Las quedadas de coches son siempre divertidas y apasionantes. Bien entendidas, son un lugar excelente para charlar sobre coches con otros aficionados, contemplar maquinaria bien mantenida y bien cuidada, e incluso hacer amistades compartiendo una pasión común. Cuando llegan los problemas es cuando algunos aficionados tratan de impresionar al prójimo, normalmente ante la presencia de cámaras o espectadores. Las salidas de las quedadas son habitualmente uno de los puntos más problemáticos al respecto.
Y no lo comento sólamente por la fama que han ganado los Ford Mustang a la salida de los Cars & Coffee de Estados Unidos – una forma más glamourosa de llamar a las quedadas. No hace falta un Mustang para pegar acelerones y tratar de derrapar con un coche ante un público expectante, teléfono móvil en mano. La prueba fehaciente es el vídeo grabado a la salida de una concentración en Munich, que tiene como protagonista a un precioso BMW 635i con piezas de Alpina. Ante la presencia de público, abandonó el parking cruzando el coche.
En su cabeza era espectacular, pero no supo contravolantear suficientemente rápido – o modular correctamente el acelerador – y el derrape terminó en una violenta corrección contra un bordillo. El bordillo rompió el paragolpes delantero, sacó de su lugar una de las ruedas delanteras y además, rompió el cárter del coche, a tenor de la enorme mancha de aceite que dejó sobre el suelo. El escarnio público se mezcla con la tremenda avería mecánica, provocando un vergonzoso cóctel, que además, era totalmente evitable.
