. En ambos casos tenemos latiguillos metálicos Goodridge. Hardware de máxima calidad, complementado estéticamente por unas llantas RAYS Volk Racing TE37. Sobre ellas se han montado neumáticos Michelin Pilot Sport 4 de alto rendimiento, tanto en suelo seco como mojado. El punto final lo ponen piezas de la carrocería en fibra de carbono, desde la calandra al spoiler trasero.
Si este no es el Nissan GT-R perfecto, se tiene que acercar mucho.
Fuente: Autocar
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