Existen varias formas de analizar el desgaste y la resistencia de los materiales con los que construimos nuestras carreteras. En España la principal forma de hacerlo es dejar que el propio tráfico lo desgaste hasta niveles inaceptables, y después echar la culpa a quienes gobernaban en la anterior legislatura. Bromas aparte, en otros países se emplea una aproximación algo más objetiva y científica: un «carroussel» de fatiga de pavimentos, una gigantesca estructura capaz de simular en meses el desgaste de décadas de tráfico sobre el firme.
El vídeo que acompaña a este artículo tiene como protagonista a esta máquina, perteneciente actualmente a la Université Gustave Eiffel en Nantes (Francia). La máquina tiene cuatro brazos y su motor hidráulico de 1.000 CV permite que gire a velocidades de hasta 100 km/h – estar a su lado mientras lo hace da, como mínimo, respeto. Gira sobre una pista circular de 120 metros, pavimentada con diferentes tipos de materiales. De esta forma, y girando durante meses sin detenerse, puede medir su resistencia y desgaste a años de tráfico rodado.
Es posible controlar la cantidad de fuerza que ejerce cada brazo sobre el pavimento – hasta 8,5 toneladas por eje, en un máximo de tres ejes instalados por brazo – así como la velocidad a la que gira el conjunto. Las pruebas se suelen realizar a 70 km/h, pero a su máxima velocidad resulta escalofriante ver girar esta máquina tan anacrónica. Aunque a día de hoy las simulaciones computerizadas son cada vez más habituales, es necesario validarlas en condiciones reales mediante sistemas tan curiosos como este.
Aunque parezca que todo está inventado en lo que a firmes respecta, el sector vive una revolución de mano de la sostenibilidad: materiales verdes y reciclados, superficies con carga inductiva… una serie de innovaciones cuyo futuro se decide en este gigantesco «tiovivo».