Es 2 de Septiembre, faltan 8 días para el inicio del Salón de Frankfurt y en Diariomotor recibimos una invitación de Andreas Schwarz, CEO de Gemballa para aprovechar el viaje a Alemania y acercarnos a su fábrica y conducir alguno de sus coches. Por supuesto que la aceptamos.
Uwe Gemballa fundó la empresa en 1981 y se especializó en la preparación de kits aerodinámicos y en aumentar el rendimiento del motor en los Porsche. Cuándo en 2010 Uwe falleció, Andreas Schwarz y Steffen Korbach compraron los derechos de la marca para continuar su actividad. Su sede se encuentra en la pequeña ciudad de Leonberg, a escasos 20 kilómetros de la fábrica de Porsche situada en el distrito de Zuffenhausen, Stuttgart. Como curiosidad, ésta ciudad vió nacer al actual CEO del Grupo Volkswagen, Martin Winterkorn .
En estos 32 años de historia, Gemballa se ha centrado principalmente en perfeccionar y customizar las sucesivas generaciones del Porsche 911 que se han ido presentando, aunque quizás el más exclusivo es el Mirage GT, basado en el Carrera GT. No obstante, también han trabajado con varios modelos de Mercedes y de manera excepcional con Ferrari. Pueden modificar cualquier coche pero a diferencia de hace unos años, en su catálogo principal de kits no sólo encontramos varios modelos de Porsche, sino que también encontramos al McLaren MP4-12C tanto en versión Coupé como la Spider.
Y llegó el día. Configuro el GPS e inicio mi trayecto hacia Leonberg desde Frankfurt – unos 200 kilómetros – ilusionado pero también preocupado ya que no para de llover y soy consciente que no son las mejores circunstancias para probar un deportivo, sea cuál sea. La sede y fábrica de Gemballa está en un pólígono industrial, el edificio no es muy grande, pero las máquinas aparcadas en su puerta no dejan lugar a duda de que hemos llegado.
Entro en el showroom. Sólo hay dos coches, un Gemballa GT con el interior original de McLaren pendiente de modificar. Detrás, un no menos espectacular Porsche Avalanche basado en el 997 al que le queda un largo viaje hasta el lugar dónde reside su afortunado comprador, Australia.
Me recibe Rainer Schlumberger, Operations Manager de la marca ya que Andreas Swarth se encuentra precisamente visitando el Salón de Frankfurt. Me dice que tengo para disponible para probar un Gemballa GT Spider y un Porsche Cayenne Turbo con el kit aero II. Lógicamente, por la experiencia de la marca modificando modelos Porsche pensé en el Cayenne, pero demasiado tarde. Ya no podía quitarme de la cabeza el McLaren MP4-12C Spider con el toque de Gemballa.
Gemballa no ha modificado el motor McLaren. En el exterior, ha cambiado los faldones laterales y ambos paragolpes. Las llantas de aluminio forjado diseñadas por la marca son una pulgada mayor que las de origen. Ahora lleva 20” delante y 21” en el eje trasero. Los neumáticos tienen un ancho de 235 con perfil de 30 delante y 305 con perfil de 25 detrás. El interior, está re-tapizado por completo, incluyendo puertas, volante y salpicadero.
Rainer me aconseja que salga a conducir cuánto antes porque empieza a llover más. Acepto el consejo y me presenta a Jörg, mi acompañante durante el test. Me da la llave y me acomodo entre el intenso olor a piel. Estoy ansioso por conducir, pero es imprescindible un buen ajuste volante, espejos y asiento. Ésto sí que es un asiento deportivo – pienso – me acurruca, me envuelve. Pulso el botón que despierta el V8 twin-turbo. Un sonido bronco, como debe ser. Soy un profesional pero no puedo evitar que mi cara se cubra de una sonrisa de oreja a oreja.
Pulso “D”,acciono leva derecha hacía mí y salimos. Hay un detalle que sorprende mucho en un deportivo de éste nivel, y es la sencillez y comodidad al conducir a baja velocidad. La dirección es tirando a dura, muy directa, una cualidad que se hará imprescindible cuándo salgamos a carretera.
Dado que en la Autobahn hay mucho tráfico a esa hora de la mañana, Jörg me dirige hacia una carretera que cruza un bosque, con buen asfalto y atractivas curvas. El problema es que llueve cada vez más. Circulo con precaución, tranquilo, pero en una recta decido que es una oportunidad de probar el empuje de esos 625CV, de manera que hundo con fuerza el pie derecho…y los rodillos de 305 que lleva detrás no pueden asumir tanta potencia con tanta agua en la carretera. El coche se desboca pero con algo de contravolante y el control de tracción puedo recuperar la trayectoria, pero me llevo un buen susto. Los siguientes acelerones los hago más progresivos y con mucha precaución en las curvas.
