50 años atrás debutaba en el Salón de Frankfurt de 1963 el Porsche 901. Los problemas legales con Peugeot por tal denominación obligaron a la marca alemana a llamar al recién presentado Porsche 911. Y ahí… ahí nacía una de las mayores leyendas del automovilismo. Nacía LA SILUETA, con mayúsculas, unas formas, un diseño, una filosofía que siguen aún más que presentes, 50 años más tarde, en el actual Porsche 911. Nacía el deportivo alemán por excelencia. Un deportivo alemán capaz de suscitar la misma pasión que un italiano. Se dice pronto.
Porsche iniciaba así una saga en la que elegancia y deportividad han estado 50 años en perfecta conjunción. RS 2.7, Turbo, GT3, GT2, cabrio, targa, coupé e incluso speedster… 50 años de algo más que un “deportivo”… es un ejemplo a seguir del diseño. Esa caída posterior del techo, ese alerón “cola de pato” que bien le valía al Carrera primigenio 7 km/h más de velocidad punta, ese paso de rueda delantero recto…
Pero hoy no se trata de él. O sí, pero no tanto como en otras ocasiones. Hoy se trata de los sastres, de los artesanos del Porsche 911. De esas tres firmas. Esos 3 nombres. Esas manos manchadas de grasa afinando un bóxer. Ese cuidado, ese mimo por sacar lo mejor de cada milímetro de la carrocería del Porsche, por devolverle su brillo, por hacernos seguir soñando al ritmo de los cilindros horizontales.
Esas 3 formas de entender al nueveonce, esas 3 formas de pasión por la creación de Ferdinand Alexander Porsche que son Singer, RAUH-Welt y Magnus Walker.
Alta costura para el 911.
Arte mecánico.
RAUH-Welt Begriff: ensanchando la silueta del 911
Sin duda el trabajo de RAUH-Welt es inconfundible. No puede pasar desapercibido, es imposible y cualquier aficionado a la marca sabrá en un primer vistazo ante lo que se encuentra. Sabrá perfectamente reconocer a quien pertenece cada centímetro extra de esa carrocería ensanchada por Nakai-san, el sastre japonés del 911.
Sus ensanchados llevados al extremo son la principal carta de presentación de este japonés que asegura no llevar la cuenta de cuantos Porsche viste al año. No le gusta pensar en el futuro, se dedica a “lijar el ahora” creando algunos de los Porsche 911 más bonitos de todo el planeta. Anclajes a la vista para unas aletas “imposibles”, alerones descomunales, neumáticos que parecen buscar salirse de las ensanchadas aletas… y un aroma clásico japonés impregnando cada rincón, cada pequeña porción de carrocería, cada detalle, cada imagen de sus creaciones… al que simplemente podemos describir como espectacular.
Esa es la esencia de RAUH-Welt. Ese aroma…
Todo comenzó como una pequeña tienda de kits de carrocería en Chiba-Ken… ahora cuenta con distribuidores en todo el mundo. Tailandia, Indonesia, Estados Unidos, Europa y por supuesto Japón. Con una legión de fans que han convertido a Nakai-san en uno de los sastres del 911 más queridos… sobre todo cuando de sacar el lado más salvaje se trata.
Ese “take a walk on the wild side”… mezclado con la paciencia, el tiempo, el cariño del artesano, todo ello plasmado en Porsche 911 930 y 911 964.
Quizá exagerados para muchos, incluso, para el más purista de los puristas, posiblemente un “atentado” contra Porsche al modificar la línea original del 911. Pero RAUH-Welt ha conseguido crear de una línea tan propia como la del 911 un diseño aún más personal. Aún más reconocible.
Alerones, pasos de rueda, nuevos faldones, nuevos aletines y splitters, suspensiones rebajadas… la lista de elementos modificados por Nakai-san en sus preparaciones no es precisamente breve.
