El Mercedes SLS cede el testigo. Como en su día lo hizo el Mercedes SLR. En unos días nacerá el Mercedes AMG GT, el nuevo deportivo de Mercedes, el nuevo estandarte de AMG. Un nuevo deportivo dispuesto, aparentemente a luchar en un nuevo nivel, dispuesto a buscarse nuevos rivales, un nuevo camino.
A sus espaldas el peso de un pasado que ha hecho historia en el automovilismo. Un Mercedes SLR que se convirtió en máxima expresión de las flechas plateadas junto a McLaren y que no dudó en rendir homenaje a Stirling Moss con un espectacular diseño y un Mercedes SLS AMG que revivió fielmente y con una espectacular melodía el espíritu del alas de gaviota.
Ahora es el turno de pensar en el Mercedes AMG GT. Lo conoceremos pronto. Muy pronto. Estaremos de hecho con el, en su casa, en la planta de AMG de Affalterbach.
Pero antes, hoy, en este Altas Prestaciones, es el momento de rendir homenaje a sus predecesores, al Mercedes SLR McLaren y sus derivados, con el 722 y el Stirling Moss; al Mercedes SLS AMG y la vuelta de tuerca al alas de gaviota que supuso el Mercedes SLS AMG Black Series.
El Mercedes SLR McLaren: llevando a las calles el triunfo en la Fórmula 1
- – Prestaciones
- – Contar con McLaren en su desarrollo es todo un aliciente
Puntos negativos
- – Demasiado peso
[/ap_widget_valoracion]
Eran tiempos del Ferrari Enzo, del Porsche Carrera GT y Mercedes decidía adentrarse en el terreno de los superdeportivos con el Mercedes SLR McLaren. Era el 2003 y revivía así un nombre mítico en la historia de Mercedes, revivía un icono del automovilismo de los 50, revivía un nombre que nos lleva hasta uno de los periodos más prolíficos para la marca en competición, nos lleva hasta Fangio, hasta Stirling Moss.
Acercándonos un poco más a la actualidad, dando el salto hasta mediados de los 90, nos encontramos con la unión en la Fórmula 1 entre Mercedes (como suministrador de motores) y McLaren (como constructor), así como el binomio de pilotos de David Coulthard y Mika Häkkinen en una fórmula que llevaría a la marca a ganar el título de constructores a finales de esa misma década y a Häkkinen a ganar el campeonato.
Una fórmula ganadora en los circuitos que se trasladó a las calles, primero de manera conceptual con el Mercedes Vision SLR, presentado en 1999 para más tarde, ya en 2003, llegar como modelo de producción desde las mismísimas instalaciones de McLaren en Woking.
Sólo un año antes Mercedes había cesado la producción, de 4 años, de una de las bestias más salvajes que han lucido el sello de AMG, el Mercedes CLK-GTR AMG, una de esas joyas nacidas de la necesidad de homologar un coche de competición. Un V12 de 6.9 litros, más de 600 caballos y la estampa de ver un coche de carreras con matrícula. Pero hoy no estamos aquí para hablar de esta bestia.
Un diseño de lo más puntiagudo, toda una auténtica flecha plateada, en fondo y forma. Un largo morro de caída marcada, ciertos aires a Fórmula 1 en su “nariz”, las características ópticas dobles unidades de la época, las branquias laterales y una escueta zaga donde destacaba el difusor y unas llamativas ópticas oscurecidas cuyo diseño bien podría seguir vigente hoy día.
Bajo ese afilado capó un bloque V8 construido a mano y situado por detrás del eje posterior, de 5.4 litros y compresor, con una potencia de 626 caballos, contando con un par de 780 Nm. Su 0 a 100 km/h era de 3.8 segundos, alcanzando una velocidad máxima de más de 330 km/h.
No faltaban los frenos carbocerámicos, tampoco la aerodinámica activa. Para su carrocería se recurría a la fibra de carbono, pero a pesar de ello su peso se quedaba en unos considerables 1.750 kg.
El SLR McLaren 722 y el Stirling Moss: un merecido homenaje al pasado glorioso
En octubre de 2006, con motivo del Salón de París, Mercedes presentaba una nueva evolución del Mercedes SLR McLaren, el SLR McLaren 722. Un año más tarde lo hacía la versión cabrio.
