¿Qué es la fidelidad? En este caso no hablamos de mantenerte fiel a tu pareja. Hablamos de mantenerte fiel a tu coche, ese compañero leal y servicial que ha estado contigo, a las duras y a las maduras. Una máquina a la que cuidas y mimas – a cambio, te lleva y te trae a donde quieras, sin rechistar. Muchos solemos cambiar de coches frecuentemente, cuando sus achaques no compensan el desembolso económico, o cuando necesitamos un coche diferente. Incluso les «ponemos los cuernos» con el deportivo de los fines de semana, una moto o el coche de la empresa. No es el caso de William C. Putman.
William nació en 1928, y durante años trabajó en un almacén de piezas junto a su difunta mujer, en Florida. Acabaron mudándose a Alabama, donde adquirieron un pequeño taller de neumáticos, un taller que acabaría siendo la empresa que definiría sus vidas profesionalmente. Putman adquirió en 1968 un precioso Buick Electra, una gigantesca berlina de cuatro puertas y 5,71 metros de longitud, cuyo motor más pequeño tenía la friolera de 6,6 litros de cubicaje. En la época era un buen coche, una berlina muy equipada cuyo precio fue de 4.700 dólares – entonces una cifra superior a la de un muscle car.
Desde entonces, William ha recorrido más de 673.000 km sentado en sus cómodos butacones. Aunque ha tenido otros coches, nunca se ha deshecho de su Buick, que sigue conduciendo a diario por las calles de la ciudad de Boaz. Aunque el artículo no lo detalla, es posible que el coche haya sufrido alguna reconstrucción de motor. Lo que es seguro es que un mantenimiento exhaustivo y una conducción cuidadosa son a buen seguro las verdaderas razones de su longevidad. Una bonita historia de fidelidad y pasión por el automóvil.
Fuente: Just Another Car Guy