¿Te imaginas lanzarte a 139,45 km/h en una bicicleta? Y no, aquí no hay truco – recordemos aquella bicicleta con cohetes que ridiculizaba a un Ferrari – hablamos del récord de velocidad en un vehículo de propulsión humana, es decir, movido por un intrépido ciclista que no para dar pedales. También te habrás podido imaginar que, para conseguir esa velocidad, necesitas algo más que un ciclista con unas piernas muy fuertes y rápidas. El perfeccionamiento de la técnica, y un trabajo de planificación y aerodinámica impecable, son imprescindibles para conseguir batir un récord tan increíble como este.
El proyecto AeroVelo Eta (del griego eta η, el símbolo de la eficiencia) nacía de la iniciativa de un grupo de ingenieros, que se propusieron crear la bicicleta más rápida del mundo. Como podrás imaginarte, y aunque la propulsión humana era un aspecto al que no podían renunciar, su diseño tuvo que adecuarse a los requisitos del reto, de manera que el bólido en cuestión es más parecido a un cohete, que a una bicicleta, al menos tal y como entenderíamos cualquiera de nosotros. Ese diseño tiene un objetivo muy claro, el de reducir en la medida de lo posible el rozamiento aerodinámico para conseguir que el movimiento que genere el ciclista en su intento de récord se traduzca en ganancia de velocidad. El escenario en el que se batió el récord no es otro que una inmensa recta, en el área de Battle Mountain, en Nevada, Estados Unidos.
En su primer intento, el 17 de septiembre, consiguieron alcanzar los 137,93 km/h. Al día siguiente, alcanzaron 139,21 km/h. Y dos días más tarde, el 19 de septiembre, llegarían a 139,45 km/h.
Fuente: Aerovelo Inc.
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