Inspirado por el número que lucía Stirling Moss en el Mercedes 300SLR que les llevó a la victoria de la Mille Miglia en 1955, proponía una potencia y par superiores a los del SLR “normal”, desarrollando el V8 de 5.5 litros sobrealimentado una potencia de 650 caballos y 820 Nm de par en lugar de los 626 caballos y 780 Nm originales.
Equipado con una transmisión automática de 5 velocidades era capaz de registrar un 0 a 100 km/h de 3.7 segundos, contando con una velocidad máxima de 335 km/h que bien le valía a Mercedes para pavonearse, 6 años atrás de ser el roadster más rápido de cuantos se producían en serie.
La parte ciclo también se mejoraba con unos nuevos muelles y una suspensión reconfigurada. Su altura se rebajaba en 10 mm, acompañándose la parte ciclo de unas llantas de aluminio de 19 pulgadas y unos frenos carbocerámicos.
Esta edición especial quedo limitada a 150 unidades producidas a mano en las instalaciones de McLaren en Woking, construyéndose sus motores también a mano en la planta de Affalterbach.
Tras presentarnos al 722, sólo unos meses más tarde, en enero, Mercedes anunciaba la llegada del SLR más radical. Recibía el nombre de Stirling Moss, la leyenda, un buen nombre para uno de los roadsters más radicales de cuantos se han comercializado.
Llegaba limitado a 75 unidades, sólo disponible para propietarios de un SLR, con un precio de 750.000 euros y proponiendo una visión del Mercedes SLR (que ya se había dejado de comercializar) en la que el parabrisas desaparecía junto a las ventanillas y el techo retractil, contando con dos piezas de fibra de carbono (que podían ser llevadas en el maletero) para cerrar el coche una vez aparcado.
Lo de prescindir del parabrisas no era el único cambio que introducía el Mercedes SLR Stirling Moss. Mecánicamente contaba con el V8 sobrealimentado de 5.5 litros, mecánica que al igual que en el McLaren 722 pasaba de los 626 caballos a los 650 caballos, propulsando a este roadster hasta un 0 a 100 km/h de sólo 3.5 segundos y una velocidad máxima de 350 km/h, contando desde los 120 km/h con el apoyo de un alerón retráctil.
El Mercedes SLS AMG: reviviendo al alas de gaviota
Arrancando con la década de 2010, presentado con motivo del Salón de Frankfurt de 2009, nacía el Mercedes SLS AMG como relevo del SLR. Un relevo que llegaba ahondando en una nueva línea de diseño, pasando del diseño en flecha del SLR a unas aristas más redondeadas, a un diseño con una enorme influencia clásica, reviviendo, en una perfecta reinterpretación moderna, al Mercedes 300 SL de mediados de los 50”.
Nacía así un nuevo alas de gaviota dispuesto a convertirse en una de las mejores referencias entre los GT de carácter deportivo. Un cuidado interior, una línea exterior con un claro sabor añejo, la correspondiente pareja de puertas de tipo alas de gaviota y un gran motor atmosférico bajo su largo morro.
Al igual que actualmente estamos viviendo con el Mercedes AMG GT, Mercedes se sirvió de una enorme cantidad de adelantos, de pinceladas, sobre este nuevo “Alas de Gaviota” que amenizó desde 2008 hasta 2010 su lanzamiento. Se dice pronto. Desde detalles técnicos a imágenes del modelo camuflado, pasando por detalles de su habitáculo y desarrollo.
El V8 de 6.3 litros del nuevo SLS desarrollaba una potencia de 571 caballos y 650 Nm para un total de 1.620 kg, contando con un reparto de pesos de 47-53% (frente-trasera). Prestacionalmente marcaba un 0 a 100 km/h en 3.8 segundos y contaba con una velocidad máxima de 317 km/h.
Disponible tanto como coupé como roadster, perdiendo en el proceso las puertas tipo alas de gaviota, no faltó tampoco una llamativa propuesta con una mecánica eléctrica, el Mercedes SLS AMG E-Cell, que, con un precio de 416.500 euros, proponía también una potencia de 571 caballos de la mano de 4 motores eléctricos, contando con un par de más de 1.000 Nm y una autonomía de 250 km.
