En nuestra prueba en vídeo del Audi R8 RWS ya pudisteis conocer la nueva cara de Audi Sport, pero hoy subimos la apuesta y ponemos a prueba el Audi RS5, la versión más radical y deportiva del Audi A5. Una oportunidad única para descubrir qué es lo que esconde este nuevo «quattro» para ir presumiendo por ahí de ser capaz de doblegar a sus eternos rivales, los BMW M4 y Mercedes-AMG C63 Coupé.
El primer gran titular tras el anuncio del nuevo Audi RS5 fue la pérdida del motor 4.2 V8 atmosférico de 450 CV, motor que figura entre los ilustres de esta configuración y que me animo a tildar como uno de los mejores motores de la historia de Audi. Sí, en Audi Sport no lo tenían nada fácil para convencernos, pero aún así tiraron de sus buenos lazos con Porsche para crear una familia de motores modulares V6 y V8 del que nacería un propulsor 2.9 V6 Twin-Turbo de 450 CV (6.700 rpm) y 600 Nm (1.900-5.000 rpm). Misma cifra de potencia que el V8 y 170 Nm extra para hacer más llevadera la pérdida de dos cilindros.
Tener al M4 (L6 Twin-Turbo) y al C63 (V8 Twin-Turbo) en frente no es una posición cómoda, pero el V6 del RS5 nos ha demostrado que tiene todo lo necesario para llegar a convertirse en la alternativa ideal con lo mejor de los dos motores rivales. Tiene empuje, es progresivo, aprovechable en todo el tacógrafo, sin apenas lag gracias al diseño de V caliente, contundente al abrir gas a fondo, y hasta eficiente con medias por debajo de 10 l/100 Km (importante frente al apetito insaciable de M4 y C63), pero no es perfecto. Si algo tiene este motor que le impide sacar matrícula de honor es el sonido, más bien la falta de éste. El Audi RS5 suena deportivo, pero suena en un tono y volumen que te dejan frío incluso en el modo Dynamic… y estamos hablando de todo un RS5. Sin embargo, no podemos pasar por alto que Audi Sport posee un acuerdo con Akrapovic para ofrecer chuches, un acuerdo que nos llevará hasta el catálogo Performance Parts donde no será difícil encontrar la melodía que necesita este coche… aunque pagando aparte.
Hablar de sensaciones con un quattro entre las manos podría parecer difícil, pero el nuevo rumbo de Audi Sport se ha hecho notar y la trasera de este RS5 ha ganado carácter. Frente a M4 y C63 nos encontramos con una configuración de tracción total indiscutiblemente menos «divertida», con cierto subviraje que hay que saber gestionar, pero con una capacidad de tracción inagotable y muy superior a la de sus rivales. Mientras en el M4 te peleas con su 6 cilindros para que no te lo de todo de golpe y en el C63 actúas casi igual para no convertir cada curva en una carrera de drift, en el RS5 todo sucede de forma mucho más controlada para colocar el par necesario en cada rueda con pasmosa facilidad. Devorar curvas medias y rápidas sin moverte del sitio es la especialidad de este RS. Rápido, muy rápido.
Y conste que la trasera se mueve ojo. Quizá este era el punto que venía buscando a la hora de probar este nuevo RS5, y es que tras la llegada del nuevo cambio automático por convertidor de par, la nueva gestión electrónica para las ayudas y el añadido de contar con un diferencial trasero deportivo con control vectorial del par, lo menos que cabía esperar era una trasera con personalidad.
Audi Sport nos ha vuelto a regalar esa idea de «tracción trasera» a lo Audi, otorgando el mayor reparto de par sobre este tren (hasta un 85%) y empleando el tren delantero solo para aquellos momentos donde hemos perdido la trasera. Con ello nos encontramos licencias abriendo el gas, dando alas a la dirección e incluso tirando el coche in extremis. Este RS5 ha ganado peso en su eje trasero para que las curvas las perfilemos con la trasera cuando vamos rápido y eso es algo muy de agradecer. Para rizar el rizo en dinámica sólo he echado en falta una dirección menos filtrada, con más comunicación con el firme, pero aún así mejora a la de su predecesor.
El apartado de la caja de cambios fue también objeto de bastante controversia durante el debut del RS5, algo que he de admitir que también me descuadró en un primer momento. Para firmar una transmisión de sobresaliente en el RS5 habría bastado con dejar el cambio de doble embrague y 7 relaciones de su anterior generación, pero en Audi Sport decidieron arriesgar y han apostado por un mucho más polivalente cambio por convertidor de par con 8 relaciones. No os voy a engañar, para el 95% del público este cambio cumple más que de sobra y para colmo consigue ofrecer mejores cotas de confort y eficiencia, aún así, el restante 5% (en el cual me incluyo) echamos en falta la contundencia del S-Tronic cuando se trata de llevar al límite los 450 CV de su V6. Es lo malo que tiene ser uno de los cambios deportivos de referencia, intentar superarlo no es fácil.
Prepárate para un RS5 Performance
Viendo de lo que es capaz el Audi RS5 queda muy claro que en Audi Sport no sé han andado por las ramas a la hora de fabricar un rival a la altura del BMW M4 y el Mercedes-AMG C63. Pero también nos hemos dado cuenta de algo, y es que el RS5 parece esconder chasis y motor capaces de seguir subiendo el listón. Sí, con un Alfa Romeo Giulia Quadrifoglio que ha sentado cátedra y un BMW M4 GTS que habla de circuito en primera persona, no nos queda la menor duda de que el Audi RS5 conocerá una versión Performance que traerá sobredosis de esteroides para medirse al verdadero coco del segmento en la actualidad, una berlina italiana con motor Ferrari que gusta de darse paseos por Nürburgring. Ah, y no te olvides de que ahora el Audi RS5 también lo tienes en sabor Sportback.
Vuelve a revivir la vídeo prueba del Audi R8 RWS, la nueva cara de Audi Sport: