En los últimos meses nos hemos acostumbrado a ver al Tesla Model S enfrentándose a todo tipo de deportivos. Una obsesión de sus clientes que ha sido azuzada por la marca mediante versiones tan descomunales como el Tesla Model S P85D de 700 CV, y sistemas enfocados a desarrollar momentáneamente todo su potencial, como el recién estrenado Modo Ridículo. ¿Pero de verdad es este un factor que importe al cliente de un deportivo? ¿Han de preocuparse porque un Tesla eléctrico sea capaz de sacarles dos cuerpos en los primeros metros?
Una carrera de aceleración exige algo más que fuerza bruta, exige tracción. Probablemente el Tesla Model S P85D sea más rápido que la mayoría de los deportivos que conocemos en los primeros metros, por su capacidad de tracción y el empuje increíble que ofrece su motor eléctrico hasta alcanzar grandes velocidades. Momento en el cual, y como se aprecia en este duelo con un BMW M4, todos los esfuerzos del Tesla por mantener la estela de un deportivo como el BMW M4 son inútiles.