Nació en Valencia, España, en 1994. Antes siquiera de empezar a andar, ya mostraba mucho interés por las cuatro ruedas, algo en lo que, sin duda, le influyó su abuelo, gran entendido y apasionado de esta estupenda cultura. Le regaló un Arias-Paz con 10 años.
Tras estudiar un grado en Administración y Dirección de Empresas se mudó a Madrid y se especializó tanto académica como profesionalmente en la industria automovilística, donde siempre se ha sentido feliz y aprendiz. Para él, trabajar aquí es como un juego.
Lleva más de un lustro escribiendo sobre el mundo del motor e intenta contagiar a quienes le leen de su entusiasmo por unas máquinas que, en su opinión, constituyen un estilo de vida más que un mero medio de transporte. ¡Palabra de “petrolhead”!
Javier Montoro es redactor, probador y presentador de vídeo en Diariomotor
Conociendo a Javier Montoro
¿Cómo empezó tu pasión por los coches? ¿Cuál fue el primer coche que te llamó la atención?
Desde muy pequeño, mi abuelo materno me deleitaba con sus coches, tanto a escala como reales. Tuvo muchos y muy originales a lo largo de su vida. Los regalos navideños de mi familia relacionados con maquetas de automóviles pasaron a ser una tradición y actualmente dispongo de una gran colección, sobre todo de modelos de Scalextric.
Aunque eran los últimos años de la década de los 90 y mi memoria está borrosa, pues apenas había cumplido 4 o 5 aniversarios, recuerdo el día en el que acompañé a mi abuelo a recoger un Mercedes-Benz SL 500 de cuarta generación (R129). Su elegante diseño, su brillante pintura plateada y la forma en la que se descapotaba me sedujeron.
¿Qué marcas o modelos de coches tienen un lugar especial para ti y por qué?
Como marcas destacaría Mercedes, BMW y Volkswagen, pues son con las que más he convivido desde crío, pero con el paso del tiempo he de reconocer que me he vuelto un entusiasta de las todas firmas italianas y de varias japonesas. También guardo un lugar muy especial en mi corazón para Ford, pues revolucionó la industria de mi tierra natal. Además, sus chasis son excelentes.
Sobre los modelos, quizá sea tanto o más ordinario. Le tengo mucho cariño al Porsche 911 en cualquiera de sus versiones y añadas, al Lamborghini Miura, especialmente si es SV, al BMW Serie 6 E24, que algún día tendré en mi garaje, y al Maserati Quattroporte, por su aspecto, prestaciones y sonido. Los todoterreno me gustan menos, pero claro, nunca renegaría de un Mercedes Clase G.
Háblanos del coche que tienes actualmente o de aquellos que has tenido en el pasado. ¿Hay alguna historia o recuerdo particular que puedas contar respecto a alguno de ellos?
Desde 2019 soy el orgulloso propietario de una de las 100 primeras unidades que se matricularon en España del CUPRA Ateca, es decir, el primer modelo de la marca una vez escindida de SEAT. No es el mejor en nada, pero lo hace todo bien. Es compacto y fácil de aparcar, pero amplio por dentro y apto para viajar cómodamente. También es un SUV con el que atreverse a salir del asfalto ocasionalmente, pero más ágil y rápido de lo que muchos creen en tramos revirados.
Mi “cuproneta”, que es como le llamo chistosamente, fue el sustituto de un Golf GTI VII de 2013. Evidentemente, era un coche más divertido, pero para una persona con dos metros de estatura que viaja tanto como yo, el Ateca me ofrece más confort y espacio sin renunciar a un rendimiento y un tacto de conducción relativamente emocionante. Aquel Volkswagen fue un presente de mi padre por mi 20º cumpleaños. En realidad fue suyo desde el principio. Lo echo de menos.
El primer coche que pude conducir de manera habitual fue el Mercedes Clase A 150 de mi madre, un monovolumen utilitario que, además de no correr, consumía mucho. Ese modelo (W169) siempre me pareció poco atractivo, pero siempre será el vehículo con el que “rompí mano” y aprendí más que en la autoescuela. Todavía no me planteo un cuarto coche, pero tengo bastante claro que me impulsará un motor térmico hasta que algunos políticos me obliguen a otra cosa.
¿Qué opinas de la cultura automovilística actual, especialmente de las comunidades y eventos que la rodean? ¿Participas activamente en alguno de ellos?
Considero que la cultura automovilística se está perdiendo. Creo que mi generación fue una de las últimas en sentirse muy atraída por estas máquinas y, salvo excepciones, las personas nacidas a partir de la primera década del siglo XXI no demuestran el mismo grado de interés, pues normalmente no se pueden permitir un coche o sus necesidades de movilidad quedan cubiertas por otros medios o modelos de transporte, una lástima.
Yo sí participo, cuando mis responsabilidades me lo permiten, en eventos relacionados con el mundo del motor: desde ferias y exposiciones, hasta competiciones de distintas categorías de automovilismo, pasando por quedadas de aficionados con vehículos tan originales como prestacionales. Además de pertenecer a comunidades como RoadStr, también tengo mis grupos de amigos quemados con los que comparto rutas y comida.
Con el auge de los vehículos eléctricos y autónomos, ¿cómo ves el futuro de los coches? ¿Crees que estas tecnologías mejoran o empeoran la experiencia de conducir?
En industria automotriz se respira tanta o más incertidumbre sobre el futuro que la que muestran sus clientes. Opino que el sistema de propulsión eléctrico es una tecnología de transición hacia algo verdaderamente sostenible, quizá la pila de hidrógeno, pero los BEV todavía tienen muchos inconvenientes y especialmente en nuestro país, donde la infraestructura de recarga causa estragos sobre la popularización de estos vehículos, cada vez mejores y más capaces en términos de autonomía y recuperación de energía.
No creo que un eléctrico sea más aburrido por el hecho de no contar con un cambio de marchas o un sonido de motor térmico. Aportan otra clase de sensaciones a las que un amante de los coches también debería abrirse y ser curioso. La conducción autónoma sí limita enormemente todo esto, pero tiene ventajas indiscutibles sobre la seguridad si las cosas se hacen bien por parte de fabricantes y autoridades. Eso sí, soy un defensor de la libertad, de la convivencia tecnológica y de que sea el consumidor quien decida.
¿Cuáles crees que son algunos de los retos a los que se enfrenta la industria del motor hoy en día?
Diría que el mayor reto del sector, y especialmente de las firmas, es hallar el equilibrio entre las demandas de sus clientes y las imposiciones políticas, al tiempo que encauzan sus soluciones por el camino de la rentabilidad. Probablemente, estas empresas viven el momento más complicado de su historia.
En este sentido, China es una amenaza enorme y ha de ser tratada por los fabricantes occidentales con determinación y una estrategia mercadotécnica en la que los valores de marca, la innovación disruptiva y el entendimiento de las necesidades del conductor y su familia generen una gran diferenciación.
¿Cuál crees que es el futuro de Diariomotor con relación a la evolución de la industria?
No tengo pruebas, pero tampoco dudas, de que Diariomotor seguirá siendo un líder en información sobre el mundo del automóvil, pase lo que pase en la industria. Nuestros lectores seguirán disfrutando de análisis críticos y profundos, haciéndoles partícipes.
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