Singer: una perfecta segunda juventud
Frente al aspecto brutalizado de las creaciones de RAUH-Welt Begriff, del artesano que no utiliza ni lápiz ni papel, “todo está en mi mente”, en Singer parece que todo está medido, meditado, controlado como si de la mismísima cadena de montaje de Stuttgart se tratara, llevando a los veteranos a cumplir una segunda juventud en el mejor de los estados posibles, dándole la posibilidad de volver a disfrutar de las carreteras como décadas atrás lo hacían… pero luciendo orgullosos veteranía e incluso en mejores condiciones que cuando salieron años atrás de la cadena de montaje.
El proceso de preparación de Singer pasa por desnudar al 911 a preparar hasta dejar prácticamente el chasis al desnudo. Una vez desprovisto del grueso de la carrocería original se refuerza esta base con fibra de carbono mientras que las piezas originales de la carrocería son sustituidas por unas nuevas que sin cambiar un ápice son realizadas en fibra de carbono y kevlar.
Más allá de la carrocería la parte ciclo se pone a punto heredando la suspensión del Porsche 911 SC, dándole al conjunto unos nuevos muelles Eibach. Además, el “paciente” recibe una nueva dirección electrohidráulica que sustituye a la de cremallera y piñón original, mientras que además se une al conjunto unas nuevas barras antivuelco, frenos Brembo y llantas de 17 pulgadas Zuffenhaus con un diseño parejo a las Fuchs originales.
Las preparaciones de Singer no quedan sólo en el chasis y carrocería y por supuesto la mecánica también recibe la correspondiente sesión de llave inglesa. Los 911 con la firma de Singer reciben nuevas mecánicas, encontrándonos en los últimos años con bloques del 993, a los que la cilindrada se le ha aumentado hasta los 3.82 litros para ofrecer 360 o 425 caballos o motores con la firma de Cosworth que partiendo de un 6 cilindros bóxer se ofrece con 3.6 litros y 304 caballos, 3.9 litros y 385 caballos o 4 litros y 431 caballos.
Junto a esta mecánica se añade control de tracción y estabilidad y por supuesto su habitáculo también recibe el tratamiento Singer. Esa perfecta mezcla entre lo añejo y lo moderno. Un nuevo equipo multimedia en el que no falta navegador GPS, aire acondicionado o asientos que a pesar de su diseño clásico cuentan con regulación eléctrica, todo ello en una atmósfera renovada, por supuesto con materiales de primera.
¿Qué cómo habría que restaurar un Porsche 911 clásico? Creo que la mejor respuesta es acudiendo a Singer. Su precio, partiendo de 135.000 euros, nos deja con un Porsche 911 listo para ser utilizado en pleno siglo XXI sin renunciar a comodidades modernas, con la seguridad de contar con una carrocería perfectamente tratada en fibra de carbono, con una mecánica renovada y por supuesto, permitiéndonos disfrutar de un impoluto diseño clásico.
Magnus Walker: cumpliendo el sueño de la infancia
En el caso de Magnus Walker se unen ambos conceptos. Se une el concepto de mantener la esencia clásica original. Las líneas primigenias, las formas tal y como salieron de Stuttgart. La búsqueda por mantener el carácter clásico de la mano de un artesano, como Nakai-san, en este caso desde California de la mano de Magnus Walker.
Rastas, camisa de leñador, gorra… y todo un garaje repleto de Porsche 911 sometidos a una segunda juventud que lejos de seguir los pasos de Singer, donde aún manteniendo la esencia original se modifica todo, han sido restaurados con el mimo personal de Magnus Walker para devolverles el lustro que lucían hace 4 o 5 décadas.
La historia de amor de Magnus Walker con Porsche, con el Porsche 911, perfectamente plasmada en el film “Urban Outlaw”, dirigido por Tamir Moscovici, comenzó en el Salón del automóvil de Londres. El Salón de Londres de 1977, cuando Magnus Walker tenía 10 años. Allí conoció un Porsche 911 Turbo de la generación 930. Un 911 que lucía los colores de Martini… y ahí surgió el amor.
