Nos guste o no, la tracción total se ha convertido en una seña de identidad en Lamborghini desde hace años. Un recurso a día de hoy bastante habitual que consigue exprimir cada caballo para alcanzar las más altas prestaciones. Sin embargo, los coches deportivos no son solo prestaciones, los verdaderos deportivos miden su pasión en sensaciones. Por este motivo hemos viajado hasta Italia para probar el único Lamborghini de tracción trasera que se fabrica hoy, un Lamborghini Huracán LP580-2 que posiblemente defienda la receta más purista de toda la gama.
No puedo evitar acordarme de nuestra prueba del Audi R8 RWS mientras recorro los últimos kilómetros para llegar a Sant’Agata Bolognese. De pronto la sede de Lamborghini, la cuna que levantó el mismísimo Ferruccio Lamborghini, aparece majestuosa entre sembrados y caminos rurales. ¡Hemos llegado a Lamborghini!
Nos aproximamos a la entrada principal, efectuamos los pertinentes controles de seguridad y nada más cruzar la barrera nos topamos con el miura que va a ser nuestro compañero de faenas durante todo este día. En un impoluto color blanco con matices que aluden a la bandera italiana el Lamborghini Huracán RWD aguarda con mirada desafiante.
David Artés, Sergio Álvarez, Juanma Cámara y yo nos vemos abrumados por el momento. No solo estamos en la fábrica de Lamborghini, sino que también estamos a pocos metros de su museo histórico y además no paran de circular a nuestro alrededor todo tipo de modelos de la casa, sí, también está el descomunal Lamborghini Urus. No podemos perder más tiempo en el cielo, ponemos los pies en la tierra y repartimos el trabajo, es hora de despertar a la bestia y dirigirnos lo más rápido posible a la ratonera carretera que nos va a servir de escenario hoy.
Levantamos la “compuerta” de seguridad situada sobre el mecanismo de arranque, pulsamos por unos segundos el botón que palpita en color rojo y… el V10 cobra vida con un bramido cautivador. Los 10 cilindros tienen una magia especial, una melodía, un alma, un carácter diferente a cualquier otro motor. 580 CV pueden parece muchos o pocos, pero tras solo unos segundos ronroneando tras su despertar en frío, este Lambo ya nos advierte de que hoy va a ser un gran día. Metemos primera y nos ponemos en ruta.
No acumulamos ni una decena de kilómetros y ya estamos jugando con el selector DNA ubicado en la zona baja del volante. El Huracán presume de múltiple personalidad y ese mando es el encargado de presentarnos a cada una de ellas. Estamos ansiosos por ver cómo es un Lamborghini de propulsión, con solo un eje dirigiéndolo todo. Golpe de gas y en cada salida este Huracán se insinúa, sin aspavientos ni brusquedades, pero avisándonos de que esta bestia tiene aún mucho por demostrar.
Llegados a la carretera que habíamos buscado a propósito el día anterior nos ponemos en marcha con el plan de grabación. Es hora de cambiar el chip y probar de verdad al Huracán que presume de mayor diversión. Decenas de curvas, de diferentes radios, con cambios constantes de apoyo, de segunda, tercera, horquillas, parabólicas… las hay incluso enlazadas.
Tenemos la carretera perfecta y tenemos el coche perfecto. Juanma me da el ok para comenzar a grabar y antes de que termine de hablar salgo disparado con el Launch Control ¡Qué salvajada! Este V10 nunca defrauda, qué forma de empujar, qué forma de aullar, y en apenas unos segundos frenada de vértigo y tiro el coche con la dirección totalmente cruzada. Me aproximo al vértice y llega el momento de la verdad, el instante en que un trasera debe demostrar su mayor emoción y su “superioridad” fabricando sonrisas sobre un tracción total. Abro gas, encaro la salida de la curva y el eje trasero comienza su baile. Progresivo, suave, sin brusquedad ninguna y subiendo de revoluciones mientras sigo abriendo gas.
Repito la jugada por varias decenas de veces, en todo tipo de curvas, las más cerradas las mejores claro, pero siempre con relativa facilidad a pesar del pobre estado del firme. El Huracán me traslada sonrisas, aunque ojo, también un punto menos de la emoción que me esperaba. Lambo ha creado un trasera de verdad, de los que se mueve si le buscas las cosquillas, pero al mismo tiempo sin ese punto radical que suele ser firma de la casa y que, por ejemplo, sí que percibí en el Performante durante nuestra comparativa a tres enfrentando Lamborghini Huracán Performante, Mercedes-AMG GT R y Porsche 911 GT3. ¿Es esto un punto negativo? No del todo, y la explicación es tan sencilla como entender que el Lamborghini Huracán LP580-2 no solo busca ser el Lambo de acceso por precio, sino también el más usable en el día a día con un toque de picante diferente al resto de la gama. Es el Huracán dentro de los Huracán, distinto, con un carácter mucho más diferenciado de lo que a priori hace pensar.
Si Audi tiene el R8 RWS, Lamborghini tiene al Huracán LP580-2, similares conceptos con grandes parecidos sobre el papel, pero con puesta a punto tan diferentes que se antoja muy difícil incluso la comparativa. Además de un diseño excepcional que hacen imposible no quedarse embobado al mirarlo, el Huracán me parece uno de los mejores diseños de su segmento, sino el mejor, este Lambo se apoya en una dirección mucho más comunicativa y precisa que la del R8 en cualesquiera de sus versiones. A ello añadimos una suspensión mucho más firme, que también bastante más incómoda, que mantiene el chasis del Huracán imperturbable a pesar de la inercias. Si decimos que el Huracán gira prácticamente plano no es solo una forma de hablar.
Y qué decir del equipo de frenos de serie (discos de acero en este caso) y los controles electrónicos. Más mordiente, mejor tacto de pedal y unas niñeras mucho más permisivas. Colocado el ESC en modo Sport se abre la veda para los derrapes, aunque eso sí, cuando los 580 CV del V10 se animan pueden quemar mucha rueda y eso se traduce en deslizadas durante decenas de metros antes de que vuelvas a colocar el coche.
¿Y si seguimos subiendo el listón? Ir sin controles es jugársela a una sola carta y por ello no lo creo recomendable para todas las manos. Con un nivel de control tan alto gracias al excelente chasis se entiende el interés en ir más allá, pero antes de hacerlo debemos tener en cuenta que una vez sobrepasado el límite racional del Huracán, nos colocamos en frente de un toro que desata toda su rabia sin medias tintas. Justo en ese momento es donde Lamborghini aparece con todo cuanto reza su emblema. Sin niñeras de por medio el Huracán se olvida de las buenas maneras y descubre toda su caballería para dejarte literalmente sin palabras. Ahí está el nervio, ahí está la rabia, no apto para todos los públicos pero sí peligrosamente adictivo.