Sigue lloviendo. Volvemos a Leonberg y miro en el móvil la predicción meteorológica, Jörg tiene a mano una de esas aplicaciones que te van diciendo la probabilidad de lluvia en cada hora. El pronóstico es de lluvia para todo el día pero hay menos riesgo a partir de la 13:00. Por ello, hablo con Rainer y le propongo hacer ya la visita a fábrica y después, si el tiempo mejora, quitarle el techo al Spider. Queda conforme.
Un taller artesanal más que una fábrica
La fábrica se compone de dos pequeños garajes. Uno justo detrás del edificio dónde se encuentra la exposición y las oficinas. El segundo, a apenas un par de kilómetros pero había una sorpresa con la que no contaba. Rainer me dice que él me lleva en el Gemballa GTP 700 – basado en el Porsche Panamera – que está aparcado en la puerta. Sí, el nombre hace referencia a la potencia obtenida a base de modificar el turbo y el sistema de escape. Los bufidos que emiten las cuatro salidas de escape son sobrecogedoras.
Llegamos y lo primero que llama la atención es que es una sencilla y pequeña nave en un polígono industrial, ni siquiera un rótulo. Delante hay una explanada dónde durante el año que viene construirán un edificio que unificará oficinas, taller y exposición. Sobre la actividad de Gemballa, es más correcto hablar de taller artesanal que de fábrica. En el interior, encontramos varios elevadores, no todos ocupados. Apenas hay dos o tres personas trabajando hoy, los chicos se han ido de excursión a Frankfurt.
Al entrar, nos recibe un Gemballa GT en blanco igual que el de la exposición. En un elevador encontramos un Gemballa GT 600 para una revisión periódica. Al lado, un Gemballa Tornado casi finalizado.
Es la primera unidad de una serie limitada a 30 en conmemoración por los 30 años ya cumplidos por la creación de la marca. Basado en el Porsche Cayenne Turbo, el motor se ha potenciado hasta los 721 CV y tiene la firma del ingeniero que ha supervisado ésta modificación como hace por ejemplo AMG. Se han sustituido todos los paneles de la carrocería por las mismas piezas pero fabricadas en fibra de carbono. Las llantas de diseño específico son de 22” unido a el faldón trasero con los pilotos y las cuatro salidas de escape son impactantes. El interior está tapizado con pieles de primera calidad y con detalles de lujo como una nevera en el sitio del apoyabrazos trasero y una pantalla de televisión escamoteable.
Al otro lado de la nave tenemos un Porsche 911 – 991 – al que también le quedan pocos detalles por instalar, el paragolpes con los pilotos traseros y los paneles interiores de las puertas. Una lástima no verlo finalizado porque el negro de la carrocería con los detalles del interior en naranja hacen un bonito contraste. No obstante, a su lado hay un superdeportivo menos común, se trata de uno de los 1.700 Mercedes SLR McLaren fabricados. Es de un cliente que se cansó de tener un simple SLR en plata y optó por personalizarlo con Gemballa. La trasera está terminada y le queda muy bien pero cuándo me asomo al interior, casi dejo caer una alguna lágrima ya que está completamente desmontado.
Como curiosidad, en el taller de Gemballa también reposaba el monocasco de un Porsche Carrera GT siniestrado. El cliente encargó a Gemballa su completa reconstrucción.
Desmontar y volver a montar, una tarea nada fácil
Volvemos al cuartel general de Gemballa. Desde la misma exposición, accedemos al taller situado en la parte de atrás del edificio. Es más pequeño que el anterior y destacan las cajas apiladas y algunos paragolpes en fibra de carbono esperando su turno sobre una mesa. Tan sólo hay un Cayenne al que le están instalando el kit aero II. Bueno, también hay otro coche, listo para su entrega. Es un Gemballa Mistrale – basado en el Porsche Panamera – cuyo afortunado propietario ha pedido una opción que no aparecía en el catálogo de la marca. Una funda que además de cubrir con precisión su coche, tenga dibujado su silueta con todo detalle, para que no tenga que pueda mirar su coche y tenerlo cubierto al mismo tiempo.
Para tranformar un McLaren MP4-12C se tarda entre 4 y 6 semanas, principalmente por el interior. El exterior es sencillo ya que el kit de Gemballa se instala en los mismos puntos de fijación de origen. En cambio, para transformar un Panamera en un Mistrale o un Cayenne en un Tornado son necesarios tres o cuatro meses. Tardan un par de días en desmontarlo, pero volverlo a montar y customizarlo lleva muchas semanas.
Gemballa tiene clientes repartidos por todo el mundo. Algunos tramitan la compra de un coche nuevo y lo estrenan ya modificado y otros quieren modificar el coche que ya tienen.La distribución de ventas se divide casi en partes iguales entre Europa, Estados Unidos y Oriente Medio. Pero generalmente el cliente que opta por un Gemballa es caprichoso y sobre todo busca la exclusividad que no puede hallar en un McLaren o un Porsche original. Entre las anécdotas que nos contó Rainer, la de un cliente que mientras tramitaba el encargo de dos deportivos, el suyo y el de su mujer, no dudó en acercarse al concesionario más cercano para desembolsar más de 20.000 euros en un Smart cargado de extras para su hija.
Durante mi visita, me surgen varias dudas que Rainer accede a contestar amablemente.
¿Qué motores modifica Gemballa? Actualmente, únicamente los motores con turbo de Porsche. Están en fase de desarrollo para aumentar el rendimiento del McLaren MP4-12C
¿Qué hacen con las piezas originales? Los Porsche los desmontan completamente, por lo que es importante dar salida a tantas piezas nuevas, por ello trabajan con varias empresas que se las compran.
Gemballa no fabrica las piezas de fibra de carbono sino que recurre a varios proveedores. Por último, le comento que debe ser doloroso desmontar un Porsche recién salido de fábrica. Rainer me reconoce que sí, que tienen ese sentimiento pero después desaparece cuándo contemplan el resultado final.
Disfrutar con el cielo por techo
Por fin, a la hora prevista, deja de llover aunque las nubes presagian que no será por mucho tiempo. Quitamos el techo – apenas 15 segundos – y volvemos a la carretera que cruza el bosque. Hacemos una parada para realizar las fotografías y me quedo durante algunos minutos observando la silueta del coche.
El diseño es espectacular, me encanta. Las dos jorobas sobre los asientos encajan perfectamente en el conjunto del coche. Es posible que sea el derivado de coupé más armonizado y bien resuelto. Los sutiles cambios de Gemballa hacen aún más espectacular al McLaren MP4-12C Spider original. Ni mucho menos parece lo que entendemos como coche tuneado – con los injustos prejuicios que lleva ésta palabra en España – más bien una personalización, una manera de mejorar lo que ya es excelente.
Toca volver a Leonberg. Dejamos todos los controles en modo Normal ya que aún está el asfalto mojado. Piso a fondo…qué barbaridad. Hay ocho cilindros entonando una sinfonía tras mi cabeza y ésta vez además recibo el aire fresco de éste bosque alemán. Ésto si que es disfrutar.
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Cuándo hablamos de superdeportivos, realmente, ¿Somos conscientes de sus posibilidades?¿Qué son 3,1 segundos? Poco más que un instante, es lo que tarda en alcanzar los 100 Km/h, en poco más, 9 segundos, alcanza los 200 Km/h. De hecho, si pudiera estar pisando a fondo durante sólo un kilómetro, ya estaría circulando a 274 Km/h, aproximadamente la velocidad a la que despega un avión comercial. Estoy conduciendo un coche que multiplica por seis la potencia media de un compacto y que pesa poco más que éstos. Un coche con más potencia que la mayoría de camiones que circulan por nuestras carreteras. Un automóvil que puede alcanzar los 329 Km/h.
En McLaren utilizan Pirelli como proveedor de neumáticos pero Gemballa los cambia en éste coche por unos Michelin Pilot Super Sport, una de las gamas más altas de la marca para vehículos de éste nivel de potencia. A pesar de ser neumáticos de verano, con ellos – sin lluvia intensa – el coche tracciona y frena de manera excepcional incluso sin la carretera completamente seca.
La caja de cambios de siete velocidades sólo puedo calificarla como perfecta. Las marchas se van engranando sin saltos, el empuje es brutal pero progresivo. Lo mismo sucede cuándo reducimos con la leva izquierda antes de llegar a una curva, suavidad. Acelerar a fondo, frenar, reducir, tomar una curva, volver a acelerar…desearía pasar horas repitiendo ésta secuencia.
Si lo comparo con un Ferrari 458 Italia que pude conducir hace un par de años, puedo decir que el Ferrari es más brusco, más temperamental, tanto por caja de cambios como por comportamiento. No es ni mejor ni peor, ni más ni menos divertido de conducir, sencillamente, son diferentes. ¿Cuál me compraría? Ojalá tuviera dinero para tener esa duda. Prefiero pensar en que me tocará el bote del euromillón y me compro los dos.
El Gemballa GT Spider que probamos está a la venta – con impuestos de alemanes incluidos – por 359.000€, un precio que supera en más de 100.000€ de lo que vale un McLaren MP4-12C Spider básico en España. Es el precio de personalizar y multiplicar la exclusividad de un superdeportivo. Sólo queda esperar que Gemballa pueda aumentar el ya excelente rendimiento del motor McLaren como lo viene haciendo durante décadas con Porsche.