Pikes Peak es uno de esos lugares que debería ejercer una atracción mágica a cualquier aficionado al motor. La carrera hacia las nubes, la llaman en EE.UU. Una competición en la que se han forjado leyendas, leyendas como el «Climb Dance» de Ari Vatanen, que a tantos ha inspirado. Es donde Sebastian Loeb se colgó uno de los galones más importantes de su carrera, y ha sido el lugar escogido por Lanzante Motorsport para darle a su McLaren P1 LM un bautizo de montaña. Creedme, este uno de esos vídeos que muy pocas veces podrán repetirse. Y sí, tienes que verlo.
Lanzante sólo adaptó a configuración de calle cinco unidades del McLaren P1 GTR, que vendió por cifras de en torno a tres millones de euros. Tres hiperdeportivos híbridos de competición, con 1.000 CV de potencia y una eficacia en pista sólo superada por prototipos ad-hoc, como el Porsche 919 Hybrid. Su subida a Pikes Peak se ha llevado a cabo con el tramo cerrado, en un tiempo de unos 13 minutos. Por supuesto que podría haber sido más rápido, pero es un ascenso posiblemente desconocido por el conductor, con 156 curvas – muchas de ellas ciegas, y con una terrible complejidad técnica.
Además de ser asfalto convencional – no el perfecto asfalto de un circuito – las temperaturas varían de forma ostensible entre la salida y la meta, separadas por un desnivel de 1.435 metros. Su meteorología es muy cambiante, y las diferencias en agarre y rendimiento son abismales. Sin olvidarnos del coste de tres millones de euros del coche en cuestión. Aunque la subida se haya hecho a un ritmo tranquilo, no deja de ser impresionante ver a un coche tan especial ascender Pikes Peak.