Me dirijo camino de Ronda para visitar una vez más el circuito de Ascari, sin embargo hoy el plan es bastante diferente al habitual, es de noche, mi destino está alejado unos metros del acceso al circuito y en lugar de correr me dispongo a cenar y dormir. Renault nos ha invitado a enfundarnos el mono de un cliente de Renault Sport, y para ello primero pernoctaremos en la exclusiva casa club de Ascari para despertar a pie de pista con las pilas cargadas y poner a prueba los Renaul Mégane GT, Renault Clio R.S. Trophy y Renault Clio Cup. El día promete ¿No?
Aunque son varias las veces que he venido al circuito de Ascari, jamás había conocido como es la trastienda del circuito entendiéndose ésta como el lugar donde los socios del club reposan una vez termina la jornada de carreras. Realmente es espectacular, hablamos de un lugar privado ubicado cercano al circuito – apenas unos minutos en coche – pero lo suficientemente alejado para desconectar y relajarse en un cortijo típico andaluz con la mayor de las comodidades.
Mi llegada se produce ya de noche, siendo recibido por el Director del circuito Melchor Durán y dándome la bienvenida a la casa. Tras enseñarnos a los asistentes la casa y adjudicar las habitaciones, repasamos los horarios, ajustamos el planning del día siguiente y pasamos a la cena. Esta estancia ofrecida a los socios y clientes de Ascari se puede resumir con la palabra de acogedora. Apenas hay una docena de habitaciones, pero todo tiene un porqué y es que este emplazamiento ha sido pensado por y para desconectar del frenético ritmo en pista y sentirte como en tu propia casa.
Suena el despertador a las 08:00 del día siguiente. Desde mi ventana veo a los instructores de la escuela de Ascari ya esperando con los nuevos Renault Clio R.S. Trophy que han añadido a su escuela de pilotaje. Renault Sport y Ascari colaboran desde hace bastante tiempo, y la mejor prueba de ellos es que un Renault Mégane R.S. es el safety car del circuito. Desayunamos y ponemos rumbo al circuito al que llegamos en menos de 5 minutos.
El despliegue de Renault es bastante bueno. Encontramos clientes venidos de diferentes partes de España con su Renault Clio R.S. o Mégane R.S., también algunos modelos de la gama GT y un pitlane donde destacan dos unidades del Renault Clio Cup que serán las guindas de un pastel muy suculento. Hechos saludos y repartidos todos los asistentes por grupos, la primera parada es en la sala de briefing donde nos van a ofrecer una charla para conocer el circuito, los coches disponibles y, sobre todo, las normas de seguridad que debemos respetar en todo momento.
Este día de hoy no es un evento que se realice de forma puntual. Hoy participamos como clientes de Renault Sport en las experiencias que Renault organiza para sus clientes a lo largo de todo el año en diferentes circuitos de España. Hablamos de un evento de carácter gratuito para los clientes que adquieren un modelo Renault de las gamas GT o R.S., y donde se persigue que el cliente conozca su coche, mejore sus habilidades al volante y sobre todo saque el máximo rendimiento del vehículo que ha comprado.
Con el briefing finalizado nos dirigimos hacia el pitlane donde nuestro primer candidato será un Renault Mégane GT equipado con un motor 1.6 Turbo gasolina de 205 CV de potencia máxima, cambio de doble embrague EDC de 7 relaciones y el interesante sistema 4Control de cuatro ruedas directrices. Es un muy buen coche para empezar, pues se trata de un coche con carácter dosificable y donde la peculiaridad de las cuatro ruedas direccionales lo hace bastante apetecible.
Jamás había probado un coche de cuatro ruedas directrices en circuito, y lo cierto es que requiere cierto periodo de adaptación para no errar los giros. Pecando de ya conocer las referencias del circuito, me vi obligado a rediseñar el circuito guardado en mi mente para adaptarlo a las posibilidades del Renault Mégane GT y sus cuatro ruedas guiadas. Aunque fue una toma de contacto rápida, es innegable que el sistema trabaja a las mil maravillas y te permite un paso por curva sensiblemente más eficaz. Aunque es cierto que el sistema obliga a un periodo de aprendizaje, el hecho de poder girar más donde lo necesitas te ofrece un plus de estabilidad y velocidad en curva que resulta vital en circuitos como Ascari con curvas bastante complejas.
