Con el paso de los años hemos sido testigos de como motores de menor número de cilindros desbancaban a deportivos nacidos en una época en la que tener un propulsor de altos vuelos era requisito indispensable. Así lo demostraron dos de los mayores hitos automovilísticos de este siglo, los Porsche Carrera GT y Lexus LFA. Pero por míticos que sean, ¿pueden contra un Audi RS3 con la mitad de cilindros, un turbo y 400 CV? Vamos a descubrirlo.
Esta misma pregunta se han hecho los chicos de Hagerty, quienes enfrentan a los dos superdeportivos contra el compacto alemán y un Audi 200 modificado. Lógicamente, el más veterano se alza con la victoria gracias a importantes «retoques» en el motor pero, ¿qué hay de los otros tres?.
El Audi RS3 que se atrevió a desafiar al Lexus LFA y al Porsche Carrera GT
Pero antes de hablar de resultados tenemos que conocer las credenciales de todos ellos. Empezando por el Audi RS3 Sedán, nos encontramos con un cinco cilindros turbo de 2.5 litros en sus entrañas que desarrolla 400 CV y 500 Nm de par para firmar el 0 a 100 en tan solo 3,8 segundos.
El Lexus LFA, por su parte, hace gala de un soberbio V10 atmosférico de 4.8 litros que produce 560 CV y 480 Nm de par, cifras que le permiten cubrir el 0 a 100 en 3,7 segundos. Y por último pero no por ello menos importante el Porsche Carrera GT, que recurre también a un V10 atmosférico pero de 5.7 litros y capaz de erogar 612 CV y 590 Nm de par, prestaciones que se gestionan por medio de una caja de cambios manual de seis relaciones para así alcanzar los 100 km/h en 3,9 segundos.
Sobre el papel y al menos en aceleración, el Audi RS3 gana aunque sea por poco pero, ¿qué pasa en el asfalto? Que nos encontramos con un cuarto de milla completado en 11,8 segundos tanto por el RS3 como por el LFA y con un Carrera GT que desbanca a ambos con un cuarto de milla en 11,2 segundos. La moraleja no es otra que, aunque me quedaría mil veces antes con cualquiera de los superdeportivos hoy presentes que con el RS3 sin despreciarlo en ningún momento, los compactos deportivos pueden igualar y superar a los que en su día fueron los coches más rápidos sobre la faz de la tierra.