ESPACIOS
Cerrar CERRAR
Actualidad

2 MIN

Los cinco apodos más curiosos recibidos por Porsche de carreras

A lo largo del siglo XX, muchos coches han recibido apodos de lo más curioso. Desde las «locas» – los SEAT 124 – o los «Lola Flores» – los Mercedes 170 D, por el repiquetear de su motor diésel – hasta los apodos de alta alcurnia de ciertos coches de competición. La historia de los sobrenombres históricos de algunos coches daría para un artículo en sí mismo, pero en este caso, vamos a centrarnos en los apodos que recibieron algunos Porsche de competición. Una historia que proviene del canal de YouTube oficial de la propia Porsche, y que resulta de lo más curiosa.

El primero de los apodos es el de «rasqueta triangular», un apodo que los Porsche 356 B 2000 GS Carrera GT del año 1963 recibieron a causa de su peculiar forma aerodinámica. Otro apodo más conocido es el de los Porsche 935, llamados «Moby Dick». El motivo era su gigantesco alerón trasero, tipo «cola de ballena», que los convertía en coches de carreras instantáneamente reconocibles. En el caso de los Porsche 904/8, estamos hablando de coches diseñados para competiciones de ascenso, apodados como «canguro». Y de forma un tanto peyorativa: eran coches extremadamente nerviosos y difíciles de conducir.

El penúltimo apodo del que Porsche nos quiere hablar es el de «abuela», un apodo algo extraño si nos referimos a un coche tan ágil y rápido como el 718 W-RS Spyder. El motivo del apodo fue su longevidad en competición, compitiendo sin apenas cambios entre los años 1961 y 1964, a pesar de cambios normativos y una imparable evolución técnica. Por último, no podíamos olvidarnos del «Pink Pig», el icónico Porsche 917/20 decorado con el despiece cárnico de un cerdo. ¿Por qué? El rediseño de su chasis y su carrocería le hicieron crecer, y los ingenieros decidieron decorarlo de esta manera como broma interna.

Fotos de los Porsche 917

Dame tu opinión sobre este artículo

Ni fu, ni fa
Me ha gustado
¡Muy bueno!

Sergio Álvarez

Aunque es técnico en comercio internacional de formación, los coches han sido su pasión (incluso obsesión) desde que apenas levantaba un metro del suelo y sus padres le regalaron un Ferrari rojo a pedales. Su afición se ha profesionalizado en Diariomotor, donde está presente desde 2008. Seguir leyendo...

Firma de Sergio Álvarez
Cargando...