Tras el Renault Mégane GT bajamos un peldaño, ¿bajamos he dicho? mejor dicho cambiamos de escenario y nos presentamos delante del Renault Clio R.S. Trophy. Se trata de la última evolución del ya deportivo Renault Clio R.S. buscando una puesta a punto y enfoque pensados por y para su uso en circuitos. A través de sutiles pero críticos cambios en puntos como suspensión, dirección, neumáticos, motor (ahora ofrece 220 CV y 280 Nm) o transmisión (hasta un 50% más rápida en modo Race), la especificación Trophy invita a un uso más intensivo en pista añadiendo un mejor desempeño. Al volante y con solo unas pocas vueltas al circuito es difícil determinar cuán mejor frente al crono es el Trophy con respecto del R.S., pero a los mandos se nota ese punto extra de carácter.
El Renault Clio R.S. Trophy es el vivo ejemplo de que el Clio se nos ha hecho mayor, ya no es sólo un utilitario rápido y ágil, ahora también es muy capaz de medirse a rivales de bastante más potencia y posibilidades. Renault Sport ha realizado un buen trabajo para conciliar uso en el día a día con buenas prestaciones, pero a medida que exprimes el Clio R.S. Trophy percibes muy claramente que este coche donde se siente cómodo es en el circuito. Todos los cambios realizados sobre el Clio R.S. consiguen que el Trophy se sienta más vivo, destacando la nueva gestión del cambio que pule los lapsus o retrasos que a veces sufría el cambio EDC a ritmo muy elevado.
Al volante del radical Clio Cup
Y llegó la citada guinda del pastel. Aunque el día iba bastante bien, todavía podía ir mejor con un Clio pensando para moverse únicamente en competición. Hablamos del Renault Clio Cup. Esta variante del Renault Clio es la protagonista de la Copa Renault Clio, una variante de carreras que pese a su radicalizado diseño cuenta con leves modificaciones. Un ejemplo es su mecánica, que se mantiene intacta con respecto a la que usa cualquier Renault Clio R.S. de calle, con su bloque 1.6 Turbo y 200 CV, salvando únicamente los obligatorios precintos que se establecen por reglamento. Los verdaderos cambios los encontramos en un ahorro de peso cercano a los 200 Kg, la báscula queda en 1.065 Kg, y una revisión de suspensiones, geometrías, frenos, neumáticos, dirección y transmisión que pasa a ser de tipo secuencial con diferencial autoblocante.
Antes de subirnos a los Clio Cup tenemos que repetirnos lo de que son coches bastante similares a los de calle, pero tras escucharlo y verlos salir de las curvas tal y como los vimos, está claro que esos «mínimos» cambios son un mundo entre un Clio R.S. y un Clio Cup. Es mi turno, me enfundo el caso, me introduzco en el baquet como buenamente puedo, me atan al asiento hasta quedarme casi sin respiración y me explica mi copiloto el procedimiento para salir del pitlane con semejante máquina. El habitáculo es un mar de tubos de acero para protegernos en caso de exceso de ímpetu, el resto se resume en un volante multifunción, una enorme palanca de cambios y un pedalier bastante duro. No hay ayudas, me repite mi «copi», acelera fuerte, suelta el embrague y a pasarlo bien. La sacudida al salir desde parado es ya bastante fuerte, pero experimentar esa aceleración envenena.
Enfilando la pista me doy cuenta de que no hay filtros de ningún tipo. Todo suena y se hace notar. Esto es un coche de competición, aquí todo pasa muy rápido y además casi que sin red de seguridad en forma de ayudas electrónicas. Otro Clio Cup me precede y mientras él gana ritmo yo voy apretando más y más. Las primeras curvas me muestran una dirección rapidísima y un cambio bastante violento. Ganamos velocidad y definitivamente este Clio Cup nada tiene que ver con el Clio R.S., es otro mundo. Justo a la entrada de la primera parabólica veo que el Clio Cup que me precede pierde la trazada e irremediablemente acaba dibujando un par de trompos, mi copiloto entona un sonado «hosti…» y adelanto a ese Clio Cup por los pelos. Tras la salvada el copiloto me anima a seguir ganando velocidad haciéndo especial hincapié en el freno, pues en este coche funciona al revés, de más a menos, lo que obliga a ajustar mucho el empuje sobre el pedal y dosificar al ahuecar para controlar la trayectoria. Con los neumáticos ya a temperatura y el feeling con el coche adquirido, el Clio Cup se muestra tremendamente ágil y eficaz, además de rápido claro está. Pilotar este tipo de coches es entrar en otro nivel de prestaciones, pero su cercanía con el producto de calle sirve para entender por qué esos urbanos tan potentes son capaces a día de hoy de ofrecer un rendimiento a la altura de verdaderos deportivos.
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