El señor Ni Haishan es un empresario chino. Le van bien las cosas, y se ha comprado un Ferrari F12 Berlinetta. Ha regalado nada menos que 10 Maserati a sus mejores mánagers, también adinerados. Para celebrar su éxito, en vez de irse a una discoteca o a un crucero, han decidido irse de viaje con sus supercoches. Aplaudimos esta idea, pero no aplaudimos la elección de la ruta. Sólo seis coches terminaron el viaje, y sus dueños aprendieron por las malas que sus coches no eran todoterrenos. Mucho, pero que mucho dolor…
Inspirados en la «Ferrari 15.000 Red Miles» de hace 10 años – en la que Ferrari completó una ruta similar con dos 612 Scaglietti – se lanzaron a la Sichuan-Tibet Highway. Lo que quizá ignoraban es que esta ruta es una de las más duras de toda China. Una buena parte no está asfaltada, y el estado del firme hace que solo todoterrenos sean capaces de circular por ella en condiciones. Los 10 Maserati y el Ferrari del jefe tuvieron que enfrentarse a vadeos de arroyos, socavones de campeonato y roderas de barro.
Casi resulta sorprendente que seis coches terminaran la ruta. Al Ferrari una rueda se desprendió del propio buje, y cuatro de los Maserati abandonaron por averías diversas. Los seis Maserati que finalizaron la ruta hubieron de volver a Chengdu en grúa, pues estaban gravemente dañados. Aunque aplaudo la valentía de usar supercoches para viajes de este calibre, no puedo más que asombrarme ante la mala elección de ruta. Al menos, tendrían que haber esperado unos meses y usar unos Maserati Levante, ¿no?
Fuente: Autoblog
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