Con 25 años, en 1992, Magnus consiguió su primer 911, cumpliendo así su sueño, el sueño que llevó a escribir de niño una carta a Porsche con respuesta incluida del fabricante alemán. Un “avísanos de nuevo cuando seas mayor” que seguro guarda a buen recaudo ese niño, hoy ya adulto, que no sólo ha cumplido su sueño. Lo ha cumplido a lo grande, llegando a tener más de 40 911. Haciendo de su sueño su actual dedicación. Convirtiéndose en una de las figuras más importantes en Estados Unidos cuando de Porsche clásicos se trata.
Llegado de la industria textil, también con sus propias creaciones, Magnus Walker ha convertido su pasión en negocio, labrándose una reputación como restaurador del Porsche 911 bastante mediática gracias al documental Urban Outlaw dirigido por Tamir Moscovici, documental que nos lleva de lleno a zambullirnos en esa atmósfera clásica de taller artesanal, de piezas dispersas por cada rincón en un perfecto y fotogénico caos perfectamente aderezado por la trabajada mesa de operaciones, las curtidas herramientas y bañado todo con unas pinceladas de grasa.
A simple vista los Porsche Magnus Walker parecen totalmente originales, inalterados. Pero no. Magnus Walker se ha volcado con los Porsche 911 de entre la primera mitad de los 60 y los 70 añadiendo ciertos toques distintivos a los 911 que prepara. Un nuevo capó posterior, nuevos tiradores, nuevas grafías… y en ciertas ocasiones un aroma bastante próximo al concepto de coche de carreras válido para circular por la calle.
El concepto de slow life como negocio
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Por supuesto que hay otros muchos preparadores. Hay otros muchos nombres que se encargan de “engalanar” al Porsche 911… pero desde luego no con el cuidado, con ese carácter artesano, con esa actitud cruda. 9ff, TechART, SpeedART, Gemballa… pero obviamente poco o nada tienen en común con la actitud de estos 3 artesanos.
No es difícil encontrarse con una fotografía de Nakai-san posando con la cara de un niño en la mañana de navidad al lado de sus creaciones. No es difícil percibir el amor de Magnus Walker cuando habla del 911. Y eso queda perfectamente plasmado en su creaciones. Se siente. Y se paga. Claro que se paga.
Posiblemente RAUH Welt o Magnus Walker no piensan sólo en esto como un trabajo, es su pasión, es lo que harían de manera natural si les llegase a sus manos un nuevo 911. Pero de esa pasión, de esas ganas de crear, de plasmar la idea que ronda en su cabeza, de cumplir sueños, han conseguido crear un negocio. Una forma de vida, una filosofía, convertida en una manera de ganarse la vida.
Un negocio que va más allá del producir kits de carrocería, instalarlos, darle un nuevo toque a su interior y potenciar la mecánica. Mucho más allá. Se trata, en el caso de Nakai-san y Magnus Walker, de, en el proceso de darle una nueva vida a un Porsche 911 clásico, poner parte de la suya propia.
Porque el 911 se encarga en definitiva de seguir ofreciéndonos una pasión por el automovilismo cruda. En su estado más puro. Sí, por supuesto evoluciona, se suman nuevas tecnologías, aparecen nuevos sistemas de gestión de control y cachivaches electrónicos de toda índole… pero el alma, el swing, el toque, el mojo sigue intacto, tal y como se presentaba 50 años atrás. Magnus Walker, Rauh-Welt, Singer, se encargan de mantener esa crudeza en la personalización. Ese aluminio arañado, ese cuero, esa madera… esa música al arrancar.
Tres ejemplos de restauración y personalización del 911. Tres ejemplos totalmente dispares en forma, pero perfectamente comparables en fondo. De las anchas creaciones de RAUH-WELT al técnico remodelado al que Singer somete cada 911 que llega a sus manos, fibra de carbono incluida, sin olvidarnos de Magnus Walker y ese “toque”, esa visión, del taller desordenado, de las piezas colgadas y de su desaliñada imagen. Tres casos que nos hacen pensar en el negocio tras la artesanía. En la experiencia del maestro dando forma, recuperando, a un 911. Reviviendo el cuerpo para un alma inalterada. El alma de 50 años de perfecta armonía entre deportividad y elegancia.