¿Cada cuantos kilómetros cambias el aceite de tu coche? ¿10.000 km? ¿20.000 km? Cada fabricante estipula un intervalo de mantenimiento recomendado, que muchos propietarios cumplen religiosamente, y muchos otros ignoran, con graves consecuencias para su motor. Ya hemos visto varios casos en Diariomotor, casos en los que el denominador común es un motor completamente destrozado, relleno de una sustancia gelatinosa de color pardo. En esta ocasión vamos un poco más allá: el protagonista de hoy es un viejo Volkswagen Passat, al que han ido a cambiar el aceite con unos cuantos años de retraso.
Sucedió en Brasil. El dueño de un Volkswagen Passat B2 llevó su coche al taller a hacer un cambio de aceite, tras varios años sin hacerlo, con decenas de miles de kilómetros de retraso. A estas alturas queda claro que el motor ha sufrido ya daños permanentes, pero el dueño posiblemente lo ignore. La ignorancia es la felicidad, ¿verdad? Cuando los mecánicos aflojan el tornillo de vaciado del cárter, comienza a emanar de él una sustancia negra, de aspecto alienígena y completamente elástica. Muy similar a aquellos «hilillos» que veía Mariano Rajoy salir de los restos hundidos del Prestige.
El aceite se ha degradado tanto que ni siquiera es ya líquido, es un fluido de consistencia extraña, que siquiera se adhiere a las manos de los que lo tocan. Fluye de forma muy lenta hacia un barreño, que a estas alturas puede que siquiera se haya llenado: su flujo es extremadamente lento. Es una lección para aquellos que estiran sus cambios de aceite más de la cuenta: esto es lo que puede ocurrir en el interior de vuestro motor en un caso extremo. Pensar que ese engrudo tiene alguna propiedad lubricante es como pensar en Donald Trump de vacaciones culturales en Irán: una completa chifladura.
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