Hablar de las Black Series de Mercedes es hablar de las ovejas más negras de la familia. De los rebeldes de Mercedes… pero de los rebeldes con una causa: llevar al mayor extremo posible a los coches de la estrella plateada. Mostrarnos lo mejor de la casa. Sacar el lado más radical, dejar a un lado todo ese refinamiento propio de la marca para centrarnos en el lado salvaje, en la rabia contenida que todo el resto de la gama no puede sacar a relucir. Y, por supuesto, hablar de los Black Series es hablar de su máximo exponente, es hablar del Mercedes SLS AMG Black Series como perfecto representante de ese lado salvaje de la marca, de ese lado oscuro.
Hablar de las Black Series es hablar de la faceta más gamberra, de kilos de menos y caballos de más. No, caballos de más no, nunca sobran. De romper las normas con las que el resto de la gama parecen haber sido amaestrados, amansados. Hablar de las Black Series es levantar la puerta de tu alas de gaviota, poner en marcha su corazón con un bramido sacado del mismísimo infierno. Una sonrisa ladeada, mirar por el retrovisor y ver su alerón, ese alerón, abrocharte el cinturón y salir del garaje no sin antes provocar cierto contoneo del eje trasero mientras suena ya en tu cabeza “Sympathy for the devil”.
En un blanco impoluto, en un perfecto amarillo, en un tono dorado, contrastado por las pinceladas negras, Mercedes nos presentaba al SLS AMG Black Series en noviembre de 2012 y lo hacía con una premisa: llevar al Mercedes SLS AMG GT3 del circuito a las calles. Su aerodinámica y su comportamiento sin la necesidad de renunciar a una matrícula que nos permita circular por las calles. Aunque por este negro alas de gaviota bien podríamos renunciar a lo que fuera.
El lujo, la deportividad y la exclusividad llevadas al más alto nivel dentro de Mercedes
Su mirada se ve aderezada por el contorno de ojos a base de fibra de carbono que nos dice que este alas de gaviota. No es un alas de gaviota corriente, si es que hay algún alas de gaviota que lo sea.
Cada uno de los detalles de su carrocería, cada uno de los detalles en fibra de carbono que rompen con la pintura nos habla no sólo de deportividad o del lado salvaje. Nos habla de exclusividad, de aquel que vive en Mónaco y no se le pasa por la cabeza el coincidir con otro Mercedes SLS igual al suyo en la puerta del casino.
De aquel que vive en Londres y quiere evitar el drama de encontrarse con un SLS igual que suyo en la puerta de Harrods. Es deportividad y el lado más salvaje de Mercedes pero también el lado más exclusivo, la máxima representación del lujo. Un lujo hecho para disfrutar lejos, muy lejos, del concepto de lujo y disfrute que ofrece el Mercedes Clase S desde luego.
Obviamente un Black Series se es de la cabeza a los pies y para ser miembro de esta oscura hermandad donde sólo unos pocos elegidos han podido pasar no vale con lucir un perfecto traje de fibra de carbono hecho a medida por los mejores sastres de AMG. También hay que tener un corazón a la altura y ahí es donde aparecen los 8 cilindros del SLS latiendo con un sonido bronco. Perfecto.
- Exclusividad
- Sonido
- Puesta a punto
Puntos negativos
- No tiene el encanto de un superdeportivo de motor central-trasero
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631 caballos para alcanzar los 100 km/h en 3.6 segundos
Un largo frontal de una perfecta elegancia tras el que se esconde un bloque de 8 cilindros con una disposición en V. Un V8, con un cubicaje de 6.3 litros, con un peso de 205 kg. Un V8 que se alza hasta los 631 caballos a 7.400 rpm, que entrega un par de 648 Nm a las ruedas traseras a través de la transmisión de doble embrague AMG Speedshift DCT de 7 velocidades. Un gran corazón, una cifra de potencia, que bien le vale al SLS AMG Black Series para alcanzar los 100 km/h en 3.6 segundos, para alcanzar una velocidad máxima de 315 km/h y por si a alguien le interesa lo que es capaz de beber su V8, homologa un consumo de 13.7 l/100 km. Cada motor se construye a mano bajo la filosofía de “un hombre, un motor”, en el taller (que no planta de montaje) de motores de AMG en Affalterbach.
Pero por supuesto el SLS AMG Black Series no cuenta mecánicamente sólo con un gran corazón y una rápida transmisión. Hay mucho puesto en su parte ciclo, en su suspensión, en cada componente de su bloque. No es sólo un V8 potenciado electrónicamente. Ni mucho menos. Me imagino a un ingeniero de AMG, a un técnico de la cadena de montaje, a uno de esos que más tarde estamparán su firma sobre el bloque, dando un golpe sobre la mesa, preguntando que quién osa imaginar tal cosa. ¡Estamos hablando de un Black Series!
¿Qué es un Mercedes SLS AMG Black Series?
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¿Qué es entonces un Mercedes SLS AMG Black Series entrando sólo en la técnica? Dejando la exclusividad, dejando la pasión, dejando el hecho de que sea ahora mismo el techo de la gama de Mercedes. ¿Qué convierte a un SLS común un SLS AMG Black Series?
