El Salón de Los Angeles ha sido el lugar que Ford ha usado para presentar el Shelby GT350 Mustang. En estos momentos, hablamos del Ford Mustang más potente y radical de la actual generación, a falta de conocer al GT500 – que podría superar la barrera de los 700 CV para luchar con los Challenger Hellcat. Pero aquí no venimos a hablar de un gato salvaje, sino de una cobra extremadamente venenosa que habita en las pesadillas del BMW M4.
Diseñada con el circuito en mente, rápida, ligera y con todo el legado de Carroll Shelby a sus espaldas. El M4 se agita en un sueño antes plácido…
El motor naturalmente aspirado más potente de la historia de Ford
Porque el alma de la fiesta es un nuevo motor 5.2 V8 diseñado por lo mejor de la división de alto rendimiento de Ford. Este atmosférico de cigüeñal plano – un uso novedoso en motores americanos y en Ford – desarrollará una potencia superior a 500 CV, con un par motor máximo de más de 540 Nm. Ford no ha suministrado las cifras exactas, pero hablamos de una ventaja sobre el BMW M4 de más de 70 CV y un par motor prácticamente idéntico.
Ford presume de que este motor cuenta con una entrega de par sensacional, transmitida al eje trasero sin filtros mediante una caja de cambios manual de seis relaciones. No se ha dado ningún anuncio relativo a cajas de cambio automática; ningún problema por mi parte. Pero la potencia no sirve de nada sin una buena dinámica y un comportamiento intachable. Ford perjura que no lo ha olvidado, y que es de hecho, su máxima prioridad.
Una culebra escurridiza y agresiva
Varios detalles demuestran que Ford no bromea con su Shelby GT350 Mustang, la versión tradicionalmente más dinámica y ágil de la gama Mustang, que en la presente generación estrena suspensión trasera independiente. Uno de estos detalles es la dotación de un autoblocante mecánico en el eje trasero, barras de torretas de fibra de carbono para la suspensión delantera. La vía delantera es más ancha, la suspensión notablemente más baja.
Todos los cojinetes han sido recalibrados, con una suspensión mucho más dura en posición. Los amortiguadores electrónicos MagneRide calibran su rigidez en función del firme, leyendo la carretera con precisión milimétrica. Las llantas de 19 pulgadas están recubiertas de un compuesto Michelin Pilot Super Sport con un flanco diseñado a medida para el Shelby GT350. La rigidez torsional de su chasis es un 28% superior al Shelby GT350 previo.
El Shelby Mustang GT350 tiene cinco modos de conducción, en los que de manera individual puede alterar el funcionamiento – y la permisividad – del control de estabilidad, control de tracción y ABS. Parar a esta bestia es posible gracias a un equipo de frenado de alto nivel, con frenos Brembo con pinzas delanteras de seis pistones – y discos de 394 mm – y pinzas de cuatro pistones para el eje trasero, acompañadas de un nada despreciable disco ventilado de 380 mm.
Fibra de carbono, aluminio y aerodinámica
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Estéticamente, el Shelby Mustang GT350 eleva la estética del Mustang GT a otro nivel, gracias a un kit de carrocería mucho más agresivo. Además de parecer más deportivo, cumple una función aerodinámica invisible. El capó es de aluminio y se ha rediseñado, el difusor pega al coche al suelo a alta velocidad mejorando la estabilidad y el paragolpes frontal y toma de aire ha sido esculpido en fibra de carbono. Todo esto podría resumirse en dos palabras: poca broma.
De su interior no tenemos imágenes, pero desde Ford hablan de asientos deportivos Recaro especialmente diseñados para el GT350 y un pack tecnológico interesante, sin ir más allá en la búsqueda de alto rendimiento: no tiene jaula antivuelco o suprime confort. En definitiva, es un vehículo ideado para arrasar en Nürburgring o Laguna Seca, pero sin descuida una usabilidad diaria.
La misma idea tras un coche como el BMW M4, pero a la americana.