Uno de los problemas de las bicicletas eléctricas lo encontramos en el complejo sistema que asiste a la pedalada, que complica la instalación de suspensiones traseras. También limita el margen de maniobra, y la variación de distancias, entre el desviador y el piñón. Para resolverlo, BMW habría diseñado un sofisticado sistema basado en un dispositivo de asistencia eléctrica unido a la suspensión trasera, de amortiguador flotante en el cuadro, y a un brazo pivotante que oscila sobre la marcha para garantizar un recorrido en la rueda trasera de hasta 15 centímetros.
La tecnología ha sido desarrollada por BMW Research and Technology, el departamento que también se encarga de los próximos avances que veremos en diferentes modelos de BMW y, sobre todo, en los modelos de la gama BMW i. Pero dado que el objetivo actual de BMW i no es el de fabricar bicicletas, la marca alemana habría ofrecido su patente a diferentes fabricantes de bicicletas que, como HNF Heisenberg, ya la utilizan en sus productos.
El diseño de BMW permite mayor flexibilidad a la hora de crear diferentes tipos de cuadro, y se encarga de que la tensión de la cadena sea la adecuada en todo momento. Con esta tecnología no solo se pueden crear bicicletas de montaña más avanzadas, con asistencia eléctrica, sino también bicicletas más avanzadas que utilicen cuadros más rígidos. También se antoja como una tecnología segura, especialmente en situaciones delicadas, como descensos, por ofrecer la tracción perfecta en todo momento.
Una auténtica virguería, con un precio que nos tira para atrás. Ya está a la venta en Alemania, por 8.345€, tan cara como algunos turismos. Una pena. Porque estamos convencidos que tiene que ser una maravilla, y altamente adictivo, ascender pendientes con ella y disfrutar más tarde de los descensos. Su autonomía, por cierto, es de nada más y nada menos que 130 kilómetros. Una barbaridad.