El Mercedes SLS AMG Black Series cuenta con un considerable trabajo aerodinámico. Los aletines, el alerón, los splitters, ese difusor, etc no están puestos ni mucho menos al azar, “donde quedaran mejor”. No.
Las formas de su frontal ayudan a mejorar la refrigeración y por supuesto añaden una mayor carga aerodinámica para ganar estabilidad en el paso por curva. Más carga aerodinámica también desde la parte posterior con el difusor y el alerón ¿esa toma sobre el capó? Igual, más frío para el vano mator y más aire pegando al suelo al SLS.
El paquete aerodinámico del Mercedes SLS AMG Black Series, desarrollado con todo lo aprendido en competición por el Mercedes SLS AMG GT3, cuenta con dos configuraciones. El Nivel 1, apto para el día a día. El Nivel 2, listo para su uso en circuito, dando al eje trasero una carga aerodinámica de 50 kg a 200 km/h.
Más allá del trabajo aerodinámico, más allá del trabajo en el túnel de viento, el Mercedes SLS AMG Black Series cuenta con una suspensión AMG Ride Control nuevamente afinada, más firme. Es además configurable electrónicamente a través de dos preconfiguraciones: Sport y Sport+ ¿acaso alguien se pensaba que iba a haber un modo “Confort”?
Además de la puesta a punto de la suspensión, más firme, el chasis también ha sido revisado incrementando el ancho de vías en ambos ejes, en 20 milímetros en el delantero, en 24 milímetros en el trasero, contando con una nueva configuración de la barra estabilizadora delantera.
Los ajustes de la parte ciclo siguen con una dirección también revisada para adecuar su dureza, sus parámetros, a la altura de lo requerido para entrar en el Club Black Series. De serie, cuenta con frenos cerámicos de alto rendimiento, frenos, con unos discos de 402×39 milímetros en el eje delantero, de 360×32 milímetros en el eje trasero.
Por supuesto, poniéndose el mimo que se ha puesto en cada uno de los apartados los 4 puntos de apoyo del SLS Black Series no se iban a dejar ni al azar ni de serie. AMG recurre a unas llantas de radios dobles de aleación ligera, acabadas en negro mate, acompañadas por unos neumáticos Michelin Pilot Sport Cup 2 con unas medidas de 275/35 en el eje delantero, donde las llantas tienen una medida de 19 pulgadas, y de 325/30 en el eje trasero, siendo en este caso las llantas de 20 pulgadas. Michelin con estas Pilot Sport Cup 2 se convierte en el neumático exclusivo homologado para el SLS AMG Black Series, son los únicos neumáticos que cuentan con el visto bueno por parte de Mercedes AMG para calzar a este alas de gaviota y además, suponen un adelanto de la futura renovación de la gama Michelin Pilot Sport Cup.
En su mecánica, el SLS AMG Black Series cuenta con 60 caballos más que un modelo normal, potencia que se ha conseguido aumentando el régimen máximo del motor desde las 7.200 rpm a las 8.000 rpm. Nuevas geometrías internas, taqués optimizados, árboles de levas modificados y los conductos de la admisión revisados, haciendo de paso más resistentes todos los elementos auxiliares, guías, correas… incluso los apoyos del V8 están puestos a punto para su nueva condición. Además, la transmisión de doble embrague y 7 relaciones ha sido debidamente recongifurada por AMG acompañando la entrega de potencia con un bloqueo de diferencial electrónico AMG con 3 niveles de ajuste que permite su total desconexión.
Junto a la puesta a punto específica del V8, un nuevo sistema de escape de titanio, con tubos de 70 milímetros de diámetro, totalmente rediseñado, buscando la melodía lo más aproximada posible a los GT3 de la marca, aunque cuando se viaja a una velocidad constante, su melodía se atenúa, dentro de los límites de su condición de modelo extremo, para ofrecernos una acústica más confortable… aunque siempre podemos optar por el equipo de sonido Bang & Olufsen BeoSound AMG por si, preferimos escuchar otra cosa que no sea el V8.
Todos estos cambios no se entienden sin la pérdida de peso a la que se somete al SLS que pasa ahora a tener un peso total de 1.550 kg, logrando una relación de peso-potencia de 2.45 kg/cv. La fibra de carbono reforzada con polímeros aparece en el eje de la transmisión, consiguiendo un peso de sólo 4.7 kg. Partes de aluminio de la configuración de su estructura también han sido sustituidas por este material. El capó, el portón trasero, la parte trasera de los asientos y un largo etc han sido configuradas en fibra de carbono e incluso la batería cambia y pasa a ser ahora de iones de litio. Las llantas, también suponen un ahorro de peso de 4 kg y el escape de titanio aligera el conjunto en 13 kg.
¿El canto de cisne del actual Mercedes SLS AMG?
El Mercedes SLS AMG Black Series ofrece una visión tan perfecta del deportivo de Mercedes que difícilmente podría ir a más ya en el actual modelo ¿es por tanto el máximo punto al que ha sido capaz de llegar el Mercedes SLS? Apostaría por ello.
Una perfecta mezcla entre la elegante silueta del Mercedes SLS AMG, el toque de deportividad que suponen los elementos aerodinámicos derivados del SLS AMG GT3, el toque de exclusividad de estar ante un Black Series, los 631 caballos… La definición de un Black Series en su mejor acepción.