Una acción de este tipo es siempre una fechoría, independientemente del lugar o el escenario en el que se produzca. Pero para mayor gravedad del asunto, Bruselas se encuentra en alerta terrorista desde los terribles atentados de París. Hasta el punto en que muchas de las celebraciones previstas para esta Nochevieja, incluidos los fuegos artificiales, fueron suspendidos. Pero no parece que eso fuera suficiente para evitar que unos chavales, de los cuales aún se desconoce su identidad, arrojasen un coche por las escaleras del metro, hasta llegar a los andenes.
Sucedió en la tarde de ayer, en la estación de metro de Clemenceau, tras las celebraciones de Año Nuevo. Por suerte no hubo ningún herido y el coche, por supuesto, se encontraba vacío en ese momento. Pero teniendo en cuenta la hora, el desenlace de esta fechoría podría haber sido peor que el de los daños materiales generados. Según ABC News la estación tuvo que permanecer cerrada durante toda la tarde. Y la única solución que encontraron para recuperar el coche, y extraerlo del andén, fue cargarlo en un tren especial.
Preocupa que haya jóvenes capaces de hacer algo así, pero aún más que un hecho de estas características pueda suceder en una ciudad que durante semanas ha permanecido bajo el control policial, e incluso militar, por el riesgo de atentados terroristas.
Por desgracia, los utilitarios más pequeños y ligeros son a menudo la diana perfecta para las peores fechorías. Según los medios belgas (ver RTBF.be), algún testigo cercano a los autores de la gamberrada habría publicado en las redes sociales que el coche se lo había ofrecido un vecino que quería deshacerse de él, y que habrían comprobado que no había pasajeros esperando en el andén antes de lanzarlo. En cualquier caso no parece que eso les vaya a eximir de su culpa.
Vía: Jalopnik