En 2013 Mercedes presentó una actualización del Mercedes SLS y SLS Roadster donde se aumentaba su potencia hasta los 591 caballos reduciendo un segundos su 0 a 100 km/h y registrando una velocidad máxima de 320 km/h, mientras que exteriormente se mantenía intacto su diseño. Además se mejoraba la transmisión y se ofrecía un nuevo tarado para sus suspensiones.
Como referencia, estas alternativas de 2013, tenían un precio de 236.000 euros en el caso del coupé y de 246.500 euros en el caso del Roadster.
A modo de despedida Mercedes lanzó una “Final Edition” limitada a 350 unidades y disponible tanto en coupé como en roadster, que añadía detalles en fibra de carbono, como el capó o el alerón fijo posterior.
Pero desde luego el mejor homenaje al SLS llega en forma de Black Series…
El Mercedes SLS AMG Black Series: la elegancia también tiene un lado oscuro
Y el Mercedes SLS AMG entró en el club de los Black Series. En ese club sólo apto para los “chicos malos” de la casa. En 2012, en noviembre, se anunciaba esta versión, se sacaba a relucir el lado más oscuro del Mercedes SLS AMG.
Esta alternativa recibía un importante cuidado aerodinámico encargado además de definir frente al SLS normal su estética. Un cuidado aerodinámico que pasa por un nuevo splitter frontal, por los canards, la toma del capó, las taloneras, el difusor y el alerón fijo posterior, todos ellos desarrollados en fibra de carbono.
Además los ejes se ensanchan, recibe una nueva puesta a punto en su suspensión, llantas de 19 y 20 pulgadas con neumáticos Pilot Sport Cup 2 y toda una vuelta de tuerca a la mecánica donde se afina desde la transmisión (de doble embrague y 7 relaciones), a los taques y conductos de admisión, todo ello además con un nuevo escape desarrollado en titanio y con una melodía directamente heredada de la versión GT3 del alas de gaviota.
Más ligero, con una mejor aerodinámica y refrigeración, una nueva puesta a punto en su parte ciclo y una mayor potencia. El V8 de 6.3 litros atmosférico aumenta su potencia hasta los 631 caballos, siendo su par de 648 Nm. Alcanza una velocidad máxima de 315 km/h y su aceleración en el 0 a 100 km/h es de 3.6 segundos.
¿Qué nos depara el Mercedes AMG GT?
En sólo unos pocos días, el 9 de septiembre, estaremos conociendo al nuevo Mercedes AMG GT. Mercedes se ha encargado durante los últimos meses de ir sirviéndonos un buen número de adelantos, pero aún queda mucho por descubrir.
Sabemos que habrá una versión de 510 caballos con un motor V8 de 4 litros sobrealimentado, mecánica que también se espera en el próximo Mercedes C 63 AMG. También, se ha confirmado ya una versión de 462 caballos.
Hemos visto su interior en imágenes oficiales. También hemos visto su silueta en innumerables ocasiones, eso sí, debidamente camuflado. Aparentemente y salvo sorpresa máxima, nos encontraremos con una línea de diseño siguiendo los pasos del Mercedes SLS con un largo morro y una contenida y característica caída posterior.
Por otro lado se señala a un nuevo enfoque para este Mercedes AMG GT frente al Mercedes SLS y el SLR. Un nuevo enfoque que llevaría al nuevo deportivo de AMG hasta un nuevo perfil, dispuesto a bajar un peldaño para verse las caras con el Porsche 911 y con el Jaguar F-Type.
Desde la firma no han faltado ya mensajes definiendo a este Mercedes AMG GT como “bestia”, haciéndose bastante hincapié en su tacto de conducción. De hecho, ingenieros de la propia firma nos afirmaron junto a las colas de escape de un Jaguar F-Type R Coupé, con su respectivo V8 compresor de 550 caballos, que sonaría mejor que el felino británico. Se dice pronto si tenemos en cuenta la espectacular melodía del jaguar.